EL CLIMA
domingo, 21 de febrero de 2016
QUE INTERESANTE
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Los judíos han utilizado históricamente nombres patronímicos. En el sistema patronímico judío, el nombre es seguido de ben o bat (“hijo de” e “hija de”, respectivamente) y luego el nombre del padre. También es frecuente encontrar "hijo de" en arameo, bar. Así, por ejemplo, si tomamos de "raíz de apellido" el nombre de Abraham: hijo de Abraham es "Ben Abram" en hebreo, e "hija de Abraham" es "Bat Abram". Mientras que en arameo es "Bar Abram".
Los apellidos de origen hereditario que existen hoy en día, comenzaron a utilizarse entre los judíos sefarditas en Iberia y en otros lugares en los siglos X y XI; y no se extendieron a los judíos asquenazí de Alemania o Europa del Este hasta mucho más tarde.
La forma patronímica utilizada en la antigüedad se sigue usando en la vida religiosa.
Los apellidos no eran desconocidos entre los judíos de la Edad Media, y como los judíos comenzaron a integrarse más con sus conciudadanos, la práctica de utilizar apellidos, además del nombre “sagrado”, empleado sólo en la vida religiosa, creció rápidamente. Por supuesto, entre los sefardíes esta práctica era común casi desde el momento del exilio de España y, probablemente, se hizo aún más común como consecuencia del ejemplo de los marranos, que al aceptar el cristianismo adoptaron en la mayoría de los casos los apellidos de sus padrinos. Entre los askenazí, cuyo aislamiento de sus conciudadanos fue mayor, el uso de apellidos hereditarios sólo empezó a ser común en el siglo XVIII
La mayoría de los apellidos se formó a partir de palabras de la lengua alemana (lengua oficial del imperio). Algunos de estos apellidos se referían a la ocupación, otros reflejaban las características personales, referencias a la naturaleza, etc.
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