EL CLIMA

domingo, 6 de mayo de 2012

LA NUEVA CARAVANA



Y en este comienzo de semana amado lector, te presentamos este relato chino, (si le decimos cuento queda raro), con el fin de trazar una especie de paralelo, como una analogia de las cosas diriamos, y para que te pongas a pensar que a veces, cuando se siembra con dolor, ocurren varias cosas, y entre ellas destacamos que, o bien recibis una cosecha mucho mejor y mas abundante, o quizas, es muy posible, que te libres de algo peor.
Como se dice por alli, sabiduria popular mediante, no hay mal que por bien no venga, o todas las cosas ayudan para bien, o Dios tiene propositos escondidos que nosotros desconocemos, porque el ve mas adelante, va abriendo camino como malacate en la nieve, y es de decir con toda seguridad, que podemos fiarnos de corazon en el, porque es seguro que nos ama, y quiere nuestro bien, y quiere darnos siempre lo mejor.
Te lo repetimos,este cuentito, es una analogia, y es para que apliques la enseñanza y creas, que siempre hay un destino mejor, y que cuando a veces refunfuñamos porque creemos que perdimos cien, es muy posible que mas adelante, ganemos diez mil.
Que tengas un hermoso comienzo de semana, mirando bien lejos, con el corason henchido de alegria, y proyectando dias muy pero muy felices,
te amamos.
besoooos LC.


Había una vez un campesino chino,



pobre pero sabio,


que trabajaba la tierra duramente con su hijo.


Un día el hijo le dijo:


-¡Padre, qué desgracia! Se nos ha ido el caballo.


-¿Por qué le llamas desgracia? -respondió el padre.


Veremos lo que trae el tiempo...


A los pocos días el caballo regresó,


acompañado de otro caballo.


-¡Padre, qué suerte! - exclamó esta vez el muchacho.


Nuestro caballo ha traído otro caballo.


-Por qué le llamas suerte? - repuso el padre.


Veamos qué nos trae el tiempo.


En unos cuantos días más, el muchacho quiso montar


el caballo nuevo, y éste, no acostumbrado al jinete,


se encabritó y lo arrojó al suelo.


El muchacho se quebró una pierna.


-¡Padre, qué desgracia! - exclamó ahora el muchacho.


¡Me he quebrado la pierna!


Y el padre, retomando su experiencia y sabiduría, sentenció:


-¿Por qué le llamas desgracia?


Veamos lo que trae el tiempo!


El muchacho no se convencía de la respuesta


sino que gimoteaba en su cama.


Pocos días después pasaron por la aldea


los enviados del rey, buscando jóvenes


para llevárselos a la guerra.


Vinieron a la casa del anciano, pero como vieron al joven


con su pierna entablillada, lo dejaron y siguieron de largo.


El joven comprendió entonces que nunca hay que dar


ni la desgracia ni la fortuna como absolutas,


sino que siempre hay que darle tiempo al tiempo,


para ver si algo es malo o bueno.


La moraleja de este antiguo consejo chino es que


"la vida da tantas vueltas, y es tan paradójico su desarrollo,


que lo malo se hace bueno, y lo bueno malo.


Lo mejor es esperar siempre el día de mañana,


pero sobre todo confiar en DIOS, porque todo sucede


con un propósito positivo para nuestras vidas...

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