EL CLIMA

sábado, 30 de junio de 2012

LA NUEVA CARAVANA



Amado lector, como todos los sabados el editor selecciona para vos, lecturas
mensajes, poemas y demas, con el fin dee animarte, de darte como quien dice
una palmada en el alma, un mimo al corazon.
Esperando como siempre, lo mejor, lo mas delicado, lo mas prospero, lo mas
saludable, y lo que mejor de mejor, le siente a tu vida, en todos los ordenes,
para que puedas asi, transitar por este mundo, hacerte cargo de la existencia,
con una actitud alegre, con fuerza, sin desesperar ni tampoco aflojar, con
ganas de ver que hay mas adelante, y no solo eso, sino de que cada cosa que
leas, y medites en tu corazon, te sirva de experiencia viva, y aprendas, a
sacarle el jugo positivo, a transmitirla, como quien dice, que te sirva para
tener tema.
Sabemos que te sobra inteligencia y discernimiento, y por estas virtudes que
viven en vos, sabras extraer de cada escrito, lo mas fino, como quien pasa
arena por tamiz, y luego esa arena, es la mas adecuada para una segura
construccion.
Una cosa tene siempre bien por segura, este editor te ama, y te esta siempre,
pero siempre agradecido, por ayudarlo cada dia con tu presencia, a sostener
la vigencia de la caravana, una pagina hecha con todo cariño y respeto,
pensando por supuesto no solo en el placer que me produce hacerla, sino
tambien, en el beneficio que pueda provocarte.
Un abrazo enorme, el domingo, mas caravana
besooos LC.


No existe un amor más grande
Relato de una huérfana que tuvo la oportunidad de conocer el amor de una madre.
Por Autor Desconocido

Pasé los primeros meses de mi vida en un orfanato griego donde todo escaseaba: las medicinas, la leche e incluso el agua corriente. Muchos de los niños alojados allí murieron, pero yo sobreviví junto con mi hermano pequeño gracias, a una bondadosa mujer que residía junto a su marido a más de 8000 kilómetros de distancia, en el pequeño condado de Wisconsin.
Durante 15 años esa mujer y su esposo intentaron en vano concebir un hijo, tampoco consiguieron adoptar uno. A sus 39 años, la mujer sabía que la posibilidad de hacer realidad su sueño se estaba desvaneciendo. En el fondo, sin embargo, se negaba a perder la esperanza.
Y después de muchas vicisitudes lograron de arreglar una adopción en Grecia. La pareja dio con el bebé que iba a ser mi hermano, James, y un año después me encontraron a mí.

Mamá aún guarda nuestras primeras fotos, cuando éramos unos pequeñines de cabeza rapada y ropa desgarrada. Ninguno de los dos tenía buena salud. James, que aparentemente ya tenía edad para caminar, aún no lo hacía, y yo sufría de una infección por estafilococo. Mi madre, empero, nos prodigó su cariño y pronto estuvimos sanos.

Con frecuencia mamá nos hacía saber con palabras o detalles, lo especiales que éramos para ella, mi hermano y yo. Colgó fotos de aviones en nuestros cuartos para que recordáramos cómo habíamos llegado a sus brazos. “Están aquí porque queríamos tenerlos”, nos decía. “Quien haya renunciado a ustedes debió de sufrir mucho, porque no hay nada más doloroso que amar hijo y tener que dejarlo ir”.

Mi padre murió de un ataque cardíaco cuando yo tenía diez años. Nos dejó una casa hipotecada, un auto sin terminar de pagar y un exiguo seguro de vida. Sin ahorros ni familia, con excepción de mi abuela, que vivía con nosotros, mi madre tuvo que volver a trabajar. Pero jamás la oímos quejarse. “No me compadezcan”, le decía a la gente “Tengo a mis hijos”.
Economizaba cuanto podía para que tomáramos clases de piano, y se preocupó por que estudiáramos mucho y asistiéramos a la universidad.

En una ocasión papá nos prometió a James y a mí comprarnos un coche a cada uno si nos absteníamos de fumar hasta cumplir los 21 años; mi madre también ahorró para hacer realidad ese sueño.
Hoy mi hermano es un respetado de maestro de música, y yo, enfermera. Junto con mi esposo, trato de dar a mis tres hijos el amor incondicional que siempre recibí de mi madre.

Gracias a que se negó a perder la esperanza, mamá cambió la vida de dos criaturas. Si alguien que estuviera pensando en adoptar un niño acudiese a mí, le mostraría a mi familia para que viera que no existe un amor más grande.


Por Mariana Autilio

Quién soy…

Pocas veces me cuestionaba las cosas; durante mucho tiempo hice lo que se suponía “debía hacer”. De chica, frente a todas las cosas malas que me sucedían siempre pensaba: “bueno… en algún momento algo bueno va a llegar porque me lo merezco”, y de ese modo, un poco resignada y un poco crédula, depositaba en esa confianza mi felicidad.

Poco a poco, la vida comenzó a golpearme más duro y a mellar esa confianza, poniéndome muchas veces cara a cara con la depresión. Entonces empecé a preguntarme: por qué. ¿Por qué toqué fondo?, ¿por qué dejar que las cosas pasen sin hacer nada? Desde ese momento, y sin saber bien cómo, empecé a tener más confianza en mí; a proponerme que los problemas, las personas, la vida no iban a vencerme.

A través de esta pelea por salir adelante me fui conociendo; descubrí que contaba con una energía y una fuerza muy sólidas, y que la frase “después de cada tormenta sale el sol”, aunque suene a cliché, encerraba mucha verdad. Aprendiendo a conocerme y con la ayuda de personas que fueron apareciendo en mi camino, pude ir sorteando los problemas; me enfoqué en aceptar estos “malos tragos” y en tratar siempre de sacar de ellos algo positivo. Y así me fui ordenando. Claro que los problemas no desaparecieron, solo que ahora yo contaba con más herramientas para afrontarlos y con la convicción de que yo podía superarlos y que la base de toda confianza sale básicamente de uno mismo.

A partir de entonces brotó en mí la necesidad de poder ayudar a otros, de orientar a aquellas personas que no cuentan con alguien que las escuche o les brinde ayuda y a quienes, en definitiva, mi experiencia podría inspirar para salir adelante. Por eso, desde hace varios años, soy Coach Motivacional y mi misión es asistir a quienes deseen desarrollar una mayor eficacia personal y, estén dispuestas a luchar por tomar el control de sus vidas. Quiero ayudarlos a lograr un cambio entre lo que son y lo que quieren llegar a ser, trabajar en conjunto y compartir la alegría de vivir.


El tema de la semana: Aprendiendo a conocernos

Muchas veces buscando la aprobación, la aceptación y el cariño de nuestra familia y de nuestros amigos perdemos de vista que muchos de nuestros actos los realizamos por y para ellos. Muchas veces, los regalos que les hacemos y las cosas que les decimos están motivados más por esa imperiosa necesidad de que nos quieran que por una demostración genuina y desinteresada de cariño. Sin embargo, ¿en cuántas oportunidades ellos no responden como nosotros esperamos y confundimos eso con falta de amor?

Allí radica nuestro error: en esperar ser queridos a través del otro; en dar esperando algo a cambio –en este caro cariño; en poner demasiado empeño en buscar que los demás nos quieran y actuar en base a ello. Por eso, lo esencial es estimarnos primero a nosotros mismos; conocernos, respetarnos y aceptarnos con todas nuestras vulnerabilidades, para luego poder conectar con el otro y poder brindarnos desinteresadamente. Si yo no puedo quererme a mí mismo sino que espero sentirme querido a través del otro, el vacío y la desilusión pueden ser muy grandes porque no todos nos brindamos o actuamos de la misma manera.

No podemos frustrarnos ni enojarnos con los demás si no responden con una muestra de cariño tal como lo hicimos nosotros; no debemos depositar tanta expectativa en el otro, pero sí en lo que cada uno pueda hacer por sí mismo y en esto lo fundamental es aprender a conocernos.

¿Cómo lograr esta seguridad y conocimiento de uno mismo?


Algunos tenemos, la mala o buena suerte, de pasar por momentos difíciles. Si aprendiésemos a aprovechar estos golpes como algo positivo en lugar de quedarnos en la queja estéril, en el odio y en la bronca, podríamos empezar a conectarnos con nosotros mismos, a cuestionarnos, a conocernos, y a pensar qué es lo que la vida nos está tratando de enseñar. Todo, lo bueno y lo malo, ayuda a crecer.
Buscar espacios de silencio. Hoy en día no los hay. Estamos hostigados por la televisión, la música, la computadora, los amigos y la familia, los cuales tapan el silencio donde precisamente uno puede escucharse, hacer un balance y cuestionarse ¿cómo estoy?, ¿es así como yo quiero estar?, ¿tengo lo que soñé?, ¿qué me gustaría hacer?, ¿cómo llego a eso que busco? Hace falta detenernos un poco y empezar a reflexionar, pero no desde un lugar negativo o de castigo sino desde el balance.
Vencer los miedos y empujar nuestro potencial al limite. Muchas veces nos boicoteamos y nos aferramos a lo conocido, esto nos da seguridad y estabilidad, sin embargo, cuando damos un paso más, salimos de esa zona de confort, y finalmente vemos que somos capaces de hacer más de lo que imaginábamos. Es allí donde más nos esforzamos y en donde podemos descubrir nuestros potenciales y talentos ocultos.
La práctica constante y la repetición es lo que crea el hábito. Lograr conocernos es un ejercicio, un trabajo de todos los días y lleva tiempo, pero finalmente se convierte en algo automático. Hagamos una analogía: si yo me despierto cada mañana de mal humor, puedo empezar a ensayar una sonrisa y a agradecer las cosas que tengo. Al principio me va a costar y hasta me voy a forzar a hacerlo, pero a costa de la repetición va llegar el día en que ya me levante con la sonrisa en mi rostro. Lo mismo ocurre con el autoconocimiento. Hay que aprender a conocernos, a “reconocernos”. Una vez que aprendo a identificar mis problemas o las cosas que son negativas busco la manera de ir modificándolas y a fuerza de repetición terminarán siendo un hábito.
Compartir las herramientas. Si veo que una persona puede lograr algo que yo también anhelo, tengo que encontrar las mismas herramientas que él utilizó para hacerlo; tomar al otro como ejemplo y sacar provecho de su experiencia y no mirarlo con recelo porque consiguió aquello que yo también busco.
Cuando logramos conocernos comenzamos a valorarnos, a sabernos únicos y con una misión específica, y fundamentalmente a comprender que nuestra felicidad no depende del otro sino exclusivamente de nosotros mismos.


Ganas fuerza, coraje y confianza por cada experiencia en la que realmente dejas de mirar al miedo a la cara. Te puedes decir a ti mismo,"He sobrevivido a este horror y podré enfrentarme a cualquier cosa que venga". Debes hacer lo que te crees incapaz de hacer.
Eleanor Roosevelt


La fuerza no proviene de la capacidad física sino de una voluntad indomable.
Mahatma Gandhi

*Lo Bello de la Vida, es Saber Vivirla*

Vive cada instante de tu vida, con intensidad, con amor, sin razón ni medida, solamente vive a plenitud cada momento que la vida te ofrece.

Si te pone pruebas, supéralas, es un reto, pero disfruta al superarlas y alcanza tus metas sin miedo, sin rendirte. Porque el fuerte lucha jamás se rinde.

Si tropiezas y caes, levántate no te des por vencido antes de empezar, y si volvieras a tropezar y de nuevo caer, levántate con mas ímpetu y mas fuerzas de luchar que antes, No hay obstáculos que no se puedan vencer.
Hazte grande ante la adversidad, superarlo está en ti.
No te afanes a lo material, es necesario, pero no imprescindible.

Vive con humildad esto, te hará grande ante los demás
Da todo cuanto puedas sin esperar nada a cambio, pero hazlo que salga de tu corazón, nada impuesto es bueno. La vida te sabrá recompensar.

Vive con sencillez no hagas alarde de lo que eres o posees, has sido bendecido por Dios al obtenerlo. No hagas leña del árbol caído. Ten presente que en algún momento de la vida, tal vez hayas estado o puedes estar en las mismas condiciones.

No permitas en tu vida, la mediocridad, ni la hipocresía, son sentimientos vanos y bajos, que solo conllevan a la tristeza, la amargura y la soledad.

Aleja de ti los malos pensamientos, la rabia, la venganza, la envidia, la soberbia y la mentira, corroen tu alma y dañan tu corazón.

Abre tu corazón al amor y al perdón, esto te hará libre y dejará fluir la nobleza que habita en él.


Poema Beso Alegre de Vicente Aleixandre

Beso alegre, descuidada paloma,
blancura entre las manos, sol o nube;
corazón que no intenta volar porque basta el calor,
basta el ala peinada por los labios ya vivos.
El día se sienta hacia afuera; sólo existe el amor.
Tú y yo en la boca sentimos nacer lo que no vive,
lo que es el beso indestructible
cuando la boca son alas, alas que nos ahogan mientras los ojos se cierran,
mientras la luz dorada está dentro de los párpados.
Ven, ven, huyamos quietos como el amor;
vida como el calor que es todo el mundo solo,
que es esa música suave que tiembla bajo los pies,
mundo que vuela único, con luz de estrella viva,
como un cuerpo o dos almas, como un último pájaro.

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