EL CLIMA

martes, 26 de octubre de 2010

LA NUEVA CARAVANA



Este miercoles por cuestiones de censo, no estamos amado lector, te esperamos con mas
caravana el jueves, te amamos, sos nuestra razon de existir y hacer el blog cada dia,
te animamos a pasarla lindo lindo, a pensar en cosas buenas, y a tomar en cuenta porque
no, estos tips del dr ravenna para tu salud, gracias por acompañarnos, besooos LC.

Ah, te animamos tambien, a compartir la buena musica de karina.

larevistadesusana.com



Salud y nutrición
Circula la energía
Los alimentos que ingerimos se transforman en energía, si no se consumen con actividad el cuerpo se encarga de acumularla…en forma de grasa. Cómo tener de lado al gran regulador de energías: el metabolismo.

Cuando un oso hiberna produce un estado de quietud absoluta. Baja su ritmo cardíaco y respiratorio: se dispone a ahorrar energías y se vale de las que acumuló en su cuerpo durante los meses más cálidos para poder enfrentar el invierno. Así como el oso puede regular el ingreso y egreso de energías, las personas también pueden hacerlo. En el organismo humano, es el metabolismo el encargado de mantener equilibrado este proceso, especialmente a través de la glándula tiroides.
Además, el metabolismo tiene la capacidad de transformar los alimentos que ingerimos en energía. Si esa energía no se consume de algún modo, se acumula en forma de grasa y esta servirá como reserva. Es frecuente oír a una persona despotricar contra su metabolismo por su exceso de peso a pesar de las dietas o ver a personas flacas comer y comer y no engordar ni un gramo. Seguramente se trate, en el primer caso, de un hipo funcionamiento metabólico y, en el segundo, de un hipermetabolismo por el cual queda poca energía de reserva.
No sólo hay que tener en cuenta el metabolismo en actividad sino también el metabolismo basal. Se trata del gasto energético diario, es decir, lo que el cuerpo necesita para funcionar, el mínimo de energía indispensable.
Los puntos fundamentales para tener al metabolismo de lado son:

1. Alimentación
Los alimentos duros, fibrosos y menos macerados (como manzana, zanahoria y carnes), es decir, los más difíciles de digerir ponen en marcha mecanismos metabólicos más acelerados. Se produce así un mayor gasto energético y un menor depósito de lo que ingresa como grasa de reserva. Los alimentos de alto índice glucémico (harinas, azúcares, alimentos refinados y procesados), en cambio, no requieren de un gran trabajo digestivo ya que se absorben en el cuerpo con mayor facilidad, casi sin funcionamiento metabólico. Producen una glucemia elevada a corto plazo que sirve como fuente de energía rápida para el ejercicio pero no para pacientes con exceso de peso.
Por eso, un plan debería incluir alimentos con índice glucémico medio o bajo: lácteos, frutas, vegetales, carne magra, granos enteros y alimentos ricos en vitaminas y minerales.
Generalmente, sobre este tema, la frecuencia de las comidas suele ser un mito. Se cree que ingiriendo alimentos cada dos o tres horas se activa el metabolismo. Pero esto no está comprobado y, claro está, depende también de lo que se coma. Lo mejor es respetar las cuatro comidas y dejar cierta sensación de hambre.

2. Descanso
El cuerpo, cuando no se duerme, se intoxica con sus residuos. Por eso, un cuerpo en equilibrio tiene que tener, por lo menos, siete u ocho horas de sueño (en la adolescencia un poco más). No dormir adecuadamente puede alterar el funcionamiento de las hormonas del metabolismo (el organismo tiene menos capacidad de procesar glucosa) y las del hambre.

3. Actividad física
La actividad aeróbica es la mejor opción para activar el metabolismo. Treinta o cuarenta minutos de ejercicio programado diario es lo más recomendable. Pero, más allá de esta actividad programada, el movimiento constante (subir una escalera en vez de tomar el ascensor, dejar el auto estacionado a un par de cuadras, etc.) es fundamental.

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