EL CLIMA

miércoles, 27 de junio de 2012

NIÑOS DIFICILES





NIÑOS CONDUCTAS


La tarea de educadores y padres es orientar los pasos de los niños para que aprendan a vivir bajo un ordenamiento social. En la infancia, los asuntos que un adulto normalmente ignoraría resultan atractivos para los pequeños, cuyo deseo por explorar todo lo que ven, tocan, huelen, perciben o prueban, no tiene límites. Sin embargo, cuando se encuentran en esta fase de descubrimiento terminan adoptando conductas socialmente inadecuadas.
Es así como entre los 2 y los 5 años, aproximadamente, se sienten fascinados jugando con los mocos que salen de su nariz, metiendo las manos en el inodoro, desocupando el salero de un restaurante, jalando con sus manos el papel higiénico o, incluso, tomando objetos ajenos y pegándole a otras personas para observar su reacción.
De acuerdo con Claudia Jiménez Chacón, sicóloga especializada en niños de la Asociación Afecto, ellos aprenden a identificar una conducta inapropiada con la reacción de los mayores. “Los gestos de desaprobación, las palabras o el tono de voz son los primeros indicadores para los niños sobre qué está mal visto”, enfatiza.
El problema radica en que algunas veces desconocen el error en el cual están incurriendo, porque los adultos no se han tomado el tiempo para darles una explicación. En cambio, acuden al castigo, el regaño o la reacción exagerada como estrategias para educarlos.
Adicionalmente, tienden a ser intolerantes sin tener en cuenta que hasta ahora comienzan su proceso de aprendizaje.
“Ese error de los padres bloquea la posibilidad de que un menor aprenda apropiadamente porque se le exige injustamente sin darle la oportunidad de que adquiera un hábito”, agrega Chacón.
Según la especialista, la recomendación es expresarle de manera clara, respetuosa y cariñosa por qué su conducta no es conveniente, pues ellos tienen la capacidad de asimilarlo, aunque los adultos opinen lo contrario. “Algunos piensan que no se dan cuenta de las cosas o que no alcanzan a comprenderlas, lo cual no es cierto. La explicación es básica para el cambio”, explica.
Para Graciela Fandiño, profesora de la Universidad Pedagógica y especialista en Educación Inicial, se habla de comportamiento inadecuado cuando un niño repite una misma acción. “Si ésta se vuelve reiterativa, hay que preguntarse por qué”, añade.
Como formadora de maestros, Fandiño afirma que los profesores tienen la responsabilidad de ayudarlo a poner en palabras lo que necesita. “Con los pequeños se pueden generar espacios de conversación, que en pedagogía se llaman asambleas, para hablar sobre lo que les preocupa. Además, conviene establecer con ellos pactos de conducta escritos para que sepan que no está permitido pegarle al compañero, decir groserías, escupir o gritar”,

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