
FECUNDIDAD
En biología, fecundidad es el potencial reproductivo de un organismo o población, medido por el número de gametos, semillas o porpágulas asexuales. La fecundidad es controlada tanto por la genética como por el ambiente, y es el principal indicador de fitness (adaptación en evolucionismo). El término fecundación se utiliza como sinónimo de fertilización.
En ecología de poblaciones, la fecundidad es un concepto importante y bien estudiado. Puede incrementarse o decrecer dentro de una población según ciertos factores de regulación. Por ejemplo, en malas épocas producidas por carencia de comida, la fecundidad juvenil, e incluso la de los adultos, muestra tendencia a decrecer. En los ungulados, su aumento muestra relación con los cambios climáticos.
Como concepto demográfico, se mide por el número medio de hijos por mujer (índice de fecundidad o tasa de fecundidad), o mediante la tasa de fecundidad general (número de nacimientos por cada mil mujeres en edad fértil en un año). No debe confundirse con la natalidad, que es el total de nacidos vivos en un año.
Es característico del Antiguo Régimen demográfico una fecundidad muy alta, por encima de cuatro hijos por mujer, y lo mismo ocurrió durante la transición demográfica, y actualmente en los países menos desarrollados, que no la han completado.
Las políticas demográficas son las que intentan incidir sobre la fecundidad, estimulando el número de hijos por familia considerado idóneo por el Estado. Existen dos tipos:
- las políticas antinatalistas, que fomentan desde los años 1970 (sobre todo tras el informe del Club de Roma sobre los límites del crecimiento) el control de la natalidad en los países subdesarrollados. La más radical es la política de un sólo hijo en la República Popular China, que se ha venido sosteniendo durante varias décadas, con consecuencias demográficas profundas.
- las políticas pronatalistas, que fomentan las familias numerosas. Surgieron en Europa tras la Primera Guerra Mundial, al detectarse el fenómeno demográfico de la disminución de la natalidad en un periodo bélico, y se hicieron parte de la ideología de los régimenes fascistas. Un planteamiento similar ocurrió en la España del franquismo, donde coincidió además con la orientación nacionalcatólica de ese régimen (la Iglesia Católica condena el uso de métodos anticonceptivos, aunque promueve una paternidad responsable, desde la encíclica de Pablo VI Humanae Vitae -véase también Moral sexual católica-). En la actualidad es la política demográfica de los países desarrollados, y sobre todo de Rusia y algunos antiguos países socialistas del Este de Europa, con tasas negativas de crecimiento natural.
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