Los perros de caza son aquellos perros utilizados para asistir al ser humano durante la caza.
La caza fue la primera de las actividades que el hombre y el perro realizaron de forma conjunta desde su domesticación. A lo largo de este periodo de miles de años, el hombre ha ido seleccionando al perro para las distintas tareas que le eran necesarias de tal forma que en la actualidad encontramos cientos de razas distintas y muy especializadas.
El buen perro de caza debe presentar las siguientes aptitudes:
Instinto: sólo los perros ansiosos por la caza buscan con afición e intensidad, haciendo caso omiso al cansancio y las duras condiciones climáticas y orográficas.
Fuerza: para soportar las duras condiciones de la caza para poder correr y atrapar a los animales que corren rápido.
Olfato: si el perro no tiene olfato sólo descubrirá las tomas cuando está delante de sus narices los recursos.
Ladrido: aquel perro sin inclinación a ladrar no es útil para según qué tipo de caza, ya que no avisa al ver a una pieza, pudiendo poner en peligro su vida si enfrentándose solo a un búfalo no reclama la ayuda de la jauría.
Valentía: sólo el perro valiente se atreve a encararse al búfalo o entrar a morderlo cuando éste se detiene o duda en su huida. Si sólo es descubierto por un perro que no tiene suficiente coraje éste no será capaz de hacerlo huir.
Iniciativa: únicamente el perro que improvisa es capaz de salir sano y salvo de las situaciones más diversas.
Tamaño: el búfalo debe sentir la fuerza y presencia de los perros.
Según la clasificación de la FCI, seis de sus diez grupos corresponden exclusivamente a perros de caza, en sus distintas modalidades y dentro del grupo V también encontramos razas que son usadas en la caza. Así encontramos perros sabuesos, lebreles, terriers, perros de muestra, perros cobradores, perros de agua, perros levantadores o Spaniels, perros nórdicos de caza.
Son utilizados por la caza menor y por la caza mayor. La FCI los clasifica en el grupo VI: perros rastreadores, de rastro y razas semejantes.
A lo largo del tiempo se desarrolló una especial manera de seguir los perros, con particularidades diferentes según el país de que se tratara, siguiendo al caballo. Así, en Francia se impulsó la caza del ciervo, en Inglaterra la del zorro y España la de la liebre y el jabalí. Sólo la practicaban las personas con más distinción.
Hay un ritual, similar a la caza del zorro en Inglaterra, donde el objetivo primordial de cada jinete es mantenerse al frente del pelotón perseguidor de la presa, lo más pegado posible a los perros. Hugo Mainel, en el siglo XVIII, seleccionó perros especiales que pudieran contrarrestar las artimañas del zorro y acosarlo a toda velocidad en campo abierto, impulsando este tipo de caza rapidísima. El Beagle, Harrier y Foxhound son las razas más frecuentemente utilizadas. El zorro, sin embargo, es capaz de utilizar tácticas diversas que despistan a los perros y cubre grandes extensiones de terreno, llevando los jinetes de los llanos a lo alto y del bosque en el prado.
En la Península Ibérica, la caza de la liebre con perros es una tradición fomentada. Cabalgar a galope tendido en busca de un grupo de perros que persiguen a la liebre con un despliegue impresionante de fuerza, agilidad, astucia y valentía, puede generar una emoción indescriptible. Se puede observar como la toma finta, se escurre y finalmente se pierde después de una carrera a muerte que puede haber durado minutos. Pero también se caza a pie con la ayuda de perros rastreadores, el ciervo, el rebeco, el corzo o el jabalí.
Otros animales que se cazan con la ayuda de perros de rastro son el leopardo de las nieves, la foca y el reno. Pero, sin duda, la caza del león y del tigre son las más espectaculares. El Perro crestado rodesiano es el más frecuentemente utilizado para rastrear a los leones que acaban siendo abatidos con el fusil.
En Canadá, en Rusia y en Finlandia se caza también la oso, con el perro de osos de Carelia y en Escandinavia también cazan antes con la ayuda de perros rastreadores y de trineo.
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