La galantería que, según Montesquieu (Esprit des lois, XXVIII, c.22) "nació cuando la fantasía creó hombres extraordinarios que al ver la virtud unida a la belleza y a la debilidad, no dudaban en arrostrar por ella los mayores peligros y quisieron complacerla en los actos ordinarios de la vida" se perpetuó con el uso de los torneos, en los que se defendían los por regla general, a la época de la caballería. La religión fue también un factor importante de la pasión caballeresca y, por ende, fomentó la galantería de buena ley, fundada en el respeto y admiración de la mujer. La galantería presentó siempre dos aspectos, pudiendo decirse que hubo la del espíritu y corazón y la de los derechos del arrojo y del amor.
El origen de aquellos hábitos tan sociales, de aquella cortesía, de aquella lealtad para con los rivales y aquel respeto hacia la mujer, que forman propiamente la galantería, se hace remontar, sentidos; a la época caballeresca hay que adjudicar la primera y así al querer el inmortal Cervantesridiculizar la caballería como institución anticuada y como un conjunto de costumbres arcaicas, exageró este carácter y atribuyó a Don Quijote un desinterés llevado hasta el extremo en materia de amor. Más tarde prevaleció la galantería de los sentidos; ya en el siglo XIV, al iniciarse el ocaso de la Edad Media, el ideal de amor se borra, a la personalidad de Blanca de Castilla, celebrada y cantada en trovas tan puras como las de Thibaut de Champagne suceden las de Margarita de Borgoña e Isabel de Baviera, que no suspiran sino por los placeres materiales.
En el romance de Juan de Saintré se ve claramente como había decaído la primitiva galantería; Juan acaba por apalear brutalmente a la que escogiera como señora de sus pensamientos, conducta que hubiera horrorizado dos siglos antes. Y poco a poco va degenerando esta institución hasta llegar a la época de los últimos Valois, época de verdadera vergüenza en la historia galante que Brantômepuso de manisfiesto en su Recuil des dammes, dando una deplorable idea de las aristócratas de su tiempo.
La galantería tuvo su expresión literaria en los madrigales, a menudo insustanciales, en los que se abusaba de la mitología y en los que no siempre campeaba el genio, especialmente a fines del siglo XVII.
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