EL CLIMA

martes, 31 de agosto de 2010

INTENCIONALIDAD













INTENCIONALIDAD


La intencionalidad (del latín in-tendere, "tender hacia") es un término filosófico que se refiere tanto al contenido de la mente o la conciencia,[1] como a la relación entre la conciencia y el mundo. Fundamentalmente, la intencionalidad significa que la actividad de la mente se refiere a, indica o contiene un objeto. Desde otro punto de vista, se puede decir que gracias a la intencionalidad un sujeto es capaz de conocer la realidad que lo circunda y que además tiende naturalmente hacia ella.

La intencionalidad no se reduce al estudio de la intención de la voluntad. No debe confundirse con el concepto que en francés se llama intension y en inglés intensionality, concepto que pertenece a la lingüística. Es en la rama de la teoria del conocimiento o gnoseología donde la intencionalidad adquiere todo su valor, porque todo saber es intencional es decir se refiere a algo ya sea de dicto o de re; provocando así una constante que delimita el acceso al propio conocimiento.Dando, paradojicamente, de esta manera el punto de partida para un entendimiento objetivo de todo estudio. Desde este campo de estudio se analizan temas tan variados como "el acceso de la conciencia al mundo", "la relación entre somaticidad, o el cuerpo propio, y la conciencia", "los fenómenos psíquicos", "los valores, en cuanto percibidos por la conciencia", "la realidad en la conciencia de lo irreal (lo futuro, lo falso, lo erróneo)", "la apertura intencional de la voluntad", etc.


La intencionalidad en el siglo XX

Filosofía continental

El mayor promotor de una filosofía fundada en la intencionalidad es Edmund Husserl, discípulo de Brentano, cuya fenomenología encontró más eco, y logró crear más escuela que la filosofía de Brentano, que se muestra menos unitaria y aferrable. Husserl propone como método la reducción fenomenológica, que excluye de la consideración filosófica lo que no es mostrado a la conciencia, es decir, sólo toma en cuenta los dos polos de la relación intencional: la conciencia y el fenómeno. En el sistema de Husserl, la afirmación de la subjetividad es absoluta, y la del mundo, en cambio, sólo relativa y presuntiva. Es decir, el yo "intende" o "se dirige intencionalmente" hacia lo que el mismo sujeto ha constituido como objeto de conocimiento.[11]

En este sentido (y sobre todo en sus escritos tardíos), aún concibiendo el conocimiento (y la conciencia que se tiene de él) como fundamentalmente intencional, se da una situación de total inmanencia.

Husserl deseaba establecer la filosofía como ciencia rigurosa, y estaba convencido de que su realización sería posible sólo cuando esta disciplina se transformara -dicho a grandes rasgos- en conocimiento acerca de la conciencia pura y sus correlatos intencionales (lo que es presentado a la conciencia).[12]

Por la línea de Husserl siguieron otros pensadores como Martin Heidegger, Max Scheler, Edith Stein, Jean-Paul Sartre, Karol Wojtyła, etc., aunque cada uno de ellos adopta este término, lo hace propio, y lo adapta a su filosofía.

Max Scheler no se consideraba estrictamente discípulo de Husserl, sino que afirmaba haber descubierto el método fenomenológico por cuenta propia. Fue pionero en la consideración de la intencionalidad en los valores (humanos, morales, etc.). Al igual que Heidegger, se aparta del método fenomenológico de Husserl, y añade consideraciones de tipo ontológico. Define Intencionalidad como "Cuidado" (Sorge), o atención hacia las cosas, superando el mero aspecto ontológico. Para Heidegger, que el ‘ser en el mundo’ se plantee la existencia del mundo carece de sentido.[13] Sartre identifica conciencia con intencionalidad. Edith Stein, por su parte, estudia la intencionalidad en los campos de la empatía (relación entre sujetos, o interpersonal) y de la relación entre conciencia y cuerpo.


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