El principal propósito del Éxodo es mantener vivo en la memoria del pueblo hebreo el relato fundacional de sí mismo como nación: la salida de Egipto y la consiguiente liberación de la esclavitud. A través de su huida y la búsqueda de la Tierra Prometida, el judío adquiere conciencia de su unidad étnica, filosófica, cultural y religiosa por primera vez.
El Éxodo establece también las bases de la liturgia y el culto, y está dominado en toda su extensión por la figura del legislador y conductor, el patriarca Moisés.
Como en muchos otros [libros históricos], la historia que se narra aquí está muy lejos de la definición científica moderna, pues se trata de una historia religiosa y cultural antes que bélica, diplomática o política.
Es una historia popular, que se esfuerza por convertir la posible expulsión de Egipto1 en una gran epopeya nacional, despreocupándose del todo por los aspectos fácticos y académicos.
El alfabeto hebreo apareció finales del siglo VIII a. C. Después de siglos de tradición oral, los relatos pasan a la forma escrita, sufriendo las lógicas modificaciones y mitificación.
Teniendo en cuenta los hallazgos arqueológicos y los abundantes documentos egipcios de la supuesta época del éxodo, se llega a la conclusión de que no hay ninguna evidencia que el éxodo sucediera de la manera como en la Biblia se narra.Aunque la Biblia no cita al faraón del Éxodo por su nombre, sí da la fecha exacta del Éxodo. En 1Reyes 6:1 se lee que Salomón comenzó a construir el Templo en el cuarto año de su reinado, 480 años después que los hijos de Israel salieron de Egipto. La mayoría de los estudiosos de la Biblia estiman que el cuarto año del reinado de Salomón era el año 967 a. C. Luego la fecha de Éxodo fue 1447 a. C. (967 + 480), cuando gobernaba Tutmosis III, o Amenofis II, pero no hay ningún documento ni resto arqueológico egipcio que confirme este acontecimiento.
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