EL CLIMA

domingo, 2 de octubre de 2011

LAS MOSCAS DE ESTE PAIS, PROVOCAN SUEÑO




LIBERIA

La República de Liberia, o simplemente Liberia (que significa «Tierra libre»), es un país en la costa oeste de África ubicado junto a Sierra Leona y Costa de Marfil. Este país se ha visto inmerso en dos guerras civiles recientes (1989–1996) y (1999–2003) que han desplazado a cientos de miles de sus ciudadanos y devastado su economía.

En 1822 la Sociedad Americana de Colonizaciónmarcó a Liberia como lugar donde enviar a esclavos afroamericanos liberados. Los afroamericanos emigraron gradualmente a la colonia, formando un grupo del que descienden muchos de los actuales liberianos.

El 26 de julio de 1847 los colonos americanos declararon la independencia de la República de Liberia. Los colonos consideraban África su "tierra prometida", pero no se integraron en la sociedad africana. Una vez en África se referían a sí mismos como "americanos" y se les reconocía también así por las autoridades coloniales africanas y británicas de la vecina Sierra Leona. Los símbolos de su estado: su bandera, lema y escudo de armas, y la forma de gobierno que eligieron reflejan su trasfondo estadounidense y la experiencia de la diáspora.

La fundación de Liberia recibió el apoyo económico de grupos religiosos y filantrópicos estadounidenses, y disfrutó de la cooperación extraoficial del gobierno de los Estados Unidos. El gobierno de Liberia, que tomaba como modelo el estadounidense, tenía una estructura democrática, al menos en parte. Tras 1877 el partido True Whig monopolizó el poder político del país y las luchas por el poder se daban dentro del propio partido, cuyo candidato obtenía la presidencia. Dos problemas a los que se tuvo que enfrentar la administración fueron la presión de los poderes coloniales vecinos, Reino Unido y Francia, y la amenaza de la insolvencia financiera. Ambos amenazaron la soberanía del país. Liberia conservó su independencia durante la repartición de África, pero perdió extensos territorios, que pasaron al control británico o francés. El desarrollo económico se vio retrasado por el declive de los mercados de los bienes liberianos a finales del siglo XIX y el pago de deudas, que afectaron gravemente a la economía.

En la medianoche del 12 de abril de 1980 un grupo de agentes Krahn liderados por el sargento mayor Samuel Kanyon Doe dieron un golpe de estado en el que mataron a William R. Tolbert, Jr., que había sido presidente durante nueve años. Bajo la denominación de Concilio de Redención del Pueblo, Doe y sus aliados consiguieron el control del gobierno y acabaron con la primera república africana. Doe fue el primer jefe de estado de Liberia que no provenía de la élite américo-liberiana.

A principios de la década de 1980 los Estados Unidos proporcionaron a Liberia más de 500 millones de dólares para expulsar a la Unión Soviética del país y para asegurar a los Estados Unidos los derechos exclusivos de uso de los puertos y tierra liberianos (incluyendo el permiso a la CIA para emplear el territorio liberiano para espiar a Libia).

A finales de 1989 empezó la Primera Guerra Civil Liberiana y en septiembre de 1990 Doe fue depuesto y asesinado por las fuerzas de la facción liderada por Yormie Johnson y miembros de la tribu Gio. Como condición para terminar con el conflicto, el presidente provisionalAmos Sawyer dimitió en 1994 dejando el poder en el Consejo de Estado.

Charles G. Taylor fue elegido presidente en las elecciones de 1997, tras liderar una sangrienta insurrección respaldada por el presidente libio, Muammar al-Gaddafi. El régimen de Taylor se marcó como objetivo acabar con los líderes de la oposición. En 1998 el gobierno intentó asesinar al activista por los derechos de los niños Kimmie Weeks, por un informe que publicó sobre el entrenamiento militar a niños. El gobierno de Taylor, autocrático y disfuncional, condujo al país a una Segunda Guerra Civil en 1999. Se estima que más de 200.000 personas murieron en las dos guerras civiles. El conflicto se intensificó a mediados de 2003 y la lucha se desplazó hasta Monrovia. A medida que el poder del gobierno disminuía, y con el incremento de la presión internacional para que dimitiese, el presidente Charles G. Taylor aceptó la oferta de asilo de Nigeria, diciendo “Si Dios quiere, volveré”.




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