EL CLIMA

lunes, 21 de junio de 2010

TABUES TOBAS







TABUES TOBAS
La cultura toba, como cualquier otra cultura, tiene sus códigos, su particular manera de trasladar información considerada importante o esencial de una a otra generación. Estos códigos se organizan en la cultura toba, como todo pueblo ágrafo, en forma de leyendas, tradiciones y mitos que transmiten oralmente.
Una de las formas más importantes de transmisión de ideología la constituyen los tabúes , es decir el conjunto de prohibiciones que se dan dentro de un conjunto social y que castigan de manera diversa las transgresiones a la norma establecida previamente.
Los tabúes no son solamente prohibiciones rituales, sino que contienen en sí mismos mensajes e informaciones que denotan la ideología del grupo social al cual pertenecen.
La zona del Gran Chaco, donde situamos históricamente la etnia Guaycurú, uno de cuyos subgrupos es el Toba, constituye lo que se denomina un ¨melting-pot¨ (recipiente y fusión) donde diversas configuraciones culturales se unieron, en un pasado muy lejano, para formar nuevas estructuras que a su vez influyeron en otras geografías vecinas. De esa forma un tabú puede presentarse un zonas tan distantes como en Gran Chaco y la Península de Yucatán, con poca diferencia estructural entre ambas. Basta citar como ejemplo la prohibición del acercamiento al agua para la mujer menstruante o la del tabú del hombre de los muertos.
Más allá de las diferencias técnicas de los grupos étnicos, que responden a diversos estímulos del entorno, es indudable, que existen estructuras profundas que subyacen en el inconsciente de todos los grupos humanos, sean o no aborígenes.
Tabues Tobas Femeninos
La mujer toba estaba sometida a numerosos tabúes, algunos de ellos se mantienen hoy vigentes.
Durante la época del período menstrual la mujer no podía comer alimento con grasa ni carne de animal, no se le permitía tener relaciones sexuales, no podía cocinar ni tocar los alimentos (caza, pesca o recolección) traídos por el hombre. Tampoco podía acercarse a él ni conversar o charlar con sus vecinos (a riesgo de volverse chismosa o charlatana). La mujer durante su período estaba considerada ¨impura¨ y se la separaba de la comunidad.
Este tabú del período menstrual alcanzaba también a los hijos de la pareja y al marido, ellos no podían introducirse en aguas profundas ni salir de caza, a riesgo de sufrir desgracia personal, esto duraba hasta el fin del período de la mujer, su ¨impureza¨ acarreaba desgracias a la familia toda. Estas prohibiciones tenían carácter preventivo.
Durante el embarazo las prohibiciones aumentaban, una mujer embarazada no podía comer alimento sucio, por ejemplo batata picada por gallinas o fruta ensuciada por los pájaros, a riesgo de que el niño naciera con problema de visión.
No podía mirar animales de feo aspecto, por ejemplo monos. o animales muertos. Tampoco personas muertas. Estas prohibiciones prevenían contra parálisis infantil y los problemas cardíacos.
Otros tabúes se referían a las comidas, no podía comer carne de animales de caza, o sea muertos en forma violenta (al dar vida se respetaba la vida ajena). No se podía comer torta a la parrilla ni cosas picantes porque causaban mal de vista al hijo. No se podían anudar cuerdas para que no naciese con el cordón umbilical enrrollado.
Las relaciones sexuales estaban prohibidas a partir del 3º o 4º mes de embarazo, esto se mantenía hasta un año después del parto.
El marido de la embarazada tenía también sus tabúes, no podía matar animales porque ello significaba la muerte o distintos defectos físicos del hijo (comunión entre la naturaleza y el hombre).
Esta prohibición de matar abarcaba también a los animales considerados peligrosos, como el gato montés o las víboras.
Podía pescar pero no con anzuelo o lanza sino con red, de manera de no causar daño físico al animal.
Ante el ataque de un animal debía huir sin devolver el ataque, pues ante el embarazo de la mujer no se le permitía ejercer violencia sobre los seres vivos.
Tabues Tobas Generales
Existían tabúes que afectaban a todos los integrantes de la tribu, por ejemplo tenían ciertas enfermedades o plagas que escapaban al control de sus hombres más sabios, los Pi´oxonaq, entre estas enfermedades cuyo nombre tenían prohibido pronunciar, la más terrible era RALOGO, se trataba de una enfermedad que mataba rápidamente y en forma similar a la peste europea. RALOGO era atraída por la voz humana, según su creencia, los niños eran castigados si pronunciaban su nombre.
Entre los Tobas era meritorio el aprender a guardar silencio o hablar sólo lo imprescindible.
Los discursos estaban reservados a los jefes y ancianos que eran los poseedores de la sabiduría.
Era mal vista la persona charlatana y el interrumpir o levantar la voz en medio de los ancianos era motivo de severos castigos.
El tabú del silencio ante el nombre de ciertas enfermedades o el nombre de personas fallecidas puede ser un refuerzo hacia la práctica del silencio o el hablar en voz baja.
Cuando una persona de la tribu moría su nombre se transformaba en tabú, no podía ser pronunciado, los niños eran especialmente enseñados en esta prohibición.
No solo el nombre del muerto era tabú, sino que tampoco se le podía mencionar por su parentesco (Ej: tío, abuelo, etc).
Esta prohibición era abandonada cuando un niño tomaba el nombre del muerto, esto sucedía en la ceremonia de iniciación, en la que se imponía a los niños el nombre de parientes fallecidos que guardaban cierta semejanza física o espiritual con éstos.
Era el nombre adulto, antes llevaban el infantil y se consideraba el definitivo.
Con respecto al tabú del silencio, llama la atención el poder de la palabra para los Tobas, el signo lingüístico trasciende la mera función comunicativa y adquiere nuevas y peligrosas significaciones. El Toba no sólo reconoce la importancia del significado como tal, sino que tiene en cuenta también el significante o imagen acústica.

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