EL CLIMA

miércoles, 2 de marzo de 2011

ERAN OTROS TIEMPOS Y ESTOS TIPOS, ERAN GENIALES.

MACOCO ALZAGA UNZUE
Si Isidoro Cañones hubiera existido en carne y hueso, se hubiera enfermado de envidia. Porque Martín "Macoco" Alzaga Unzué fue la personificación ideal del playboy de los años locos. Tataranieto de Martín de Alzaga, el alcalde de Buenos Aires, era el séptimo hijo de Angela Unzué y Félix David de Alzaga. Nacido en 1901, no era un chico de lo más tranquilo. Tuvo que pasar por cuatro colegios de Buenos Aires para que su familia se diera cuenta de que estudiar no era lo que más le interesaba en la vida. Sin embargo, insistieron. Y lo enviaron a Europa a los doce años con dos tías, Concepción (Cochonga) Unzué de Casares y María (Manita) Unzué de Alvear. Lo internaron en L'Ile de France, un castillo en plena Selva Negra, pero no hubo nada que hacer: pellizcaba las piernas de sus profesoras y enseñaba a sus compañeros a jugar al fútbol. El pequeñísimo calavera, como se decía entonces, probó así varias veces penitencias y gorros con orejas de burro, hasta que logró hacerse echar. Lo mismo hizo en el siguiente colegio, esta vez en Londres. "Mi primera novia fue "Bebita" Anchorena -recordaba Macoco- pero las oportunidades no eran tantas. Se daban a veces en nuestra estadía en la estancia de mi padre, "Santa Clara", en 25 de Mayo; en Rojas o en el campo de mi tía Concepción Unzué Casares. Me gustaba mucho el campo, hoy día no lo soporto, me pone melancólico. Un poco después, María Paz de Gainza daba en su casa, el actual Círculo Militar, reuniones por las tardes y allí fue donde aprendí a bailar foxtrot". Y Macoco encontró una nueva afición: "Después de las mujeres descubrí los autos", diría. Se compró un Mercedes coupé Gordon Bennet y se inició en las picadas porteñas. En 1921 ganaba la primera carrera Internacional Montevideo-Punta del Este. Después de correr varias competencias internacionales consigue su primer triunfo europeo en el Gran Premio de Marsella, con Alberto Rodríguez Larreta como acompañante. Un accidente en esa carrera lo decide a abandonar el automovilismo. A los veinte años, empezó a veranear en Biarritz, donde se divertía como loco con los demás argentinos que veraneaban allí. En el Golf Club de Chiverta conocería a una estadounidense angelical, Gwendolyn Robinson, con quien estaría casado ocho años y tendría una única hija, Sally. Vanguardista, Macoco tuvo en Buenos Aires la primera boutique, donde introdujo los primeros trajes de baño sin piernas y el primer pantalón de mujer. En un reportaje declaró haber heredado 5.000 hectáreas de sus padres. Y las supo gastar en todo lo que le gustaba. "Las monedas, como decía Napoleón, son redondas para que rueden", argumentaba. Entre sus amigos estaban Chevallier, Chaplin y la Mistinguette -a los tres les enseñó a bailar tango-, los Windsor o Ginger Rogers- a quien trajo a Buenos Aires por pedido de Perón. Tampoco le faltaron romances -como con Carmen Miranda- y un segundo matrimonio, esta vez con Kay Williams, una modelo de "Vogue" que luego se casaría con Clark Gable. Una vida mítica, de alquien que siempre supo hacer lo que quería. De regreso a Buenos Aires, Macoco pasó sus últimos días rodeado de sus gatos siameses y moría aquí el 15 de noviembre de 1982. por Camilo Aldao Noticias, 9 de enero de 1994.

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