EL CLIMA
sábado, 29 de septiembre de 2012
GASTRONOMIA DE BRASIL
ROUGE DE PERFIL
PUBLICACIONES DE EDITORIAL PERFIL
Dicen que la alegría no es sólo brasilera pero no es fácil sostener esta afirmación después de viajar a Brasil. Parece un clisé pero quien cruzó la frontera sabe que el clima, la música y el buen humor de la gente se contagian de manera rápida. En Buenos Aires, hay dos lugares atendidos por brasileños que ofrecen comidas de este país.
Boteco do brasil:
Este restaurante, ubicado en Bonpland y Niceto Vega, abrió hace poco más de un año de la mano de la brasileña Leila y su socia argentina, Paola. La cocinera del lugar, Fernanda, es de Río de Janeiro. Leila, oriunda de San Pablo, es diseñadora de indumentaria y asegura que abrió el local como una forma de congregar a los brasileños que estaban de paso o viviendo en Buenos Aires.
“Hace años que vivo en Argentina y perdí mucho contacto con los brasileños. Por eso sentía necesidad de conectarme con ellos”, dice Leila. Por su parte, Fernanda agrega que los brasileños expatriados siempre se vinculan a través de la gastronomía y la música. “Los miércoles se juntan en Maluco Beleza y los domingos hacen capoeira en Plaza Francia”, dice.
El plato más emblemático que se sirve en el restaurante es, sin dudas, la Feijoada (porotos negros con carne y chorizo, acompañado con arroz, acelga salteada, farofa y banana). Fernanda y Leila también sugieren probar el Prato Feito Carioca (arroz, porotos, carne, huevo, farofa y papas fritas) y el Strogonoff (de carne o pollo con salsa rosa y champiñones).
También son populares las moquecas, un plato hecho a base de pescados. En Boteco, recomiendan la moqueca de camarón (que viene con una salsa a base de leche de coco y aceite dende). El acompañamiento de este plato, y de todos los otros, es el arroz, una costumbre que viene de los pueblos africanos.
En el local se ofrece a su vez una gran variedad de jugos de frutas como el maracuyá, el mago, la guayaba y el açaí. También hay tragos con alcohol, como la caipirinha o el batido de coco con cachaça, mango y naranja. De postre, se puede pedir un manjar branco (flan de coco con salsa de ciruela), mousse de maracuyá, pudim con leche condensada, beijinhos o brigadeiros.
En Boteco (que significa “bodegón”) se organizan “tardes de novela” todos los días. Allí acude un grupo de diez chicas y señoras del barrio a ver la novela de la tarde en el televisor del lugar. Los domingos al mediodía, además, hay música brasileña en vivo. El precio primedio de la comida es de $80 por persona con entrada y un trago. Al mediodía hay menúes por $39.
Me leva Brasil:
Enfrente de Plaza Armenia, hace diez años funciona este restaurante brasileño inaugurado por Horacio, argentino, y su esposa María Silvana, oriunda de Fortaleza. “Mi mujer era la cocinera de la Embajada de Brasil y nosotros siempre participábamos de la Feria de colectividades”, cuenta Horacio. “Un día se nos ocurrió abrir un restaurante donde ofrecer esos mismos platos a diario”.
Así nació Me leva Brasil que, según su dueño, significa “Brasil me lleva” y también “¿Me llevás a Brasil?”. Hoy el restaurante ofrece, además de la clásica Feijoada, un amplio menú que incluye entradas típicas como las Coxinhas (un aperitivo relleno de pollo), el Frango a passarinho (trozo de pollo frito com ensalada) o el Acarajé (bola frita con masa de feijão y relleno de langostinos).
Entre los platos principales, se recomiendan las Moquecas de peixe o camarão, el Arrumadhino (porotos con salsa criolla, mandioca frita, carne seca y arroz) o el Bobó de camarão (camarón con aceite de dende y leche de coco). De postre hay exquisiteces como el Romeo y Julieta (queso con dulce de guayaba) y açaí na tigela (en tazón), además de cocadas, quindins, beijinhos y brigadeiros.
“Nuestra comida es de la región nordeste de Brasil”, dice Horacio. “Aquí todo se sirve con arroz pero no hay pan”. En la cocina, según cuenta, se utiliza mucho el ajo, el aceite de dende y la leche de coco. El precio promedio de una comida en Me leva Brasil es de $80 por persona.
Horacio, que no conoce las playas de Mar del Plata, pero sí las de Brasil, dice que los brasileños “viven cada momento como si no importara el mañana”. Por eso, decidió tratar de imitar la actitud de los brasileños: “Ellos saben que la vida es para disfrutarla y uno debería vivir así siempre.”
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario