EL CLIMA

domingo, 28 de noviembre de 2010

UNA HISTORICA







LA CONOCIAS? FUE LA PRIMER MUJER PERIODISTA DE MEXICO



LEONA VICARIO



María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador nació el 10 de abril de 1789 en la Ciudad de México, hija de Gaspar Martín Vicario, un español peninsular y de doña Camila Fernández de San Salvador, una noble criolla.

Leona Vicario pudo educarse al nivel de los hombres, algo raro en esa época, recibiendo desde niña una sólida formación intelectual que le fue muy útil, ya que le tocó vivir años decisivos en la historia de nuestro país.

Sus padres la apoyaron en lo que quería hacer y se desarrolló bajo su lema de vida: "Me llamo Leona y quiero vivir libre como una fiera". Le entusiasmaba leer y escribir, pero valoraba el trabajo doméstico de igual forma. Sus lecturas eran de lo más diversas y versaban desde los adelantos científicos hasta obras filosóficas, religiosas y literarias.

Cuando aún era muy joven, murieron sus papás, por lo que quedó bajo la tutela de su tío materno y padrino, el abogado Agustín Pomposo Fernández de Salvador.

Leona era una mujer de férreo carácter, que desde un principio comulgó con la causa de la independencia y lo proclamaba sin ningún empacho desde el balcón de su casa.

En el despacho de su tío conoció al joven yucateco Andrés Quintana Roo, pasante de derecho, del que se enamoró. Ambos compartían las mismas ideas de libertad y eso afianzó su relación, a la que se opuso el abogado Fernández de San Salvador, enemigo acérrimo de los insurgentes.

Andrés, que ya pensaba unirse al movimiento insurgente, pidió la mano de Leona a Don Agustín. Éste se la negó, argumentando que el joven era pobre.

Quintana Roo se trasladó a Tlalpujahua, donde se unió a las fuerzas de Ignacio López Rayón y, ante la forzosa separación, la joven buscó la manera de ayudar por su cuenta a la causa de la Independencia.

Leona Vicario, junto con su primo, hijo de su tutor Fernández de San Salvador y su hermana, la Marquesa de Vivanco, tomó parte en la concepción del proyecto insurgente desde el mismo centro de su élite.

Ayudó al movimiento libertario en todo lo que le era posible. Leona distribuía la correspondencia rebelde, recibía en su casa a los jefes, ayudaba a las familias de los apresados y fue miembro del grupo de los “guadalupes”.

Con los recursos para participar libremente, gastó el patrimonio que había heredado, aún sus joyas, enviando a los insurgentes dinero e información acerca de los movimientos políticos y militares que observaba en la capital del Virreinato.

Su principal medio de expresión era la escritura y por esta vía fue una invaluable líder insurgente. Se comunicaba mediante informes en clave publicados en el periódico “El Ilustrador Americano”.

Vicario tomó los nombres de sus personajes literarios favoritos para aplicarlos a los conspiradores “guadalupes” y a los insurgentes en el campo de batalla.

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