Aunque carente de las espectacularidades arquitectónicas que se evidencian en Mesoamérica y en la Región Andina Central (Altiplano boliviano, costas y Andes peruanos, costas y Andes ecuatorianos) o incluso en la Región Intermedia (zonas montanas de Colombia, Venezuela y Panamá), el conjunto de las artes indígenas precolombinas en el territorio que actualmente corresponde a Argentina es siempre interesante aunque difícil de encuadrar.
Y la dificultad de encuadrar las artes precolombinas en el territorio argentino obedece precisamente (como primer factor) a la extensión de tal territorio (en América casi 3.000.000 de km²), con una extraordinaria variedad ecológica, extraordinaria variedad que forzosamente se trasunta en las expresiones culturales, en especial en las estéticas.
Más aún, la extensión territorial hizo que diversas corrientes culturales se dieran paralelamente– sincrónicamente– (y muchas veces interrelacionadas) o ya sea diacrónicamente.
En todo caso, un modo de sistematizar (aunque con forzosas esquematizaciones) a las áreas artísticas precolombinas de este país es el señalar a la región del NOA como el área con más fuertes influjos andidos, a la del NEA como el área con más fuertes influjos amazonidos, por su parte la región central (provincia de Córdoba y este sur de Santiago del Estero, así como la provincia de San Luis) presentan, como todo el Cuyo las evidencias de influjos andidos aunque fuertemente diluidos, casi evanescentes hasta el punto que aparecen estilos singulares, en todo caso se debe considerar en todas estas áreas precitadas la existencia ya hacia el siglo X de culturas basadas en la agricultura lo cual determinó incipiencias de civilización y el desarrollo de pequeños núcleos urbanos, la existencia de una agricultura e incluso una ganadería (de auquénidos) sería también un factor determinante en la expresión artística de dichas zonas. Por otra parte la mayor parte del territorio, que siempre hasta la irrupción europea en el siglo XVIestuvo difusamente poblado por etnias trashumantes que practicaban un modo de producción cazador recolector, las etnias con menor desarrollo tecnológico que habitaban las regiones delGran Chaco, la región Pampeana, la Mesopotamia Argentina, laPatagonia y la Tierra del Fuego|Región Fueguina si es cierto que han dejado cuantitativamente menos relictos, llegan a tener momentos y puntos en los cuales se destacan culturalmente, ejemplo de ello es la Cueva de las Manos con un estilo muy próximo – por convergencia– alarte esquemático prehistórico.
En todo caso, sea donde sea, las artes precolombinas que se desarrollaron en el territorio argentino prácticamente son inseparables de lareligión o de los sistemas de creencias de los pueblos que las produjeron, la relación entre el arte y lo sacro se patentiza por doquier.
Ejemplo de ello es precisamente la célebre Cueva de las Manos ubicada en el centro-oeste de la provincia de Santa Cruz, tal cueva es un "alero" exornado por gran cantidad de pinturas rupestres entre las que más llaman la atención las miriadas de huellas en "negativo" de manos logradas generalmente mediante una antigua aerografía y un esgrafiado, la mencionada cueva como otras próximas menos conocidas (entre estas un conjunto denominado "Cuevas de Altamira" que no debe confundirse con el homónimo de España) es una de las expresiones artísticas perdurables más antiguas de América, los fechados más antiguos se remontan a ca. 13.000 años antes del presente (aP) aunque los motivos representados más característicos surgen hace nada menos que hacia el 9.350 aP. Se supone que el pueblo que produjo tal arte es el directo antecedente de los ahoniken ("patagones" o "tehuelches" en todo caso, sea cual sea el nombre que se les da, ellos se han llamado tsonk, siendo los ahoniken los que habitaban aproximadamente al sur del paralelo 42°S hasta el Estrecho de Magallanes). En tal dilatado período resulta casi obvio que se produjeran modificaciones estilístcas: si las pinturas parietales de manos datan de hace más de 5.000 años luego, paulatinamente, van apareciendo estilizadas figuraciones:las que representan la caza (muy ritualizada del guanaco y delchoique). ¿Qué han expresado los artistas en estas cuevas? En primer lugar la impresión de las manos en la roca parece (como se encuentra en otras partes de nuestro planeta) el intento de buscar dejar algo de sí que se mantenga perenne, una rito mágico de imortalización, aunque esto no excluye otra intención: la de buscar la unión mística con la tierra y, por tal unión, la providencia aportada desde la Tierra. En cuanto a las escenas de caza (en las cuales los guanacos aparecen estilizadamente dibujados) parecen haber sido parte de rituales de magia simpática para obtener una constante fuente de proteínas (téngase en cuenta que entre los aborígenes americanos el acto de la caza generalmente ha sido planteado como un acto sacrificial en el cual el animal es una suerte de "hermano" que ofrece su vida para el sustento humano, de modo que la representación de los animales suele implicar un respeto hacia ellos).
Pero entre las etnias trashumantes los elementos de soporte para las artes han sido lábiles, pocos rastros se encuentran de la Antigüedad sino es cuando el arte es parietal, rupestre: en este caso el sólido soporte de la piedra nos ha dejado sus hermosos (muy sublimados) testimonios. Podemos suponer que muchas de las otras expresiones artísticas de estas etnias pampidas perduraban como tradiciones vivas hasta inicios del siglo XX, por ejemplo los "quillangos" y "quillapys" (mantos de cueros y pieles) que muchas veces solían estar "estampados" con "grecas", "estrellas", "espirales", "cruces" en su parte interna, nuevamente aquí la "dimensión" de lo sacro: estos motivos, lo mismo que los adornos corporales solían ser símbolos investidos de alguna significación mística, es decir, algo más que lo decorativo como fin en sí mismo. Y lo mismo puede decirse de los "tatuajes" y las diversas formas de "body-art", tales como el extraordinario "body painting" que señalaba el hain o ritual de la iniciación, de ingreso a la adultez entre los shelknam ("onas") en el centro y norte de la isla de Tierra del Fuego.
Al oeste del área cultural pampida y al sur del área cultural netamente andida se desarrollaron y desarrollan las artes de los mapuche, éstas – aparte de su propia creatividad– reflejan aún influjos procedentes del norte (andidos) e influjos procedentes del sur y del este (pampidos), del este se ha dado también un influjo huarpido pero aún hoy es difícil distinguirle taxativamente de los influjos culturales (y artísticos) andidos y pampidos. Entre los mapuche se ha desarrollado una interesante cerámica, una muy interesante industria-arte textil (aquí tambiénquillangos, y ponchos, vinchas, fajas, matras) de una variada policromía armoniosamente dispuesta en los motivos tejidos o bordados, también han logrado cierta caracterización los mapuche por su arte lítica (por ejemplo hachas rituales como las toki) o por la metalurgia, en especial la sobria aunque atractiva platería que suele adornar a las mujeres, como se hace notar en los prendedores llamados tupo o tupu, pendientes (chaway), aros (üpül'l), sujetadores colgantes de las capas (chamales) como el kill akucha, el adorno pectoral – también de plata– llamado trapelakucha o el tocado de cuentas usado por las mujeres llamado tapahue.
Los huarpe (probablemente directos herederos de la antiquísima cultura de Ansilta que sorprendentemente se extendió entre el 1800 a. C. y el 500 d. C.) desde el 500 d. C. presentan más influjos procedentes de la Región Andina Central y han llegado a llamar la atención por sucestería de trama muy fina, hasta el punto de lograr cestas impermeables con las cuales se trasportaba el agua, nuevamente cabe resaltar: hasta el arte precolombino aparentemente más pragmático, más utilitario, siempre ha sido relacionado con lo sagrado...las cestas huarpes tenían su cierta sacralidad en cuanto que eran portadoras del agua, es decir de –nada menos– la vida en extensas travesías a menudo áridas. Otro rasgo cultural llamativo de los huarpes que puede incluirse a un tiempo entre la industria y el arte (poco separables en estas culturas) ha sido la construcción de embarcaciones usando una técnica de cestería muy semejante a los caballitos de totora en las Lagunas de Guanacache, también son atribuibles a los huárpidos algunas de las curiosas pictografías que se encuentran en las paredes rocosas deTalampaya.
En las Sierras de Córdoba y de San Luis se desarrolló una curiosa cultura (de las llamadas por los evolucionistas etnocéntricos: civilizadas): la de los henia-kamiare (luego "bautizada" comechingón), se trataba de una población con importantes linajes huárpidos aunque bastante diferenciada de los huarpe propiamente dichos, los comechingones quizás tengan sus remotos antecedentes en la cultura Ayampitín de hace más de 7.000 aP, sin embargo de fecha tan remota apenas quedan (como en toda América y...todo el planeta) apenas rudimentarios vestigios, una industria-arte principalmente lítica rudimentaria aunque en su sencillez, interesante – en gran medida, siguiendo los criterios de Benjamin por lo aurático que posee: por esa "aura" sugestiva que la antigüedad y lo enigmático aportan al objeto– aunque recién hacia elsiglo V de la era común comienza a desplegarse, claro, un arte "comechingón", este arte revela influjos procedentes de los Andes Centrales a través de la étapa del Noroeste Argentino. Por los relatos de los cronistas y por los estudios arqueológicos se sabe que el pueblo "comechingón" desarrolló su característica arquitectura de casas comunales semisubterráneas de paredes de piedra, también se sabe que eran muy dados a los adornos (presumiblemente incluyendo un elemento religioso y otro fetichista: las mujeres se adornaban con collares multicolores de metal, piedras semipreciosas y, especialmente, conchas de caracoles; los hombres se adornaban principalmente conchaquiras de plata o cobre en formas alargadas, también (como muchas otras etnias) era frecuente la pintura (ritual) del cuerpo. Sin embargo, hasta el presente, lo que más llama la atención del arte "comechingón" son sus glifos y pictografías, tales como las que se encuentran en Cerro Colorado y Ongamira (Córdoba), Para Yacu (en la zona de Santiago del Estero fronteriza con Córdoba) o las que se encuentran en la cueva de Inti Huasi en el centro norte de San Luis (el nombre quechua de la cueva sanluiseña es posterior a la Conquista española, del periodo de dominación hispánica en el cual dentro de las jurisdicciones del Tucumán y el Cuyo fue lengua general el quechua). En estas cuevas, usadas con fines religiosos – al parecer "mistéricos" – se encuentra un singular arte rupestre, bastante diferente del ya observado en la Cueva de las Manos, en las cuevas de los "comechingones" lo que predomina es la abstracción, con abundantes grafos y símbolos de los cuales actualmente solo se puede hipotetizar su significado, algunas pictografías son algo menos abstractas y presentan a siluetas de individuos portando lo que parecen tocados de plumas e incluso de cuerno o algo semejante, tales pinturas parecen representar a los chamanes, sin embargo más llaman la atención los grafos y glifos que recuerdan a letras y, más precisamente, a runas; tal semejanza, así como la represntación de naves que (por la silueta) parecen drakkars y hombres a caballo ha dado lugar a hipótesis aventuradas tales como la de suponerles un origen vikingo, la representación de hombres a caballos sin embargo es (según las dataciones) precisamente la de los conquistadores españoles, es decir, muchas de estas pinturas están representando precisamente el fin del llamado arte "precolombino", arte que luego se continuará en una nueva síntesis.
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