EL CLIMA

sábado, 19 de junio de 2010

LA PELUQUERIA













LA PELUQUERIA


El cabello ha sido siempre considerado como un elemento de cambio en un constante devenir del desarrollo y las modas; así ha sido la historia de la peluquería, así se ha dibujado el paso del ser humano en el tiempo, relacionado con este elemento mágico, social y ornamental, llamado cabello. En un recorrido por la historia de la humanidad descubriremos el pelo, como una de las principales señas de identidad más características de cada persona en relación a la evolución del cuidado capilar.. Es la referencia más antigua que se tiene sobre la existencia de cuidados, productos y vanguardias.

Los cambios más significativos en cosmética se comienzan a gestar en el antiguo imperio Egipcio

En el Imperio que creció a orillas del Nilo, era frecuente, como hemos podido observar en distintas películas y documentales, hombres con la cabeza totalmente rasurada; no así los sacerdotes y los miembros de las elites gobernantes. Estos se desmarcaban con un símbolo de distinción entre la plebe, esclavos y súbditos; el cabello con diferentes peinados, colores, pelucas de pelo lacio y cabello natural, así como, valiosos tocados de oro y piedras preciosas.
En esta época se comienza a hablar ya de los pigmentos de origen vegetal para el cabello. El descubrimiento de las propiedades colorantes de la hena dio a las féminas la posibilidad de obtener en sus cabellos colores rojizos y caobas.

Gracias al avance en las comunicaciones (marítimas y terrestres del mundo egipcio) y a los constantes conflictos, las costumbres se propagaron más rápido por el Mediterráneo. Así por ejemplo, el mundo griego, impregnado de sabidurías de oriente y occidente, entre lo terrenal y lo divino, creó un culto al cuerpo propagado y alimentado de leyendas e ideales de belleza. En esta búsqueda de la perfección divina en la que estaban inmersos, no solo cultivaban su cuerpo, también su rostro y pelo; Los peinados tenían muchos detalles, de los que tenemos referencia gracias a las esculturas. Estas nos muestran mechones cortos que rodeaban la frente, melenas largas recogidas y a diferencia de los egipcios, mucho movimiento expresado a través de la ondulación del cabello.

Es en la sociedad helena donde aparecen por primera vez las academias de peluquerías regentadas por esclavos que adornaban, engalanaban y embellecían las filosófales cabezas de los griegos (ciudadanos).

Será la tierra de Rómulo y Remo la heredera directa de los gustos y aficiones griegos. Así, también adoptó el concepto de la belleza física y, por ende, la preocupación por observar la belleza de sus cabellos.

Una grata sorpresa para las mujeres romanas sucedió cuando vieron a las cautivas que trajo Julio César de las Galias, que lucían unos hermosos cabellos rubios, a los que quisieron imitar. Es este el origen del gusto por la belleza nórdica, es partir de este momento cuando se realizaron pruebas para aclarar el tono del pelo, predominando el compuesto de sebo de cabra y ceniza de haya, pese a que no resultaba demasiado saludable para el castigado cabello.
Los peinados fueron variando, teniendo en cuenta la larga duración del imperio romano y la influencia que fue recibiendo del contacto con los diferentes pueblos que iban conquistando. Podemos hablar de los más habituales como el cabello rodeando la cabeza, la melena con rulos y el cabello recogido y trenzado.

Ya en esta época, se practicaba la peluquería en forma permanente, surgiendo especialidades según qué se realizara: peinado, color, postizos, etc.

Tras la caída del Imperio Romano, comienzan dos períodos antagónicos: la Edad Media, una era en la que las libertades limitaban la expresión del ser, y el Renacimiento, donde el hombre encontró un espacio más abierto para pensar y crear.

El Cristianismo comienza a imponerse en los diferentes estados, triunfando la austeridad por encima de la coquetería.

Poco avanzó durante la Edad Media, época de cruzadas y oscuridad artística, lo que sería, mas tarde, la poderosa industria de la belleza. Como la actitud era muy recatada, las mujeres se limitaban a usar sus cabellos con una sencilla raya al medio. Usaban trenzas -muchas veces postizas- que rodeaban sus cabezas. No se buscaba demasiado el cambio en el color del pelo porque no era muy bien visto. Además, existía la costumbre de usar túnicas que cubrieran totalmente la cabeza, lo que también impidió un desarrollo considerable de la peluquería en esa época.


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