Los pensamientos, ilusiones, sueños y emociones pasan por nuestro cuerpo.
El cuerpo sustenta nuestra cabeza, la cual es el centro de mandos para todo cuanto acontece en él. Hay que cuidar nuestro cuerpo a fin de estar siempre fuertes, poder luchar mejor ante la adversidad, evitar la depresión, enfermedad y dolores… No descuidemos nuestros cuerpos.
Quiero que te mires al espejo, ¿qué ves? ¿Cómo es tu cuerpo?
¿Es acorde a tu edad? ¿O fue víctima de tus excesos y abandono? ¿Te agrada lucirlo? ¿Lo escondes? ¿Cuánto tiempo le dedicas a tu cuerpo?
La mayoría de los seres humanos(tanto hombres como mujeres)vivimos en una transparencia cotidiana que nos lleva a actuar sin mediar consciencia exacta sobre cada movimiento que emprendemos. Parte de esa transparencia nos hace olvidar de nuestro cuerpo como todo, y no concentramos en una parte -la cabeza– como centro de comando de todo lo que acontece.
Sólo cuando nuestra transparencia se ve irrumpida, reconocemos otros espacios en nosotros mismos que no teníamos presente.
Es el caso, por ejemplo, de algún accidente o enfermedad de temporada, la transparencia de salud se ve coartada por la enfermedad o evento fortuito. Entonces, recién en ese momento “reconocemos el valor salud”, o “aquella parte del cuerpo que se ve afectada” o “ la maravillosa experiencia de trasladarnos cuando debemos hacer reposo y quedarnos quietos en la cama”.
Esta transparencia, este discurrir con la jornada, es también uno de los factores que a la hora de cuidar nuestro cuerpo afecta la salud y estética del mismo. Vivimos embotados en nuestros quehaceres y obligaciones y cualquier situación fuera de ella no nos resultan “importantes”. Nuestro foco de atención está en otro lado, lejos de nosotras; y un día cualquiera nos miramos al espejo y “caray el cuerpo ha cambiado”.
Pero, ¿cómo es entendido el cuerpo humano? Veamos…
Nuestro cuerpo siempre ha sido objeto de estudio y reflexión; para Platón “el cuerpo era la cárcel que aprisionaba el alma, era un animal feroz que ponía en guerra los ideales del alma”. Con Aristóteles la mirada cambia pues “el cuerpo deja de ser un objeto malo y pasa a identificarse con el hombre mismo, ningún hombre puede ser pensado sin su cuerpo”. Durante la edad media “el cuerpo es considerado morada de Dios, el hombre es cuerpo y alma, ambos son creaciones buenas”, y por último desde la sociología “el cuerpo es el instrumento que nos permite todas nuestras actividades humanas”. ¿Lo habías pensado?
Todas las acciones humanas necesitan de un cuerpo para manifestarse; ir y venir, comunicarnos, relacionarnos, correr, brincar, amar, enojarnos, todo remite a una forma corpórea.
Los seres humanos somos una coherencia entre “el cuerpo, el lenguaje y las emociones” vivimos interrelacionados; si un área se afecta en forma tóxica o negativa, las otras también. Cuando estamos tristes, angustiadas o enojadas; nuestra cabeza nos habla sobre el evento o la persona con la que sentimos eso de forma limitada, negativa, grotesca;
las emociones que sentimos son acorde a las palabras de la mente, y nuestro cuerpo se tensa, se vuelve pesado, rígido.
Toda emoción o pensamiento, pasa necesariamente por nuestro cuerpo.Por eso es fundamental cuidarlo, mimarlo y reconocerlo. Es a través del cuerpo que podemos ser quienes somos.
5 Pasos básicos para cuidar de tu cuerpo:
- Alimentarte en forma adecuada; es decir en base a una dieta equilibrada que te brinde todos los nutrientes necesario.
- Beber agua; hacer una ingesta de agua de ocho vasos al día para mantenernos hidratadas.
- Hacer ejercicio, ponerte en movimiento, la vida es acción, incorpórate a las clases que más te gusten, camina, haz yoga, clases de baile, lo que te gusta, pero ponte a ritmo con el universo.
- Relájate, consiéntete una vez al día. ¿Cómo? Toma un rico baño, inmersión o duchas, usa fragancias frescas, escucha música tranquila, haz alguna meditación, o lectura que enriquezca tu alma.
- Haz lo que te gusta; date gusto de leer, o mirar el programa que te divierte o atrae, de ir al cine, o tomar un tazón de café en el bar de la esquina, comprar esa blusa que quieres desde hace rato, llenar la casa con flores, salir con amigas.
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