La lava es magma que durante su ascenso a través de la corteza terrestre, alcanza la superficie. Cuando sale a la superficie, la lava suele tener temperaturas que oscilan entre 700° C y 1.200° C. A diferencia del magma que enfría lentamente a grandes profundidades, la lava experimenta:
Presiones atmosféricas que hacen que pierda los gases que contenía durante su ascenso.
Temperaturas ambientales responsables de un rápido enfriamiento. La distinción más evidente entre ambas es que la roca formada a partir de magma (rocas plutónicas) tiene cristales que suelen distinguirse a simple vista (textura fanerítica), mientras que una roca formada a partir de lava tiene cristales que no se distinguen a simple vista (textura afanítica o vítrea).
A pesar de su alta viscosidad, unas 100.000 veces la del agua, puede fluir recorriendo largas distancias antes de enfriarse y solidificarse.
Al solidificarse, la lava forma rocas ígneas. El término lava fluida se refiere a la formación solidificada, mientras que la que aún tiene roca fundida se denomina lava fluida activa. La palabra lava proviene del italiano y deriva del latín labes que significa caída, declive, o penetrar. El término fue usado por primera vez por Francesco Serao para referirse a la expulsión de magma en la erupción del Vesubio que ocurrió entre el 14 de mayo y el 4 de junio de 1737
Los volcanes son la primera formación creada por la erupción de lava y pueden ser de muchos tipos, desde volcanes lisos y superficiales de basalto hasta laderas de ceniza escalonada y conos de lava típicos de andesita y riolita.
Los volcanes pueden formar calderas si el cono se colapsa hacia dentro formando un cráter. Estas características a menudo forman lagos en el mismo, formando luego la lava en él una isla que es el nuevo cono.
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