RUTINA SEXUAL

SEXO RUTINARIO

Cuando el sexo se vuelve rutinario

Es frecuente que las parejas sientan que el aburrimiento es la característica saliente en la relación sexual. Sepa qué hacer cuando la monotonía se instala entre los amantes
Muchas parejas consultan porque perdieron el timing sexual, la convivencia ha creado una suerte de rutina difícil de manejar, y ya no disfrutan de los pocos momentos de intimidad que tienen, ni encuentran la forma de salir del aburrimiento.
Posiblemente, les ha faltado educación sexual y modelos para imitar, y los agobia el estrés, provocando cierto grado de desequilibrio emocional que los inhabilita para sentir durante el coito. Además, los hijos suelen abarcar todos los espacios, y requieren de cada vez más tiempo y atención. El trabajo resulta estresante, y la economía del hogar afecta los encuentros, sobre todo en aquellas parejas que han elegido la cama como lugar de debate sobre los problemas económicos. Las diferencias horarias que tiene cada uno por su trabajo, sin lugar a dudas, les impide buscar momentos en que puedan disponer de todo el tiempo sin responsabilidades ni obligaciones. Estas conductas se vuelven crónicas , y muchas veces llevan a la depresión, alteración anímica que es otro factor de riesgo .
Los griegos consideraban el aburrimiento como creador de la enajenación mental. En la actualidad es común que los hombres aumenten sus horas de trabajo como modo de distracción, para poder sostener un vínculo que se ha tornado aburrido y, de esta manera, con la ocupación simplificar el problema.
Muchas mujeres encaran el papel de responsables de la rutina, ya que no fomentan espacios ni tiempo (según el hombre) para poder reencontrarse con su pareja. Este intento de encontrar un ?culpable? de la monotonía no sirve para desarrollar otro tipo de clima, ni facilita el encuentro amoroso, sino que funciona como una actitud hostil que complica más la situación, ya que no hay un sólo responsable, sino que ambos contribuyen al desencuentro.
Buscar modos de acercamiento para poder dialogar acerca de lo que se fue perdiendo de la relación, y establecer acuerdos sobre las cosas que ambos extrañan, trayendo a la memoria aquello que solían disfrutar, es una alternativa eficaz para empezar a solucionar la situación y salir del aburrimiento.
Para mantener el erotismo es imprescindible recrearlo día a día, recuperar aquellas cosas que alguna vez intensificaron la pasión y los hicieron protagonistas del sexo sentido plenamente.
El interés sexual disminuye cuando uno de los miembros de la pareja siente que el otro a perdido la dedicación y no forma parte de su centro de atención. Esta situación dispara una serie de conflictos y reclamos que tienden a desunir y a evitar la excitación, que no llega ni aún con un buen estímulo porque el problema tiene otra causa subyacente.
Otras consecuencias de un sexo rutinario es que el varón no consiga la erección o que eyacule precozmente, para acortar la duración de la relación sexual. En el caso de la mujer, el aburrimiento produce falta de deseo sexual y problemas de anorgasmia, lo que a su vez complica la situación.
Cuando comienza el problema en que en la pareja ambos buscan excusas para evitar todo tipo de contacto sexual, es fundamental acudir al terapeuta de pareja o terapeuta sexual para poder dilucidar cuáles son los mecanismos que pusieron en marcha el conflicto, hacer diagnósticos preventivos para descartar cuestiones orgánicas que favorezcan la pérdida de interés, y ofrecer técnicas terapéuticas que recompongan la relación, siempre y cuando los dos estén de acuerdo en que quieren un cambio.

Es tan fácil entrar a la rutina y abandonar todo tipo de tareas para intensificar los deseos, que la mayoría de las parejas no puede precisar con exactitud en qué momento todo empezó a deteriorarse. Yo lo asemejo a cuando uno toma un camino sin saber cuál será el destino, ni qué contribuyó a que uno haga esa elección y no otra. Finalmente, llegamos a un punto donde es difícil el retorno. Pero el porvenir depende de nuestro compromiso de entrega y de la necesidad que tengamos de encontrar una solución.