EL CLIMA

lunes, 30 de mayo de 2011

PRIMEROS AUXILIOS

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Cuando ocurre un accidente, actuar con rapidez puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte y nadie está exento de que le pase algo, o a un familiar, o a un amigo, un vecino, en una fiesta, en el cine, en el colectivo, en la vida cotidiana.

Por lo tanto, conocer técnicas de Primeros Auxilios sirve para la vida diaria, nos permite ayudar a una persona y saber en qué momento llamar a una ambulancia, identificar alguna situación que si se deja pasar se puede convertir en una discapacidad irreversible, como por ejemplo un accidente cerebro vascular, un ataque cardíaco, una emergencia diabética, un pico de presión alta.

Entonces, es sumamente importante saber qué hacer y qué no hacer cuando se trata de Primeros Auxilios. Aprender Primeros Auxilios, posibilita no sólo aprender a parar una hemorragia o tratar una quemadura sino que además enseña a contener a la persona que se ayuda, a tranquilizarla y eso es muy valioso.

La Fundación Diagnóstico Maipú, comprometida con la prevención en salud de la comunidad en general, invita a participar de la charla “Primeros auxilios por la Cruz Roja” un espacio donde se abordarán las técnicas de primeros auxilios.

La Cruz Roja Argentina es una organización sin fin de lucro que forma parte de un movimiento internacional que tiene sede en Ginebra (Suiza). Trabaja con personas y comunidades que se encuentran más vulnerables social y económicamente. En nuestro país cuenta con 64 filiales más la Sede Central, y con más de 6.000 voluntarios y voluntarias. Es líder en la capacitación de Primeros auxilios.

Los , son medidas terapéuticas urgentes que se aplican a las víctimas de accidentes o enfermedades repentinas hasta disponer de tratamiento especializado. El propósito de los primeros auxilios es aliviar el dolor y la ansiedad del herido o enfermo y evitar el agravamiento de su estado. En casos extremos son necesarios para evitar la muerte hasta que se consigue asistencia médica.

Los primeros auxilios varían según las necesidades de la víctima y según los conocimientos del socorrista. Saber lo que no se debe hacer es tan importante como saber qué hacer, porque una medida terapéutica mal aplicada puede producir complicaciones graves. Por ejemplo, en una apendicitis aguda un laxante suave puede poner en peligro la vida del paciente.

Cómo actuar

Cualesquiera que sean las lesiones, son aplicables una serie de normas generales. Siempre hay que evitar el pánico y la precipitación. A no ser que la colocación de la víctima lo exponga a lesiones adicionales, deben evitarse los cambios de posición hasta que se determine la naturaleza del proceso. Un socorrista entrenado ha de examinar al accidentado para valorar las heridas, quemaduras y fracturas. Se debe tranquilizar a la víctima explicándole que ya ha sido solicitada ayuda médica. La cabeza debe mantenerse al mismo nivel que el tronco excepto cuando exista dificultad respiratoria. En ausencia de lesiones craneales o cervicales se pueden elevar ligeramente los hombros y la cabeza para mayor comodidad. Si se producen náuseas o vómitos debe girarse la cabeza hacia un lado para evitar aspiraciones. Nunca se deben administrar alimentos o bebidas y mucho menos en el paciente inconsciente. La primera actuación, la más inmediata, debe ser procurar al paciente una respiración aceptable: conseguir la desobstrucción de las vías respiratorias para evitar la asfixia, extrayendo los cuerpos extraños —sólidos o líquidos— y retirando la lengua caída hacia atrás. Si el paciente no respira por sí sólo habrá que ventilarlo desde el exterior mediante respiración boca a boca hasta disponer de un dispositivo mecánico.

El segundo aspecto a corregir es el referente al sistema circulatorio, para evitar el shock. Se deben valorar la frecuencia cardiaca y la tensión arterial. Una valoración inicial se obtiene tomando el pulso: permite valorar la frecuencia y ritmo cardiaco, y su “fortaleza” nos indica una adecuada tensión arterial. El shock o choque es un trastorno hemodinámico agudo caracterizado por una perfusión inadecuada, general y duradera, de los tejidos que pone en peligro la vida. Los signos característicos son la piel fría y húmeda, los labios cianóticos (azulados), la taquicardia y la hipotensión arterial (pulso débil y rápido), la respiración superficial y las náuseas. Estos síntomas no son inmediatos; el shock puede desarrollarse varias horas después del accidente. Para evitarlo debe mantenerse abrigado al paciente e iniciar lo antes posible la perfusión de líquidos y electrolitos por vía intravenosa. Está prohibido administrar fármacos estimulantes y alcohol.

Las urgencias que requieren primeros auxilios con más frecuencia son los accidentes en los que se produce asfixia, parada e , sangrado grave, envenenamiento, quemaduras, golpe de calor e , desvanecimiento, coma, , y mordeduras de animales.


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