EMBARAZO PSICOLOGICO
Un embarazo psicológico (también llamado imaginario, utópico o pseudociesis) se da cuando una mujer cree estar embarazada sin estarlo realmente y presenta, además, la mayoría de los signos y síntomas gestacionales. Es un problema psicológico en el que el principal desencadenante suele ser el deseo desmedido de ser madre.[1] La pseudociesis también puede darse en varones aunque con una frecuencia mucho menor, así como también en animales de compañía.[2
Cuadro Clínico
- Trastorno del ciclo menstrual, que varía entre la amenorrea y la hipomenorrea, de una duración aproximadamente de 9 meses, es decir, el tiempo que dura el embarazo real.
- Aumento del volumen abdominal, sin borramiento del ombligo, originado por la posición de lordosis que toma la mujer y por la distensión de los músculos abdominales. El ombligo invertido permite establecer el diagnóstico diferencial con el verdadero embarazo.
- Modificaciones en las glándulas mamarias consistentes en turgencia, secreción de leche y calostro, pigmentación y aumento de tamaño de las papilas.
- Sensación subjetiva de movimientos fetales.
- Ablandamiento del cuello uterino, acompañado de signos de congestión. Aumento del volumen uterino, cuyo tamaño varía de 6 semanas a 8 meses.
- Náuseas y vómitos. Puede haber constipación y aberraciones del apetito.
- Aumento de peso, generalmente mayor que los verdaderos embarazos.
- Algunas pacientes pueden presentar niveles elevados de gonadotropina.
El margen de coexistencia de los síntomas mencionados varía según los casos. Sin embargo, en ocasiones, la sintomatología se presenta de forma completa. Una forma de confirmar que no es un embarazo real es buscando con la Maniobras de Leopold el fondo uterino, al palpar el abdomen se sentirá una forma de extrema rigidez. Otra manera es buscar el foco cardíaco fetal el cual se encuentra ausente pudiendo sólo encontrar el latido de la aorta descendente.
Causas
La causa principal de este suceso parte del deseo incontrolable de tener un hijo, sin embargo, hay otros factores como: la necesidad de fortalecer aun más los nexos conyugales o sentirse joven y productiva.
Son las mujeres las que están más propensas a desarrollar un problema de este tipo, sin embargo, hay casos extremos en los que se llegan a presentar en algún hombre, pero en las mujeres pueden ser: jóvenes recién casadas, solteras jóvenes que tienen miedo a quedar embarazadas cuando su vida sexual está activa, mujeres de edad avanzada temerosas de llegar a la menopausia, personas estériles y aquéllas que se han vuelto a casar por segunda ocasión y desean darle un hijo a su actual esposo.
Cuando la mujer es dependiente del marido y el pensamiento de un hijo llega para tener la creencia de que así se tendrá el absoluto control de la atención de la pareja; cuando se desea complacer en todo al esposo; cuando se tienen problemas maritales y la posibilidad de un embarazo se convierte en una solución para salvar el matrimonio, y cuando se piensa que un hijo reforzará los lazos matrimoniales y se vuelve obsesivo.
Embarazo psicológico animal
El embarazo psicológico no sólo se da en las personas. Este problema es mucho más común en los animales, en concreto en los perros, que cuando padecen este problema cogen un objeto determinado al que le atribuyen el papel de hijo y se responsabilizan de él como si lo fuera.
¿Cómo diferenciar una pseudopreñez?
En la "pseudogestación" o "embarazo nervioso" de las perras afectadas se observan los mismos síntomas y las mismas variaciones hormonales que en las hembras preñadas. Se producen cambios en el comportamiento, las perras comienzan a reunir diversos objetos para hacer un nido, aumentan de peso e incluso comienzan a secretar leche por las mamas, haciendo muy difícil el diagnóstico diferencial entre una gestación verdadera y una pseudogestación, guiándose solamente por estos signos.
Esta alteración no despierta una llamada de atención por parte de los dueños de las mascotas hasta que comienza a observarse el síndrome de lactación nerviosa, el cual generalmente es motivo de consulta al veterinario, donde se manifiesta una inflamación de las mamas, con secreción de leche, excitación y frecuentes lamidos, los cuales mantienen la continuidad de la lactación por un reflejo neurohormonal semejante al que se produce naturalmente cuando los cachorros se están amamantando.
¿Cómo debemos actuar ante esta situación?
El tratamiento, que debe estar controlado por el profesional veterinario, consistirá básicamente en la administración de hormonas antiprolactínicas, en la reducción de la ingesta hídrica (menor consumo de líquidos) y, según el cuadro presentado, la aplicación local sobre las mamas de cremas astringentes o de paños fríos con vinagre de alcohol, evitando el masaje de los pezones por parte del dueño durante estas maniobras e impedir que la perra se lama los pezones colocándole un collar especial denominado genéricamente "collar isabelino" para interrumpir el mantenimiento de un "círculo vicioso" (retroalimentación positiva) que perpetúe el estímulo de lactación.
Causa extrañeza comprobar que este fenómeno se produce más comúnmente en las perras hogareñas, en las cuales existe un gran apego y sumisión a sus amos, que en las de los criaderos, siendo desconocido el motivo de estas diferencias, postulándose que en los criaderos, las hembras son servidas a temprana edad y estén preñadas durante casi todo su ciclo reproductivo o quizás influyan otros factores ambientales y conductuales no determinados.
Es habitual que en las perras predispuestas, la ocurrencia de estos trastornos se repitan en cada ciclo sexual y, aunque estas hembras se preñen, pueden volver en ciclos posteriores a recidivar (repetir nuevamente el cuadro de pseudogestación).
El único tratamiento definitivo que evita las recidivas es la ovariectomía (extirpación quirúrgica de los ovarios), el cual impide, lógicamente, los riesgos de preñeces (deseadas o no) y además disminuyen los riesgos de ocurrencia de tumores mamarios hormona-dependientes.
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