EL CLIMA

sábado, 7 de mayo de 2016

DOS RAPIDOS


El foie gras (en francés ‘hígado graso’), llamado a menudo «foie» en España, es un producto alimenticio hecho del hígado hipertrofiado de un pato o ganso que ha sido especialmente sobrealimentado. Según la ley francesa, se llama foie gras al hígado de un pato cebado por sonda (alimentación forzada con maíz), aunque, fuera de Francia, en ocasiones se produce foie gras utilizando la alimentación natural. Para la producción de foie gras se utilizan dichas aves acuáticas migratorias, puesto que disponen de una capacidad natural para acumular grasa en el hígado, sin enfermar, la cual posteriormente utilizan para sus largas migraciones.

Para considerarse foie gras, conforme a la legislación europea, se deben dar las siguientes condiciones: el hígado de estas aves tiene que pesar un mínimo de 300 g en el caso de los patos, y de 400 g en el de los gansos; debiendo haber sido alimentadas mediante un proceso de cebado (Reglamento (CE) nº 543/2008 de la Comisión, de 16 de junio de 2008, por el que se establecen normas de desarrollo del Reglamento (CE) nº 1234/2007 del Consejo en lo que atañe a la comercialización de carne de aves de corral (DO L 157, de 17.06.2008).

El foie gras no es un paté, y por lo tanto difiere del paté de hígado de pato o ganso que sigue otro proceso de fabricación, como cualquier paté de hígado de cerdo, ave u otros. Por extensión, en España se llama tradicionalmente fuagrás a un paté de hígado de cerdo o de ave.






Para saltar, la langosta dispone sus largas y delgadas tibias de sus patas posteriores muy pegadas al cuerpo, cerca del centro de gravedad. Los grandes músculos de la parte más gruesa de la pata (fémur) están conectadas con la cabeza de la tibia. Cuando esos músculos se contraen, la pata se endereza lanzando al insecto al aire.

Con el fin de conseguir la mayor altura posible, la langosta pone su cuerpo en posición aerodinámica, con las alas cerradas, y las patas tiesas y plegadas por debajo del cuerpo. Los músculos de sus patas son mil veces más potentes que un peso igual de músculo humano, por lo que las langostas al saltar pueden llegar a una altura de 50 cm, que equivale a diez veces la longitud de su cuerpo; además, pueden saltar veinte veces su longitud.


Una vez que la langosta haya saltado lo más alto posible, abre sus dos pares de alas todo lo que puede, mantiene las patas totalmente tensas, las alas posteriores inclinadas hacia arriba, y las anteriores curvadas para captar la mayor cantidad posible de aire y comenzar a batirlas rápidamente, propulsándose con creciente velocidad. 

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