
Joseph Maurice Ravel (Ciboure, Labort, 7 de marzo de 1875 – París, 28 de diciembre de 1937) fue un compositor francés del siglo XX. Su obra, frecuentemente vinculada al impresionismo, muestra además un audaz estilo neoclásico y, a veces, rasgos del expresionismo, y es el fruto de una compleja herencia y de hallazgos musicales que revolucionaron la música para piano y para orquesta. Reconocido como maestro de la orquestación y por ser un meticuloso artesano, cultivando la perfección formal sin dejar de ser al mismo tiempo profundamente humano y expresivo, Ravel sobresalió por revelar «los juegos más sutiles de la inteligencia y las efusiones más ocultas del corazón» (Le Robert).
1875. La Tercera República Francesa de Patrice de Mac-Mahon curaba sus heridas de la derrota de la Guerra Franco-prusiana. Sin embargo, también se respiraba un resurgimiento espiritual; Francia sería testigo de un periodo muy fecundo para las artes. Ravel nació el 7 de marzo, cuatro días después del frío estreno de Carmen de Bizet, en el 12 del Quai de la Nivelle en Ciboure, departamento de los Pirineos Atlánticos, parte del País Vasco francés. Su padre, Joseph Ravel (1832-1908), era un renombrado ingeniero civil, de ascendencia suiza y saboyarda (Ravex). Su madre, Marie Delouart-Ravel (1840-1917), era de origen vasco, descendiente de una vieja familia española (Deluarte o Eluarte). Tuvo un hermano, Édouard Ravel (1878-1960) con quien mantuvo durante toda su vida una fuerte relación afectiva.[1]
Pocos meses después, en junio de 1875, la familia Ravel se trasladó a París. La influencia sobre el imaginario musical de Maurice Ravel de sus orígenes vascos es discutida, puesto que el músico no regresó al País Vasco antes de los 25 añosLa infancia de Ravel fue feliz. Sus padres, atentos y cultivados, frecuentaron los medios artísticos, fomentando los primeros pasos de su hijo que muy pronto reveló un talento musical excepcional. Comenzó el estudio del piano a los seis años bajo la guía de Henry Ghys. Niño juicioso, aunque también caprichoso y terco, pronto demostró su natural talento musical.
La tradición en los estudios en el Conservatorio llevaron a Ravel a presentarse al prestigioso Premio de Roma. Sin embargo, sus cuatro candidaturas (1901, 1902, 1903, 1905) culminaron en célebres fracasos. Con su cantata Myrrha (basada en el Sardanápalo de Byron) obtuvo el segundo lugar en 1901 [10] (tras André Caplet y Gabriel Dupont); después fue eliminado prematuramente en 1902 (con Alcyone, basada en la historia de Alcíone en Las metamorfosis de Ovidio) y 1903 (con Alyssa), para ser expulsado en 1905 por haber superado por algunos meses la edad límite.[11] Esta última tentativa desató un verdadero escándalo, al surgir una polémica entre varios periodistas, en la que Romain Rolland asumió notablemente su defensa);[12] todo desembocó en la renuncia de Théodore Dubois, entonces director del Conservatorio de París, que fue sustituido por Fauré. El escándalo afectó al músico, que fue invitado por sus amigos Alfred y Misia Edwards a un crucero en yate a Holanda junto a los pintores Pierre Bonnard y Laprade; en dicho viaje se disiparía y compondría varias obras.
Es con Jeux d’eau (Juegos de agua, escuchar) para piano, de 1901, que quedó afirmada la personalidad musical de Ravel, quien iba a mantenerse bastante independiente de la riqueza del patrimonio musical de su tiempo (aunque Ravel durante mucho tiempo haya llevado la etiqueta de «debussysta»)
EL BOLERO DE RAVEL
1928 fue para Ravel el año de la consagración. Realizó de enero a abril una gigantesca gira de conciertos por Estados Unidos y Canadá[28] que le valió, en cada ciudad visitada, un inmenso éxito.[29] Interpretó como pianista su Sonatina, a veces dirigió la orquesta, pronunció discursos sobre la música que, desgraciadamente, no fueron registrados para el futuro.[30] Fue también ocasión para él de admirar la belleza de este continente, cuna del jazz que amaba tanto. Conoció, en particular, al joven George Gershwin cuya música apreció en gran medida. Cuando más tarde el compositor estadounidense viajó a Francia y que le pidió tomar lecciones con él, Ravel se negó, argumentando que «usted perdería su gran espontaneidad melódica para componer en un mal estilo raveliano.»[31]
El Bolero
De regreso en su país, Ravel comenzó a trabajar en la que se convertiría en su obra más famosa e interpretada. La célebre bailarina y coreógrafa Ida Rubinstein le había encargado en 1927 un «ballet de carácter español» para el cual el músico adoptó una antigua danza andaluza: el bolero. La obra, que apuesta por durar alrededor de un cuarto de hora con sólo dos temas y una cantinela incansablemente repetida, fue estrenada el 22 de noviembre de 1928 frente a un público un tanto asombrado. Su difusión fue inmediatamente inmensa. Ravel había firmado una auténtica obra maestra a partir de un material casi insignificante, pero él mismo rápidamente quedó exasperado por el éxito de esta partitura que consideraba sobre todo como una experiencia, y «llena de música». Cuando una dama gritó: «Au fou, au fou!» (¡Al loco, al loco!) después de haber oído la obra, el compositor confió a su hermano: «Celle-là, elle a compris!» (He ahí, ella lo ha comprendido.)[32]
En octubre de 1928, Ravel recibió el doctorado en música honoris causa de la Universidad de Oxford.[33] En su ciudad natal, inauguró, en agosto de 1930, el muelle que lleva su nombre.[
No hay comentarios:
Publicar un comentario