EQUINOTERAPIA ¿PORQUE NO?
La equinoterapia o hipoterapia es un tratamiento  terapéutico alternativo, recreativo y educativo altamente recomendando  en personas con discapacidad motriz. En nuestro país, hace más de una  década que se utilizan este tipo de terapias en niños con autismo u  otros Trastornos Generalizados del Desarrollo.
A pesar de que  los profesionales de la salud ya no son tan reticentes a esta terapia  complementaria y la recomiendan como tratamiento alternativo, todavía  hay muy pocos estudios que intenten valorar científicamente los  objetivos de equino terapia en autismo, ya que es una intervención no  demostrada aún por la ciencia.
Sin embargo, los  beneficios que brinda la interacción con el caballo pueden palparse en  distintas aéreas, por medio de la experiencias con pacientes. A nivel  comunicacional, por ejemplo, se logra establecer contacto visual, una de  las dificultades más frecuentes en los chicos con autismo, e intención  de dialogo tanto con el caballo como con el terapeuta. De acuerdo las  vivencias personales de los instructores, hay casos en que el vinculo se  establece con el caballo y no con el terapeuta o sólo cuando el niño  está montando.
A través los juegos y el trabajo en grupo se  favorece la relación con el entorno y el vínculo con otros niños. Este  aspecto es muy importante, ya que los chicos autistas suelen jugar solos  y tener dificultades al momento de relacionarse con otras personas.  Además, reduce las conductas sedentarias y brinda mayor motivación o  menor rechazo social. Al sentirse capaces de manejar y obtener logros de  una animal tan grande, pueden  sentirse más seguros en situaciones cotidianas y se puede lograr  disminuir los impulsos agresivos, la aceptación de consignas y  objetivos.
Se especula que en los chicos con autismo hay  alteraciones en la función reguladora del cerebelo. Éste es un órgano  muy importante en la coordinación de movimientos. Dentro de esta  especulación, se puede relacionar el movimiento del caballo como un  ejercicio para mejorar la coordinación y la activación del cerebelo como  activador de regulación de conducta. En la práctica, los terapeutas de  equinoterapia, pudieron comprobar una mejora en la postura tanto sobre  el caballo como en la vida cotidiana del paciente ya que el impulso  natural del animal, de ir hacia adelante hace que el cuerpo adopte una  colocación positiva.
Pero lo cierto, y lo más estimulante, es que  la relación que se establece con el caballo es de amor, amistad y  confianza. Los animales pueden ayudar a reducir el estrés,  y por lo tanto, colaborar con el tratamiento para mejorar la calidad de  vida de los pacientes. Los niños logran expresar a través del ellos sus  sentimientos, temores, tomar conciencia del cuidado de su cuerpo, de  respetar a un tercero.
Como parte de la sesión, los chicos  cepillan y alimentan a su caballo, los llevan al box y realizan figuras  de picadeo. Todas estas actividades requieren atención y concentración,  al igual que las que se realizan en los consultorios.
El  terapeuta que trabaja en la pista con el niño debe seguir los  lineamientos del tratamiento principal y trabajar en equipo con los  otros profesionales forman el equipo interdisciplinario. Debe también  consultarse con el pediatra cualquier compromiso motor del equilibrio  con riesgo de caídas antes de comenzar esta actividad o de alergias al  animal que pudiera activarse con el contacto.
La equinoterapia no  cura, ni debe ser el único tratamiento de un  niño con autismo, pero puede ser efectiva como una forma de  intervención sensorial, tanto por el contacto táctil como del sentido de  percepción de la posición del cuerpo en el espacio. Junto con la  hidroterapia, son formas de intervención que deben ser tenidas en  cuenta, exploradas y valoradas.
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