Ello hizo de la miscelánea un género sumamente popular. Fueron traducidas y adaptadas a todas las lenguas y, como en las polianteas o enciclopedias generales a que recurrían los curas para sus sermones y los escritores y dramaturgos para sus obras, estos encontraban fácilmente inspiración. En ellas podían encontrarse todo tipo de prosas, versos e incluso piezas dramáticas de la más variada procedencia, tanto culta como popular.
La estructura de las misceláneas varía desde el diálogo a la colección de cartas o epístolas, la división por apartados temáticos o a la reunión de una serie de personajes que van divagando sobre temas propuestos por uno de ellos.
En el siglo XVI fueron especialmente leídas las Epístolas familiares de Fray Antonio de Guevara y laSilva de varia lección de Pedro o Pero Mexía, la Miscelánea de Luis Zapata, la Silva curiosa deJulián de Medrano, el Jardín de flores curiosas de Antonio de Torquemada, y, ya en el siglo XVII,Los cigarrales de Toledo de Tirso de Molina, las Cartas filológicas de Francisco Cascales, losErrores celebrados de Juan de Zabaleta, etc.
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