EL CLIMA

domingo, 23 de diciembre de 2012

























Amado lector, en visperas ya de la noche buena, el editor de la caravana 
te saluda con su maximo cariño, te abraza en su corazon, y te brinda el respeto de siempre, ademas por supuesto, de darte las gracias, gracias por compartir cada dia la caravana, y de hecho se por las estadisticas, que cada dia somos mas, asi que estoy agradecido tambien por esto. Saludo asimismo a los amigos que nos acompañan desde diversos paises del mundo, sabemos que la caravana ha trascendido las fronteras y tenemos muchos amigos en mexico, chile, uruguay, peru y hasta en republica del salvador, asi que a todos, todos por igual, un abrazo muy muy fuerte, un deseo de una hermosa noche buena junto a sus familias, y a los que por ahi no son cristianos o quizas no comparten esta filosofia de vida, pues, el cariño, el respeto, y la mano abierta de siempre, el corazon ancho para contenerlos, la sonrisa sincera y el decirles por supuesto que son mas que bienvenidos cada dia en la caravana, un espacio de reflexion, humor, y libertad.
Que Dios, como lo entienda cada uno, los este iluminando, guiando, llevando por caminos de prosperidad y de bien, y a los que a lo mejor no le han creido por diferentes circunstancias, pues que la vida te ponga siempre en caminos de prosperidad y victoria.
Los amamos, a disfrutar como corresponde, en paz y en familia, y los
esperamos con mas caravana, el dia martes 25 de diciembre , dia de
navidad, gracias, el editor.  



Riley Christensen, de diez años, y su madre, Lynn, estaban frente a la computadora, buscando modelos y precios de bicicletas. “Elijamos una para el cumpleaños de papá”, le sugirió Lynn a su hija.

Mientras Christensen recorría la página principal de Bike Rack, una tienda en su pueblo de St. Charles, Illinois, Estados Unidos, le llamó la atención un enlace de video para el Proyecto Movilidad. Hizo click por simple curiosidad. El video explicaba cómo Hal Honeyman, copropietario de la tienda, había creado una organización que fabricaba bicicletas diseñadas especialmente para personas con discapacidades.

Mostraba los rostros felices de aquellos que ahora las montaban: víctimas de accidentes, veteranos de guerra heridos y niños con discapacidades, entre ellos el propio hijo de Hal, quien había nacido con parálisis cerebral.

“Voy a comprar una bicicleta para uno de esos niños", le dijo Riley a su madre.
Dos días después, le mostró a su mamá una carta que había escrito para pedir donaciones: “Creo que es increíble que haya alguien que hace bicicletas para niños que no pueden caminar”, decía la carta. “Vi lo feliz que se puso un chico al recibir una… les escribo para pedirles ayuda”. Lynn quedó impresionada por el esfuerzo de su hija, pero las dudas no tardaron en surgir. Solo una de estas bicicletas especiales podría costar hasta 4.000 dólares. Riley nunca podría recaudar tanto dinero. Sin embargo, envió su carta a 75 parientes y amigos. Tres días después, comenzaron a llegar cheques y dinero en efectivo.

Luego, se corrió la voz sobre la campaña de Riley y, a medida que se acercaba la Navidad, las donaciones seguían llegando. Finalmente, la niña recaudó más de 12.000 dólares, cantidad suficiente como para comprar siete bicicletas.

En la última Nochebuena, Riley se puso un gorro de Papá Noel y les entregó las bicicletas a tres de los chicos afortunados: Ava, un adolescente de 13 años con espina bífida; Jenny, un joven de 15 años con parálisis cerebral, y Rose, una pequeña de 4 años con un trastorno genético poco común. “Esta ha sido la mejor Navidad que jamás he tenido”, comentó Riley. Desde entonces, ella y Ava salen a andar juntas en bicicleta. “Cuando ando en bicicleta, me gusta ir rápido y sentir la brisa —cuenta Riley—. A Ava también. Ella pedalea con los brazos, no con los pies, pero realmente vuela”.

Riley tiene decidido continuar con la campaña cada Navidad. “Quiero que los niños sientan el viento en sus rostros”, comenta..




 En el verano de 1990 estaba yo de monitor en un campamento en Maine (EEUU). En el mismo campamento había también un monitor americano que solía llevar una camiseta gris de tirantes que me encantaba. Un día se lo dije y él me la dio. “Te gusta? Quédatela. Es tuya”. Han pasado 17 años desde ese día y me sigo poniendo esa camiseta para ir a correr al parque. La he lavado mil veces y está intacta, igual que el día que me la regaló. Me la dio porque sí, sin esperar nada a cambio. Recuerdo ver su mirada de satisfacción cuando me vio tan sorprendido y emocionado con la camiseta en mis manos.

         Hoy en día no abundan demasiado estos valores. El dar sin esperar nada del otro. El dar por el placer de dar. Cuando damos esperando algo a cambio no estamos dando nada realmente. Estamos intercambiando, negociando. Dar por el placer de dar gratifica al dador y al receptor. La recompensa es ver en los ojos del receptor esa mirada de agradecimiento. El poder hacer al otro feliz es el mejor pago para el que da. Whitman dice: “Cuando yo doy, me doy a mí mismo”.

         En el día a día damos a los demás de nosotros mismos, sin esperar nada a cambio. La madre da a sus hijos todo de sí, da de su tiempo, de su persona, de su dedicación, de su amor. El médico, la enfermera, cobran lo mismo al final de mes hagan lo que hagan, pero reciben mucho más cuando dan su cariño, su ternura, su comprensión, su amabilidad y su amor a los pacientes. El dinero a fin de mes les permite vivir, pero la sensación de ayudar y alegrar tratando con amor a sus pacientes es lo que les proporciona la felicidad y satisfacción diarias.

         Quien más da, más recibe. No es rico el que tiene mucho sino el que da mucho (E Fromm). Otro escritor libanés llamado Khalil Gibran dice: “Hay quienes poseen poco y lo dan todo. Éstos son los que creen en la vida y en su generosidad. Su cofre jamás se verá vacío”.

Mucha gente no entiende eso de dar sin más, por el placer de dar. Por ejemplo, en el caso de “La meteo que viene”. No se genera ni un solo euro por su envío periódico cada semana y tampoco por estas reflexiones. Lo que verdaderamente la alimenta es el saber que al otro lado hay gente a la que le es útil. Les es útil para decidir si ir a esquiar o quedarse a comer con la familia. Les es útil porque algunas frases les hacen pensar que sí que existe un mundo mejor (Un mundo de Yupi), donde hay gente generosa en quien confiar.

         Mi pago por estas líneas no es otro que saber que interesa, que alegra alguna cara y que ayuda a alguien a no meterse a escalar una pared de varios largos de 6A  en medio de un aguacero. Me llegan correos que me confirman que es así. Para mí son imprescindibles. Sé de muchos que se saltan la meteo para leer directamente estas líneas, estén luego o no de acuerdo con lo escrito. Para ellos también son estos correos.

         Estas líneas se envían a unas 100 personas (Hotmail me limita a 50 destinatarios por envío y así, mando el correo 2 veces. En ocasiones hasta 3 veces si superan los 100). Pero sé de buena tienta que luego estos correos se siguen reenviando y reenviando y, aunque la meteo es sólo para Aragón, llegan a muchos puntos de España. Es extraordinario… Es aprovechar los avances de la comunicación para enriquecernos todos. Me alegro de que así sea.

         Hoy en día todo se comparte. Internet lo ha hecho fácil. Se comparte música por e-mule, se comparten vídeos, reflexiones, fotos, etc… Compartir enriquece a las personas. Todos nos enriquecemos. Nadie pierde. Todos ganan.

         El pasado viernes miles de personas fotografiaban con su móvil el concierto de Maná en la Romareda. No lo hacían para dar envidia a otros (o eso creo) sino para compartir ese momento con quienes no habían podido acudir. Este viernes que viene, una amiga mía canaria que vive en León recibirá un elaborado regalo de cumpleaños porque sí. Porque sé que le va a gustar. Espero que lo crea ella así y que no crea que espero algo a cambio. Hoy mismo, unos padres agradecidos me han traído al hospital una camisa blanca de lino chulísima. Un día cualquiera Fátima me regaló un CD que elaboró para mí. La semana pasada Santiago me grabó el 2º CD de música clásica. Ayer una enfermera de la UCI de un hospital de Barcelona me escribió en agradecimiento por unos correos que le reenvían desde hace tiempo con La meteo que viene y con unas reflexiones que disfruta leyendo, escritas por alguien que no conoce.

         Ya lo canta Jorge Drexler: “Cada uno da lo que recibe... Luego recibe lo que da... Nada es más simple... No hay otra norma... Nada se pierde... Todo se transforma”

 Quien ha recibido algo sin esperar nada a cambio, quien ha sido querido, enseñado, ayudado, auxiliado, luego también tiende a querer, a enseñar, a ayudar, a auxiliar y a dar por el placer de dar. Creo que el principal de los 10 mandamientos es el segundo: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Pero a mí me gusta expresarlo de otra manera: “Trata a los demás como querrías que te trataran a ti”. Con esa frase uno tiende a ser mejor médico, mejor enfermera, mejor hermano, mejor hijo, mejor amigo, mejor persona… y uno termina siendo más feliz. Más aúuuunnnn?????

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