La cocina Andina
La Quebrada de Humahuaca se  abre al norte de la provincia de Jujuy . A  lo largo de sus 220 km alberga paisajes llenos de color y pueblos  mínimos. Por estos lares,  hasta hace unas decadas, la cocina norteña no  existía como tal. Sólo había locro, empanadas, humita, tamales y muy  poco más.
Pero en las casas de  familia estaba el reservorio de las recetas que aún se cocinan para  fechas especiales: la patasca, los picantes, el pastel de novia, la  diversidad de maíces y papas… Así es que comenzaron a realizarse  diferentes concursos de cocina, para que las familias reproduzcan sus  saberes. Y en menos de lo que canta un gallo, la cosa comenzó a cambiar.
Hoy en día, los dueños de comedores y  restó de Jujuy, afirman que “la cocina andina es la fusión de la  criolla -mezcla de española y andina- y la de los pobladores indígenas”.  En esta región del noroeste se revaloriza y promueven los productos  nativos de América latina, que se encuentra en Ecuador, Perú, Bolivia y  todo el norte argentino.
Los sabores jujeños
A medida  que vas recorriendo el país, vas identificando en cada lugar un sabor,  un aroma, un vino, un postre, un condimento que le da identidad a la  ciudad o a la región. 
Si tendría  que describirte esas características gastronómicas de Jujuy, no me alcanzaría la página. En Jujuy cada lugar  posee un encanto y atractivo propio que se entremezcla con los sabores y  aromas que provienen de su cultura.
En Jujuy se come ardoroso, los picantes  de la Puna son variados y gustosos. Por un lado, ají y cebolla fritos  en grasa; por otro, carne de lo que sea: pollo, conejo, charqui, chalona  (charqui de carne de oveja), panza (mondongo), llama. Estos picantes,  como el de panza, o el asado de llama constituyen algo muy  característico de la comida jujeña. Para colorear y dar sabor a picantes  y otros guisados quebradeños, en Jujuy casi siempre se usan semillas de  achiote, que también se utilizan en México.
Como sabrás, las comidas  típicas del Noroeste  Argentino son recetas que han pasado de generación en  generación. Antiguamente cada región  trocaba alimentos de producción  local con los habitantes de otras zonas cercanas. Así se fueron  difundiendo algunos manjares. Lamentablemente durante la época de la  conquista  algunos preparados perdieron importancia, o fueron  menospreciados, prohibidos y erradicados de las costumbres como el caso  de la Kiwicha y de la Quinoa, llamados “sustituto de la carne” y que  ahora se cultivan y utilizan en los países desarrollados debido a su  alto valor nutritivo. Que paradoja no??
Lo importante recordar es que la alimentación de Europa se  modificó con la introducción de la papa, maíz, zapallo, cacao, y el café  propios de estas latitudes.
En Jujuy la base de la alimentación está compuesta de carne de vaca, cordero, llama, cerdo, cabra y gallina con condimentos abundantes como el ají, comino y pimentón entre otros. En los mercados jujeños se puede conseguir mote, chuño, charqui y chalona y con todos ellos se preparan distintos platos regionales entre los que se destacan: las empanadas, tamales, humitas, locro, picante de panza, guajchalocro, frangollo, chanfaina, el asado de llama, el charquisillo y la guatia. Pero además en la zona de La Puna también se pueden saborear platos de Calapurca o de Tulpo.
Te cuento un secreto, cuando vayas a Jujuy proba los quesos artesanales de cabra, se elaboran siguiendo recetas ancestrales igual que el tradicional quesillo (Pedilos en San Antonio, no te vas a arrepentir) acompañalo con un vinito del lugar, una verdadera delicatessen…
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