![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjifzC2Y0ZwKxsPua9Nycx9BxRCJiRMHrdPhCgXCcsQXuTxPEbRkbonnJrJx5ewioe8GSPtMoaYip0EUHMUtztKs-FE-cJAoGl4lCD-qjE7A68OaiAJ5fuFtjqwxWeGptIe1CXLbk7NjMY/s400/Anecdota.jpg)
BREVE ANECDOTA
Un día de piscina con mi hijo estaba un señor calvo tomando un chapuzón, mi hijo al verlo se acercó al borde de la piscina y me preguntó delante de todos señalando la cabeza del bañista en cuestión: “¿Mamá porque no tiene pelo?”... algunos festejaron la pregunta con risotadas, pero yo me morí de vergüenza y le abrí grandemente mis ojos en señal de desaprobación.
Y es que los niños son sinceros, lo que se traduce muchas veces en indiscreción e impertinencia. Esta conducta tan natural en ellos se debe porque a la edad de cuatro años (es la etapa donde suele aparecer) no tiene conciencia entre lo público y lo privado, entre ser simpático o maleducado.
Es importante como padres dar el ejemplo y ser discretos en los asuntos personales. Hay que enseñarles que ciertos asuntos que se hablan en casa no deben decirse fuera, aunque se corre el riesgo de que cuente todo y agregue “mis papás dicen que no debo contar esto, pero…”, debido a su grado de inmadurez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario