EL CLIMA

domingo, 21 de febrero de 2016

LA NUEVA CARAVANA

RECOMENDADO DEL EDITOR 


























Vamos vamos que una nueva semana comienza, y hemos de procurar que comience de la mejor de las maneras, de un modo inmejorable, con nuestra vista puesta en un horizonte amplio, en el cual podamos proyectar, pensar en felicidad, y por supuesto, apoderarnos de ella, para que cada dia que vivamos, nos sea por balsamo al corazon, y nunca por rispidez, aburrimiento o desgano como suele sucederle a algunos.
Amado lector, vamos a meternos despacito en la ultima semana de febrero, y cuando nos ponemos a pensar que al almanaque ya se le empieza a ver la tercera hoja decimos epa, que esto se acelera, pero nadie desespere, hasta los tiempos estan contados, y tenemos por seguro que cada acontecimiento, habra de acomodarse en esa regla perfecta, la cual si somos organizados, sabremos domar como corresponde.
Claro que si, nuestros ojos ven la luz de cada dia, tenemos una percepcion nueva, tenemos un nuevo acontecer, y alli por supuesto estamos para recibir y transmitir en toda ocasion.
Amado lector, avancemos, vamos que marzo se empieza a desperezar y nos mira, y por supuesto que acudiremos a su cita como lo hacemos siempre, como acudimos a la cita de la vida cada vez, como renovando esa pasion diaria por vivir, que nos pone el corazon a vibrar.

besooos LC.


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http://enciclochef.com/

http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0/


SPAGHETTIS A LA CREMA DE ACEITUNAS
NEGRAS, NECESITAMOS


500 gramos de spaghettis
1 chorrito de aceite y sal
200 gramos de crema de leche
Perejil picado
200 gramos de aceitunas negras
Manteca necesaria


Y LOS HACEMOS ASI


Colocar en agua hirviendo la pasta con aceite y sal durante diez minutos. Retirar y escurrir. Derretir la manteca y añadir la crema de leche. Dejar reducir y agregar las aceitunas y el perejil picado. Incorporar la pasta caliente, mezclar y servir.


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psicopedia.org


http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/


La avaricia rompe el saco

La actitud neurótica básica del eneatipo cinco es la avaricia: un cinco puede acumular tiempo, energía, dinero, conocimientos, disponibilidad emocional, espacio… todo para hacer acopio de “provisiones” y sentirse protegidoo.

Aunque es sensible, huye de lo emotivo para refugiarse en su mundo intelectual (teorías, libros, conocimientos, ideas…) Distante, cerebral, diplomático, solitario, con poca energía y a veces frío, tiene dificultades para pasar a la acción y para conectar en profundidad con los demás.

La avaricia del cinco no es tanto egoísmo sino más bien una actitud de retener, de no dar. Para el cinco, dar significa perder. Como siente que tiene poco, cree que si da lo poco que posee se va a quedar sin nada.

Ese “no dar” puede manifestarse de muchas maneras, pero su forma principal es la de no entregarse del todo a los demás, retirándose emocionalmente ante cualquier contacto que considere demasiado expuesto o que le haga sentirse invadido.

La avaricia es “un pozo sin fondo que agota a la persona en un esfuerzo interminable de satisfacer su necesidad sin alcanzar nunca la satisfacción“, según Erich Fromm.

La actitud avariciosa nunca sacia y hace que el codicioso crea que lo que entrega nunca volverá, pero sobre todo el problema radica en la incapacidad de proveerse a sí mismo de aquello que entrega a los demás. 

Queremos aclarar que cuando hablamos de este “no dar” nos referimos a una actitud que puede ser consciente o inconsciente. Aunque también podría aplicarse a lo material, sobre todo se pone de manifiesto en la entrega de uno mismo y a un nivel más emocional y profundo, como ofrecer amistad, amor, comunicación, confianza, tiempo, intimidad, etc… Se podría decir que hablamos más bien de tacañería emocional.

El valor real del desapego es el acto de dar en sí mismo. Confiemos en que aquello que dejamos ir sin expectativas, nos volverá. Si esperamos una recompensa al dar, en ese momento nos cerramos a las miles de opciones que existen de que recibamos de manera distinta a las que imaginamos. Cuanto más abiertos estamos al dar, más lo estamos también al recibir.

En el momento que entregamos algo, normalmente nuestro ego quiere que se le “premie” o se le “felicite” en busca de un reconocimiento externo. El problema es que si damos para que nos reconozcan la entrega, el acto de dar deja de ser generoso y se convierte en mercantilismo: yo te doy o para que vean lo generoso que soy, para que me lo agradezcas o para que me lo devuelvas.

Si tu ego se activa en un acto que crees que es generoso y desinteresado, puede ser señal de que no estas preparado para dejar ir lo que estás tratando de dar, que tengas algún tema pendiente de resolver y de que es momento de empezar ser más generoso contigo mismo.


Te proponemos un pequeño ejercicio: realiza un acto generoso sin que nadie lo sepa, y después… agradécetelo a ti mismo!


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www.ecoportal.net


Perdonar no es nada fácil y mucho menos cuando nuestro ego y orgullo se alian para que lo consideremos un regalo inmerecido que hacemos a quien nos ha agraviado. Sin embargo, no es el destinatario del perdón, sino la persona que lo concede, quien más gana con él. Perdonar es un acto de empoderamiento con el que nos liberamos de una nociva carga emocional que afecta a nuestras relaciones y nos impide avanzar.

Para disolver el rencor es necesario un perdón sentido, sincero y auténtico. Esto no quiere decir que haya que olvidar los recuerdos dolorosos o negar el derecho a hacer justicia a la persona que ha sido herida. Puede que perdonemos a alguien pero sintamos la necesidad de proteger a futuras victimas o excluir al perpetrador de nuestras vidas o de la sociedad. Y tampoco significa tener que entender al otro; si bien es más fácil superar el resentimiento si se conocen los motivos que han llevado a la otra persona a hacer daño, muchas veces no existe una explicación lógica, y lo unico que conseguimos si seguimos ese camino es adentrarnos en un laberinto de difícil salida.


El perdón consiste en renunciar a esos sentimientos de ira, resentimiento y dolor; en pasar página y olvidarse de la venganza; en liberarnos del rencor acumulado y en dejar que cicatricen nuestras heridas. No en vano, la raíz griega de “perdón” significa “cambiar y alterar”. De ahí que perdonar sea una oportunidad para limpiar nuestro presente, cerrar las puertas al pasado y construir un buen futuro.



¿TE HACE FALTA UN MASAJISTA? TENEMOS EL 
MEJOR

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