EL CLIMA

martes, 4 de agosto de 2015

ANIMALES. Conocemos al EMU



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EL EMÚ en pasadas épocas era muy común y se extendía en gran parte del continente australiano pero hoy es muy raro verlo. En el siglo XIX vivía aún en Tasmania una especie afín, ya extinguida: Dromiceius diemenianus.

Descripción

El emú es, luego del avestruz africano, el ave de mayor tamaño existente. Es un ave que no vuela, pero en compensación es una extraordinaria corredora, pudiendo desarrollar velocidades promedio de 50 km por hora.




Hay muy poca diferencia de color entre los dos sexos. El plumaje es de un color marrón pálido manchado de gris oscuro. Las plumas del cuello y cabeza son casi inexistentes dejando visible la piel, que en estas zonas es de color azul pálido. Sus alas son tan pequeñas que son prácticamente invisibles cuando las tiene contra el cuerpo.

Comportamiento

Acostumbra a vivir solitario, en parejas o en pequeños grupos de tres a cinco individuos.

Son animales nómadas, que se desplazan grandes distancias en respuesta a los cambios en la disponibilidad de alimento. En Australia occidental, habitualmente se dirigen hacia áreas donde recientemente ha caído una buena cantidad de lluvia.

Distribución

Si bien los emúes vivían en Australia, en Tasmania y alguna otra isla de los alrededores, hoy en día su área de dispersión se limita a Australia, ya que en los otros lugares se encuentra extinto. Se distribuye en todas las áreas, exceptuando selvas y zonas donde se ha eliminado la vegetación nativa. Es raro encontrarlo en desiertos y en el norte del país.

Hábitat

Su hábitat más común son las zonas boscosas y las sabanas, y en menor proporción, las áreas habitadas por el hombre y zonas de terrenos áridos. Se lo encuentra en áreas desérticas únicamente luego que grandes cantidades de lluvia hayan causado el crecimiento de hierbas y pastos con los cuales poder alimentarse.

Alimentación

Esta ave corredora se alimenta principalmente de semillas, brotes, frutas, vegetales, pero también de ciertos insectos y pequeños vertebrados. En algunas estaciones come solamente fruta. En estado salvaje no comen pasto seco ni hojas maduras, incluso aunque haya una gran disponibilidad.

Para ayudar a machacar alimentos duros, en ocasiones tragan pequeñas piedras, las que mantienen en la molleja por largos períodos de tiempo, incluso más de 100 días. Suelen viajar grandes distancias para encontrar áreas donde abunde el alimento.

Reproducción

La puesta suele componerse de siete a doce huevos granulosos, de color verde oscuro. El nido consiste en un hueco en el suelo, preferentemente en lugares arenosos. La incubación dura entre cincuenta y cuatro y cincuenta y ocho días y corresponde al macho, así como también el cuidar de las crías. Durante el período de incubación, el macho no come, no bebe, no defeca y no se levanta del nido, más que para dar vuelta los huevos, cosa que hace unas 10 veces al día. Esto le hace perder un tercio de su peso y sobrevive gracias a grasas acumuladas en su cuerpo y al rocío matinal que pueda alcanzar desde el nido. El macho abandona la incubación poco antes de que se rompa el cascarón. Las crías miden al nacer unos 25 centímetros de alto y se desarrollan con gran rapidez. Llegan a su tamaño máximo en 12 a 14 meses, pero pueden quedarse dentro del grupo familiar por otros seis o siete meses antes de separarse de este para procrear.

Los pequeños emúes, es caso de quedar huérfanos, son adoptados por otro padre, quien los criará junto con sus propios pequeños. En estos casos se han visto grupos de hasta 40 crías junto a un padre.

En libertad los emúes viven de 10 a 20 años. En un cautiverio se ha registrado una longevidad máxima de 16,6 años.

El Emú y el hombre

El emú no se muestra tímido en regiones donde no se ha enfrentado con el hombre blanco, su enemigo, y con frecuencia se acerca sin temor a los campamentos de los pastores indígenas. Causa destrozos en los cultivos, razón por la cual se lo caza, y a esta persecución se debe que esté hoy en peligro de desaparecer de ciertas zonas. Sin embargo, en varias zonas, las actividades humanas los han beneficiado. Un ejemplo de esto es la instalación de bebederos para ganado, en lugares donde era muy escasa el agua, los cuales son también aprovechados por los emúes. Por tal motivo el emú no se considera en peligro de extinción.

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