EL CLIMA

viernes, 16 de septiembre de 2011

FRANQUEZA







FRANQUEZA

Mientras otras (muchas) personas tienen que lidiar con las mentiras y sus consecuencias, yo he estado buscando la respuesta a esta pregunta. A veces pensando si mi sinceridad representa un problema y no una solución… Y durante este proceso me encontré el siguiente artículo “La sinceridad: Virtud o Defecto?”. De donde rescato las frases: “la sinceridad es más una virtud por el hecho de que muy pocas personas tienen esa cualidad, pero resulta un defecto al ver las consecuencias” y “a lo mejor si la persona que está recibiendo ése ‘ataque de sinceridad’ supiera valorar ése acto, la cosa fuera distinta, pero el problema está en que todo el mundo pide sinceridad, y cuando le dan sinceridad, entonces no la saben asimilar…”. Esas reflexiones fueron las que llamaron más mi atención, pues hace un tiempo representaban mi propio punto de vista al respecto, pero las cosas cambian, y a veces también mi opinión...
Primero, ya no me planteo si será un defecto o una virtud, pero sostengo que es una cualidad pues para mí tiene un carácter positivo sin importar sus consecuencias. Segundo, se puede agradecer la sinceridad que otra persona te brinde, pero eso no quiere decir que esta deje de dolerte, molestarte o cualquier reacción que la misma situación amerite. Yo reconozco que he pecado de ingenua, en algún momento no analicé las consecuencias de ser tan abierta y franca con mis sentimientos, creo que en el fondo supuse que el mismo hecho de ser honesta sería tan valorado que opacaría lo que manifiesto, y en realidad es esto último lo más importante de todo, no la sinceridad en sí misma...
Es mi naturaleza ser sincera (más no extrovertida), sin embargo hasta ahora esto no había comprometido mi intimidad y sentimientos, siempre he sido muy reservada y abrirme era algo que no surgiría con cualquiera. Pero ahora estoy experimentando (por decisión propia) el proceso de ser más franca y abierta, junto con sus consecuencias, y he comprobado que es más complicado de lo que pensaba, pues hay muchas cosas con las que tengo que lidiar y no estaba preparada para ello… en estos días perdí el control de mis emociones y me deje llevar por la frustración, todo porque hablar con franqueza me enfrento a una situación de tensión e incomodidad, resultado de ese silencio que hiere tanto...
La verdad es que por instantes me plantee si lo mejor era seguir expresándome así o callarme la boca, parece ser la eterna batalla, ser o no ser… Es muy difícil enfrentar que debido a mi desahogo puedo hacer sentir mal a alguien que me importa tanto... también aceptar que la franqueza no necesariamente genera franqueza, aunque sea decepcionante. Pero después de tanto pensar en estos días, reafirmo que pase lo que pase tengo que ser fiel a mi misma, y no solo por mi propio bien, pues ¿Qué podría ofrecer a aquellas personas que me importan? Sino demostrarles lo que siento y pienso sobre ellos o una situación específica, creo que es una ventaja que no depende de mi si la aprovechan o no, pero si dependerá de mi aprender a afrontar sus reacciones, aceptarlas aunque estas duelan…
Hasta ahora, la respuesta que tengo a esa pregunta, es que no existe un límite para la franqueza, los límites lo imponemos nosotros, todo depende de lo que sentimos, lo que experimentamos, y en mi caso, creo que lo más importante no es si tengo que callar, ni siquiera si debo decir las cosas de otra manera… es la capacidad que tenga de enfrentar las consecuencias de mi sinceridad, es lo que debo aprender, espero hacerlo con el tiempo y los mismos errores que cometo…

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