Hay personas que se ponen nerviosas con mucha facilidad. Cualquier cosa les altera y hace que se produzcan situaciones de mucha tensión y mucho estrés. ¿Por qué se producen los nervios en una persona? Normalmente se producen porque la persona no tiene un buen control emocional. No sabe controlar sus emociones las cuales pueden provocar situaciones de lo más difícil.
Hay personas que ya están catalogadas de "nerviosas" y se les permite muchas cosas, llegando incluso a perdonárseles cosas que normalmente no aceptamos en nadie, por ejemplo: enfados, protestas, cólera, histeria, mala educación, reproches, etc. etc. etc. La excusa siempre suele ser la misma: "Es que es muy nervioso..." Hay familias donde al nervioso se la trata incluso con mayor delicadeza y tacto para que no explote. Normalmente esta actitud consigue pocos resultados y las personas que tratan así al nervioso llegan a convertirse tarde o temprano en su víctima.
¿Sabes controlar tus nervios?
El control de los nervios es una característica importantísima de la personalidad y es un factor clave en la consideración que los demás tienen de nosotros. Gran parte de la valoración que se hace de las personas no se funda en sus habilidades y capacidades para actuar, sino en su ánimo y forma de responder -equilibrada y tranquila, o por el contrario, sobresaltada y colérica- ante situaciones en las que existen imprevistos, contratiempos o contrariedades. Quienes son capaces de evitar reacciones negativas se están haciendo un importante favor a sí mismos y a quienes les rodean.
¿Cómo tratar y ayudar al nervioso?
* No lo trates de forma especial o paternal. No le estimules a que se crea alguien especial.
* La mejor manera de ayudar a encontrar los nervios a alguien que los ha perdido es permanecer en calma. Guarda silencio. Recuerda que la conducta se contagia.
* Si eres tú quien pierde los nervios, piensa rápidamente: ¿qué gano con esa actitud?
* Si una persona pierde varias veces los nervios contigo, no le des más oportunidades. Muéstrate indiferente al menor síntoma de que los va a perder. Si es necesario, vete y déjala a solas con sus propios nervios.
* Cierra toda posibilidad de diálogo con una persona que ha perdido los nervios. En el mejor de los casos, no servirá para nada. Y, en el peor, puede que tú te acabes contagiando de su conducta y los pierdas también.
Ten mucho cuidado con los nerviosos de tu propia familia y grupo de trabajo. Es fácil ser manipulados por aquellos que pierden los nervios con facilidad en un intento por nuestra parte de que no suceda. Esto hace que nuestro comportamiento sea forzado y que perdamos nosotros mismos los nervios. Antes de explotar es mejor respirar hondo y pararse a pensar qué vamos a soluciones con ello.
Es muy importante ir adquiriendo un control emocional claro ante las situaciones no previstas o no deseadas, ya que ello influye muchísimo en nuestra relaciones con los demás, en nuestra vida personal y en nuestro trabajo. El bajo control emocional, salvo casos y situaciones que precisan tratamiento psicológico, es claramente indicador de carencias y desequilibrios de diferentes componentes de la personalidad: inmadurez, rigidez, baja tolerancia ante la frustración (poco aguante), baja autoestima y fuerte inseguridad, entre muchas causas posibles.
Tenemos que acostumbrarnos a no perder los nervios con facilidad. Si no sabemos hacerlo por nosotros mismos, tenemos que pedir ayuda a alguien que nos oriente.
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