EL CLIMA

miércoles, 3 de agosto de 2011

RELACIONES

Reuters

RELACIONES

Lo veía una vez al mes, un fin de semana. Era ideal. Comíamos rico, regaloneábamos, íbamos al cine, salíamos y después se iba. Al principio era muy romántico y se ajustaba a mi ritmo trabajólico de vida, pero después de seis meses empecé a sentirme muy mal. Lo echaba de menos todo el día. Hablábamos siempre, pero comencé a darme cuenta que la relación la tenía con el teléfono porque él nunca estaba conmigo. Era como si estuviera pololeando con un fantasma o un hombre casado. Decidí terminar cuando me enteré que tenía otras mujeres donde vivía y comencé una terapia que me salvó la vida”, relata Violeta Díaz (32 años).

Su caso no es único sino que más bien universal porque refleja el tipo de relación que se construye, cuando ambos viven en distintas ciudades aunque siempre existirán sanas excepciones.

Antes de aceptar o entablar una relación así es importante conocer las bondades y los inconvenientes que se tendrán al vivir el amor a la distancia.

Lo primero, hay que mencionar que es un gran desafío. Porque si ya es un trabajo estar en pareja, se puede venir cuesta arriba cuando el cotidiano solamente se da de manera virtual.

“Creo que para enfrentar cualquier relación es necesario haber tenido experiencias de desarrollo personal, de encuentro con mis carencias y hacerme cargo de esas falencias para no proyectarlas en el otro, y desde ahí ir construyendo una relación”, explica Paulina Alfaro Morales, psicóloga transpersonal (paulimed@gmail.com)

Esto es lo ideal porque depende de los objetivos que tenga cada persona para estar en pareja. Es por amor, compromiso, diversión, soledad, miedos o el conocido “peor es nada”.

Sobre las contrariedades que puede presentar el amor de lejos, hay varios dichos populares que dan pistas de ello, como: “amor de lejos, amor de pendejos”, “ojos que no ven, corazón que no siente”. Es decir, casi siempre ha sido definido como un amor sin compromiso (aunque las nuevas generaciones están muy comprometidas) que no tiene proyecciones y donde los engaños son frecuentes. En otras palabras, una relación light que no trascenderá.

Por otro lado, como falta la presencia del otro, en forma constante, se harán comparaciones sobre la vida en pareja que llevan los amigos, a diferencia de la que se tiene, donde siempre en los eventos sociales se aparecerá sin esa compañía lejana.

En otro plano, se puede llegar a pagar excesivas cuentas de teléfono o dinero en pasaje para ver al pololo o polola. Es que hablar horas por celular, viajes cortos y regalos varios, cuesta caro y desequilibra el presupuesto más de lo esperado.

Además, si no hay frecuentes visitas “se puede caer en una sensación de vacío, aumentar tus penas, dolores y en definitiva, sentir la necesidad de terminar la relación”, comenta la psicóloga.

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