EL CLIMA

sábado, 16 de junio de 2012

MARIA DE ESTUARDO


María I de Escocia, llamada María Estuardo, (Palacio de Linlithgow (Escocia); 8 de diciembre de 1542Castillo de Fotheringhay, Northamptonshire (Inglaterra); 8 de febrero de 1587), reina de Escocia desde el 14 de diciembre de 1542 hasta 24 de julio de 1567. También denominada popularmente como María, reina de los escoceses, quizás sea la más conocida de los monarcas escoceses por su tempestuosa vida y trágica muerte.

María y el problema sucesorio de Escocia

Nació en el palacio de Linlithgow en Escocia, el 8 de diciembre de 1542, siendo la menor de los 3 hijos -pero única superviviente- del rey Jacobo V de Escocia y de María de Guisa.

Durante el reinado de Roberto II, la corona escocesa había sido destinada a ser heredada en línea directa por los hijos de Roberto, todos varones. Estos fueron convocados a un acto parlamentario, porque la legitimidad de la descendencia de Roberto en su primer matrimonio era cuestionable. Por lo que las hijas, así como las líneas descendientes de éstas, podrían heredar solamente después de la extinción de las líneas masculinas. Ante la sospecha de una línea ilegítima masculina y la extinción hacía años de todas las líneas masculinas legítimas, la sucesión escocesa se complicaba. Además, el único primo vivo que le quedaba al rey, el duque de Albany, había muerto en 1536. Si él no hubiera fallecido antes que Jacobo V, María no habría heredado necesariamente. En esta clase de situación de semi-Ley Sálica, María ascendió el trono en un momento complicado, debido al problema sucesorio.

Coronación temprana y regencia de Escocia

La pequeña María, de apenas seis días de edad, fue proclamada reina de Escocia, con James Hamilton, II conde de Arran como el siguiente en la línea sucesoria y regente del reino durante la minoría de edad de la reina. Esa situación duró hasta 1554, cuando la madre de María, María de Guisa, se hace con el poder, continuando como regente hasta su propia muerte en 1560. Seis meses después de que su nacimiento, en julio de 1543, los tratados de Greenwich prometieron a María en matrimonio con Eduardo, hijo del rey Enrique VIII de Inglaterra, decidiéndose que la boda se llevaría a cabo en 1552, y que sus herederos ocuparían los tronos de Escocia y de Inglaterra. Este tratado de buenas intenciones se quiebra dos meses más tarde, María de Guisa se retracta y se opone terminamente a este matrimonio, la regente y María se escondieron en el castillo de Stirling, donde las preparaciones fueron hechas para la coronación de la pequeña.

Coronaron a María como reina de Escocia en la capilla real del castillo de Stirling el 9 de septiembre de 1543. Debido a la edad de la reina, tenía apenas 9 meses, y del tipo de ceremonia, única en su género, la coronación fue el tema del momento en las cortes de Europa.

En el día de la coronación vistieron a la pequeña con pesados trajes reales en miniatura. Una capa carmesí de terciopelo fue sujetada alrededor de su cuello minúsculo con un pequeño gancho forrado de armiño, y junto a las joyas cosidas al satén, con las mangas que colgaban largas, se envolvió a la niña, que podía incorporarse pero no caminar. Fue llevada por Lord Livingston en solemne procesión a la capilla real. Y dentro de la capilla, Lord Livingston dejó a María delante del altar y la colocó suavemente en el trono fijado encima. Entonces él hizo una pausa, sosteniéndola para evitar que ella se cayera rodando del trono.

Rápidamente, el cardenal David Beaton le hizo el Juramento de la Coronación, siendo Lord Livingston el que contestó por ella. Inmediatamente después el cardenal desató sus pesados ropajes y comenzó a ungirla con el óleo santo por detrás, del pecho, y las palmas de sus manos. Entonces a la niña le llegó una pequeña brisa fría, y comenzó a gritar. Mateo Estuardo, IV conde de Lennox (padre del que sería el segundo esposo de María, Lord Darnley) le colocó el cetro real en sus pequeñas manos, y la bebé sorprendió a todos agarrándolo fuertemente. Entonces la espada del Estado fue presentada por el conde de Argyll, y el cardenal realizó la ceremonia de ceñir la espada tres veces sobre al pequeño cuerpo.

Entonces, el conde de Arran llevó la corona. Sosteniéndola suavemente, el cardenal Beaton la bajó sobre la cabeza de la niña, mientras se la reclinaba sobre un anillo hecho de terciopelo. El cardenal estabilizó la corona en su cabecita y Lord Livingston sostuvo su cuerpo recto mientras que los condes de Lennox y de Arran besaron su mejilla, seguido por el resto de los prelados y los pares que se arrodillaron ante ella y, poniendo sus manos en su corona, le juraron lealtad.

Tras la ruptura de los tratados de Greenwich, Enrique VIII quiso cumplir por la fuerza el compromiso nupcial de su hijo Eduardo con María de Escocia para unión de las dos coronas (Retrato del rey inglés por Hans Holbein el Joven).

Los tratados de Greenwich fueron pronto dejados de lado después de la coronación de María. El compromiso no les sentó bien a los escoceses, especialmente porque el rey Enrique VIII intentó cambiar el acuerdo establecido de modo que él pudiera tener bajo su custodia a María muchos años antes de que la boda ocurriera. Asimismo, el rey inglés deseaba que Escocia rompiera su alianza tradicional con Francia. Temiendo una sublevación popular, el parlamento escocés rompe el tratado con Inglaterra a finales de año.

La reacción de Enrique VIII fue crítica y comenzó lo que llamaría "cortejar a la inglesa" que era nada menos que imponer la unión de su hijo con María a la fuerza. La estrategia consistió en una serie de incursiones militares en territorio escocés que duraron hasta junio de 1551, costando la excesiva suma de medio millón de libras y muchas vidas. En mayo de 1544, el conde inglés de Hertford (luego nombrado duque de Somerset por Eduardo VI) arribó a Escocia con un ejército decidido a capturar Edimburgo y secuestrar a la niña-reina, pero María de Guisa la ocultó en los compartimientos secretos del castillo de Stirling. Los franceses, de acuerdo a la Alianza de Auld, vinieron en ayuda de los escoceses.

El 10 de septiembre de 1547, conocido como "Sábado Negro", los escoceses sufrieron una amarga derrota en la batalla de Pinkie Cleugh. María de Guisa, temerosa por la seguridad de su hija, la había enviado temporalmente al priorato de Inchmahome, dando cuenta de ello al embajador francés Monsieur d'Oysel. El nuevo rey francés, Enrique II, ahora proponía unir Francia y Escocia casando a la pequeña reina con su recién nacido hijo, el delfín Francisco. Esto parecía ser para María de Guisa la única solución ante todos sus apuros. En febrero de 1548, oyendo que los ingleses estaban cerca, María traslada a su hija al castillo de Dumbarton. Los ingleses dejan tras de sí un rastro de la devastación una vez más y capturan la estratégica ciudad de Haddington. Para junio, la muy esperada ayuda francesa había llegado. El 7 de julio, el tratado nupcial francés fue firmado en un convento cerca de Haddington. María sería enviada a Francia, donde el rey Enrique II había ofrecido protegerla y educarla. El 7 de agosto de 1548, la flota francesa enviada por Enrique II volvió de regreso a Francia desde Dumbarton llevando a la pequeña reina de Escocia -de 5 años de edad- consigo. María de Guisa y María I no volverían a verse jamás.

Reina de Francia

Vivaz, bonita, y lista (según cuentan sus contemporáneos), María tuvo una juventud prometedora. Coronada ya reina de Escocia y con su acuerdo matrimonial ya pactado por su madre, llegó a Francia en 1548, a la corta edad de cinco años, para vivir por los siguientes diez años en la corte francesa. Su propia pequeña corte que la acompañó desde Escocia consistía en dos lores, dos medios-hermanos, y las "cuatro Marías," cuatro pequeñas muchachas de su propia edad, todas llamadas María e hijas de las familias más nobles de Escocia: Beaton, Seaton, Fleming, y Livingston.

Mientras, en la corte francesa, la joven reina era la favorita. Ella recibió la mejor educación disponible, y al término de su juventud, dominaba los idiomas: francés, latín, griego, español e italiano, además de su escocés nativo. También aprendió a tocar dos instrumentos, prosa, equitación, cetrería y costura.

El 24 de abril de 1558, María se casó con el Delfín Francisco en la catedral de Notre Dame en París y, a la muerte de Enrique II el 10 de julio de 1559, se convirtió en reina de Francia al acceder su marido al trono como Francisco II de Francia. Bajo las leyes ordinarias de sucesión, María era también la siguiente en la línea al trono inglés después de su prima segunda, la reina Isabel I de Inglaterra, la cual no tenía hijos. Sin embargo, según la iglesia católica, Isabel era bastarda, lo que convertía a María en la legítima heredera del trono inglés. Sin embargo, de acuerdo al Acta de Sucesión Pro-Protestante que estuvo vigente en Inglaterra, la voluntad de Enrique VIII excluía explícitamente a los Estuardo de la sucesión al trono inglés. Los apuros de María aumentaron aún más con el levantamiento hugonote en Francia, llamado el tumulto de Amboise (617 de marzo de 1560), haciendo imposible para los franceses apoyar a María en el reino de Escocia y en sus pretensiones en Inglaterra.

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