PREJUICIO
Un prejuicio (del lat. praejudicium, ‘juzgado de antemano’) es el proceso de formación de un concepto o juicio sobre alguna cosa de forma anticipada, es decir, antes de tiempo;1 implica la elaboración de un juicio u opinión acerca de una persona o situación antes de determinar la preponderancia de la evidencia, o la elaboración de un juicio sin antes tener ninguna experiencia directa o real. Consiste en criticar de forma positiva o negativa una situación o una persona sin tener suficientes elementos previos. Es una actitud que puede observarse en todos los ámbitos y actividades de la sociedad, en cualquier grupo social y en cualquier grupo de edad, e implica una forma de pensar íntimamente relacionada con comportamientos o actitudes de discriminación.
En el campo de la psicología, un sesgo cognitivo es una distorsión (distorsión cognitiva) en el modo en el que los seres humanos perciben la realidad. Algunos de estos procesos han sido verificados empíricamente en el campo de la psicología, otros están siendo considerados como categorías generales de prejuicios.
En la actividad científica en general, un sesgo es un error que aparece en los resultados de un estudio debido a factores que dependen de la recolección o del análisis o de la interpretación o de la publicación o de la revisión de los datos que pueden conducir a conclusiones que son sistemáticamente diferentes de la verdad o incorrectas acerca de los objetivos de una investigación. Este error puede ser sistemático o no, y es diferente al error aleatorio.
En la actividad científica en general, un sesgo es un error que aparece en los resultados de un estudio debido a factores que dependen de la recolección o del análisis o de la interpretación o de la publicación o de la revisión de los datos que pueden conducir a conclusiones que son sistemáticamente diferentes de la verdad o incorrectas acerca de los objetivos de una investigación. Este error puede ser sistemático o no, y es diferente al error aleatorio.
En el ámbito de cualquier disciplina científica, se le denomina sesgo al hecho de que el científico haga lo posible, ya sea de manera deliberada o por un error involuntario, para que los datos de sus experimentos coincidan con lo que de ellos se espera.
El prejuicio surge por conveniencia, para discriminar, descartar o dominar a otras personas o aceptarlas preferentemente, sin tener remordimientos y sin reflexionar si eso es bueno o malo, o si es una opinión objetiva o subjetiva. Comúnmente es una actitud hostil o, menos frecuentemente, favorable hacia una persona que pertenece a determinado grupo (social, étnico, sexual, político, socioeconómico, ocupacional, religioso, deportivo, etario, de salud o de enfermedad o de cualquier índole, incluso territorial o geográfica) simplemente por el hecho de pertenecer (voluntaria o involuntariamente, consciente o inconscientemente) a ese grupo, en la presunción de que posee las cualidades negativas o positivas atribuidas por muchas personas al mismo. La opinión se produce primero respecto del grupo prejuiciado y después incorpora al individuo.
El prejuicio es una evaluación preconcebida de las personas, una idea preconcebida que se tiene sobre los otros.
El prejuicio consiste en tener una opinión o idea acerca de un miembro de un grupo sin realmente conocer al individuo. La antipatía suele basarse en información pasada y en la experiencia con un individuo en particular.
La extensión de las propias experiencias negativas al caso general se puede considerar como sesgo. Por ejemplo, una persona que ha tenido una serie de relaciones negativas con miembros del sexo opuesto puede desarrollar un prejuicio contra ese sexo, y asumir así que los factores que dañan las relaciones siempre están presentes en ese sexo, y adoptar el conjunto de prejuicios que se conoce como sexismo. O, si una persona ha crecido con el concepto de que los miembros del grupo «X» tienen ciertas características, debido a un encuentro pasado amargo con un X, puede asumir que todos los miembros del grupo son X y tratar a todos los miembros de ese grupo en función de esa experiencia: racismo, prejuicios relacionados con la lengua (tratar ciertas variantes dialectales de un idioma como si no fueran idiomas, por ejemplo), intolerancia religiosa, homofobia o el rechazo de alguien porque su estirpe política es diferente de la propia.
En otros casos, está relacionado con el tribalismo. A los jóvenes de un grupo, en una educación temprana, se enseña que ciertas actitudes y valores son los «correctos». Se forman opiniones sin sopesar la evidencia en ambos lados del asunto considerado. Muchos comportamientos prejuiciosos se forman en la infancia al emular la forma de pensar y hablar de los mayores, sin intención maliciosa por parte del niño. El adulto prejuicioso puede incluso sorprenderse al oír una lista de improperios y de sus propias opiniones a medio cocinar sobre ciertos grupos de boca de sus hijos e hijas.
Como en la persecución, la persona que actúa con una creencia prejuiciosa cree en la maldad o bondad del otro y en la justicia del razonamiento propio.
Como en la persecución, la persona que actúa con una creencia prejuiciosa cree en la maldad o bondad del otro y en la justicia del razonamiento propio.
En la mayor parte de los casos, se da por hecho que existe una inferioridad natural o genética en el grupo segregado, o bien una circunstancia cualquiera que establece la inferioridad de sus integrantes. También es común que se ponga un acento en las diferencias culturales, lo que explicaría la inferioridad o superioridad de los otros.
(especialmente en lugares y momentos inoportunos).Algunas personas son excluidas injustamente de trabajos, barrios, préstamos bancarios, oportunidades educativas, eventos sociales y asociaciones.
Algunas personas reciben insultos muy hirientes o son excluidas de participar en eventos.
Algunas personas son atacadas o golpeadas.
A algunas personas les pagan injustamente menos aunque hagan el mismo trabajo.
Los hogares de algunas personas, lugares de oración o cementerios son destrozados.
El «conflicto» que la vida crea sistemáticamente, enfrentando a grupos contra grupos e «interacciones simbólicas», como etiquetar a las personas, producen prejuicios que no están basados en la experiencia directa.
El prejuicio es «funcional» y se agudiza por el ambiente o medio social: el racismo, la homofobia, los puntos de vista políticos, religiosos o espirituales firmemente sostenidos... surgen ante un enemigo potencial como posición defensiva que puede salvar la vida del individuo o grupo prejuicioso.
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