Mientras estamos trabajando solemos comer cualquier cosa, a veces a las apuradas, sin considerar medir si lo que ingerimos – y el modo en que lo hacemos- contribuye de alguna manera a nuestro cansancio general.
Comedor, vianda o el café de la esquina
Lo cierto es que habitualmente, en el ambiente laboral no se come bien. “En general, el ritmo de vida que impone la ciudad impide que le dediquemos el tiempo suficiente a la alimentación. Comemos mal, apurados y sin tener en cuenta nuestras necesidades alimenticias”, opina Alejandro Raizman, socio de Aldente Group (www.aldente- group.com). Por eso, su empresa incorporó un servicio de viandas. “Así evitamos los frecuentes problemas a la hora de alimentar a grupos numerosos: diferencias de horarios, de gustos y de necesidades particulares, como dietas específicas, por ejemplo. Además no se necesita infraestructura ni personas dedicadas a la cocina”, explica.
El Lic. Marcelo Bregua, Coordinador General de ALUBA (www.aluba.org.ar), Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia, indica: “hay empresas que por el volumen de empleados que manejan, cuentan con un servicio propio de comedor para el personal (con nutricionista a cargo), o lo contratan fuera de la empresa para responder a la demanda interna”. En estos casos se establecen horarios fijos para el almuerzo, y se ofrece una dieta equilibrada.
Algunas organizaciones incluso tienen un muy buen servicio gastronómico, pero en otras no es así, y esto produce que el personal tenga que planificar dónde va a comer, si debe llevar sus alimentos al trabajo, donde los guardará para que se mantengan en buen estado, cómo va a calentarlos y servirlos, etc.
Para Nicolás Peria, socio de Gama Gourmet (www.gamagourmet.com.ar), una empresa dedicada al desarrollo de alimentos de V Gama que prepara viandas de calidad premium para empresas, “se ingieren alimentos poco nutritivos, no se cuenta con el tiempo necesario y entonces se recurre al fast-food, o por querer “cuidarse” la gente se saltea la comida (cuando lo que hay que hacer es disfrutar de una comida bajas calorías)”. Peria asegura que existen muchas empresas con una mirada global sobre sus recursos y actividades, que notan la necesidad de involucrarse en la calidad de la alimentación de sus empleados.
En cuanto a las comidas de los ejecutivos, no hay patologías alimentarias propias del ambiente empresario, pero es lógico pensar que personas con un perfil de exigencia desmedida, que no pueden delegar nada, híper acelerados y con poca tolerancia al stress, desarrollen patologías digestivas (ardor estomacal, dispepsias, úlceras, colitis, etc.)
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