DIA DE LA RAZA COLON
Cristóbal Colón: Un aventurero sin límites
El 12 de octubre de 1492 Cristóbal Colón, sin saberlo, protagonizaba uno de los acontecimientos más importantes de la historia. Tras su llegada a América ya nada fue igual en el mundo. Se abrieron nuevos horizontes para la conquista y colonización de las tierras descubiertas, y las potencias que ganaron los mares ganaron también las tierras. Los historiadores modernos prefieren hablar de “Encuentro de dos Mundos” y no de “Descubrimiento”, por cuanto América también aportó mucho para el crecimiento y desarrollo de Europa.
CRISTÓBAL COLÓN, EN SÍNTESIS
Nació en Génova, Italia, entre el 26 de agosto y el 31 de octubre de 1451.
Sus padres eran tejedores y se llamaban Doménico Colombo y Susana Fontanarrosa.
Se casó en 1477 con Felipa Muñiz de Perestrello, con quien cinco años después tuvo un hijo: Diego Colón.
Nació en Génova, Italia, entre el 26 de agosto y el 31 de octubre de 1451.
Sus padres eran tejedores y se llamaban Doménico Colombo y Susana Fontanarrosa.
Se casó en 1477 con Felipa Muñiz de Perestrello, con quien cinco años después tuvo un hijo: Diego Colón.
En 1484 quedó viudo y se fue con su hijo a España.
En 1488 conoció a su segunda mujer, Beatriz Enríquez de Arana, con quien tuvo a su segundo hijo: Fernando Colón.
Desde muy pequeño se interesó por la navegación. Trabajó como grumete y sostuvo contactos con marinos y geógrafos convencidos de la esfericidad de la tierra y de la posibilidad de encontrar una ruta mas corta hacia las Indias, viajando por Occidente; y así fue forjando su gran deseo de llegar a las Indias Orientales, tierra en las que suponía que iba a encontrar grandes riquezas.
En 1484, cuando en España se hospedó en el Convento de la Rábida, interesó a los monjes sobre sus propósitos.
En 1486 los Reyes Católicos lo recibieron por primera vez en Alcalá de Henares (Madrid), pero una junta de expertos rechazó sus proyectos.
En 1492, finalmente, consiguió el apoyo de los reyes de España, Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, quienes aprobaron la organización de la expedición.
El 17 de abril de 1492, mediante las capitulaciones de Santa Fe, se concedió a Colón el título de Almirante de la expedición, el de Virrey de la tierra que conquistara y el diez por ciento de las riquezas que pudiera llevar a España.
El 3 de agosto de 1492, Colón partió de Puerto de Palos (España) y el 12 de octubre de ese año desembarcó por primera vez la tripulación en la Isla Guanahaní, rebautizada como San Salvador.
De regreso a España, relató sus experiencias en "las Indias" y tuvo una excelente recepción por parte de los Reyes Católicos. Con su apoyo, Colón realizó otros tres viajes a América.
Olvidado, triste y enfermo, el gran navegante falleció el 20 de mayo de 1506 en Valladolid, España, en compañía de sus dos hijos y de dos de sus fieles marinos, y sin saber que había descubierto "el Nuevo Mundo", un mundo hasta ese entonces desconocido para Europa.
En 1537 se trasladaron sus restos a la catedral de Santo Domingo, junto a los de su hijo Diego. En 1795, España cedió la isla de Santo Domingo a Francia, pero ordenó que los restos de Colón fueran retornados. Entonces una osamenta, que se creía era la de Colón, fue exhumada de la catedral y trasladada a Sevilla. Sin embargo, en 1877, un grupo de trabajadores desenterró en la catedral de Santo Domingo una urna de plomo, sobre la que se leía: "Ilustrísimo y distinguido varón, Don Cristóbal Colón".
Muchos dominicanos están convencidos de que los españoles se equivocaron en 1795 y se llevaron los restos que no eran, por lo cual dos países reclaman ser el lugar del descanso final de los restos del "descubridor" de América: España (la Catedral de Sevilla) y la República Dominicana (Catedral de Santo Domingo).
ANTECEDENTES
ANTECEDENTES
La forma de la Tierra
Las creencias y supersticiones populares del siglo XV sostenían que la tierra era plana y que descansaba sobre cuatro columnas, cuatro tortugas o cuatro elefantes. Según estas leyendas, luego del Peñón de Gibraltar estaba el llamado "Plus Ultra", el fin del mundo, donde gigantescos monstruos marinos precipitaban las naves al vacío.
Los investigadores, en cambio, sostenían la redondez de la tierra, aunque no se ponían de acuerdo con su tamaño.
Las creencias y supersticiones populares del siglo XV sostenían que la tierra era plana y que descansaba sobre cuatro columnas, cuatro tortugas o cuatro elefantes. Según estas leyendas, luego del Peñón de Gibraltar estaba el llamado "Plus Ultra", el fin del mundo, donde gigantescos monstruos marinos precipitaban las naves al vacío.
Los investigadores, en cambio, sostenían la redondez de la tierra, aunque no se ponían de acuerdo con su tamaño.
Anteriores viajes a América
Hay varias teorías sobre el origen de los primeros pobladores de América. Hay quienes sostienen que con anterioridad a la Era Cristiana viajaron a América por mar habitantes de la Polinesia.
Según otras investigaciones, en el siglo IX los vikingos, que eran guerreros noruegos y excelentes navegantes, se rebelaron contra su rey y partieron hacia Islandia. Un año más tarde, Erick El Rojo fue expulsado de allí y se estableció en una isla cercana a la que llamó Groenlandia ("tierra verde"). En el año 1000, Leif El Afortunado, hijo de Erick el Rojo, emprendió un viaje marítimo de exploración y llegó a América, a una región que llamó Hellulandia (hoy, Labrador). También alcanzó la actual Terranova y una región que denominó Vinlandia o País de las Viñas (hoy, Nueva Escocia). Un año más tarde, otro vikingo, Thorfinn Karlsefne, partió hacia Vinlandia y se estableció allí junto con 160 hombres. El recuerdo de estas expediciones vivió solamente en la memoria de los habitantes de Islandia. Hay quienes aseguran que incluso Colón tuvo noticias de ellas, pero no hay ninguna prueba de que esto fuera cierto. Si bien desde un punto de vista rigurosamente histórico estos hechos podrían considerarse como el verdadero descubrimiento de América, también es cierto que los mismos no tuvieron la trascendencia de los viajes de Colón.
Hay varias teorías sobre el origen de los primeros pobladores de América. Hay quienes sostienen que con anterioridad a la Era Cristiana viajaron a América por mar habitantes de la Polinesia.
Según otras investigaciones, en el siglo IX los vikingos, que eran guerreros noruegos y excelentes navegantes, se rebelaron contra su rey y partieron hacia Islandia. Un año más tarde, Erick El Rojo fue expulsado de allí y se estableció en una isla cercana a la que llamó Groenlandia ("tierra verde"). En el año 1000, Leif El Afortunado, hijo de Erick el Rojo, emprendió un viaje marítimo de exploración y llegó a América, a una región que llamó Hellulandia (hoy, Labrador). También alcanzó la actual Terranova y una región que denominó Vinlandia o País de las Viñas (hoy, Nueva Escocia). Un año más tarde, otro vikingo, Thorfinn Karlsefne, partió hacia Vinlandia y se estableció allí junto con 160 hombres. El recuerdo de estas expediciones vivió solamente en la memoria de los habitantes de Islandia. Hay quienes aseguran que incluso Colón tuvo noticias de ellas, pero no hay ninguna prueba de que esto fuera cierto. Si bien desde un punto de vista rigurosamente histórico estos hechos podrían considerarse como el verdadero descubrimiento de América, también es cierto que los mismos no tuvieron la trascendencia de los viajes de Colón.
Los inventos y los mares
Los inventos que se produjeron en el inicio de la Edad Moderna, facilitaron la búsqueda de las deseadas rutas hacia los países de las especias, China y la India, y provocaron una total transformación de la vida europea.
A partir del siglo XI, dos inventos fueron vitales para las empresas descubridoras: La brújula y el astrolabio. La primera, atribuida a los chinos, permitió a los navegantes orientarse mediante la aguja imantada que señala al Norte.
El astrolabio es un instrumento para medir la altura y la posición de los cuerpos celestes, por lo que es útil para determinar la latitud y longitud, de ahí que jugó un papel de primerísima importancia en 1492.
Estos grandes inventos hicieron posibles las exploraciones marítimas, y los españoles y portugueses fueron los precursores de la navegación oceánica: Vasco Da Gama, por ejemplo, fue el primero en dar la vuelta a la extremidad sur de África en 1497, y un año después navegó hasta las verdaderas Indias, cuando ya era una realidad el descubrimiento y colonización por parte de España de un continente cuatro veces mayor que Europa.
Los inventos que se produjeron en el inicio de la Edad Moderna, facilitaron la búsqueda de las deseadas rutas hacia los países de las especias, China y la India, y provocaron una total transformación de la vida europea.
A partir del siglo XI, dos inventos fueron vitales para las empresas descubridoras: La brújula y el astrolabio. La primera, atribuida a los chinos, permitió a los navegantes orientarse mediante la aguja imantada que señala al Norte.
El astrolabio es un instrumento para medir la altura y la posición de los cuerpos celestes, por lo que es útil para determinar la latitud y longitud, de ahí que jugó un papel de primerísima importancia en 1492.
Estos grandes inventos hicieron posibles las exploraciones marítimas, y los españoles y portugueses fueron los precursores de la navegación oceánica: Vasco Da Gama, por ejemplo, fue el primero en dar la vuelta a la extremidad sur de África en 1497, y un año después navegó hasta las verdaderas Indias, cuando ya era una realidad el descubrimiento y colonización por parte de España de un continente cuatro veces mayor que Europa.
El comercio con Asia
Entre los siglos VII y IX, los pueblos árabes de Asia y Medio Oriente se expandieron por el norte de África hasta España y Portugal, abriendo una nueva ruta comercial. Esto benefició a Europa, que empezaba a recibir de Oriente sedas, oro, piedras preciosas, azúcar, especias, y también esclavos.
En el siglo XIII, un comerciante veneciano llamado Marco Polo realizó un viaje por Oriente hasta llegar al Imperio Chino. Esta experiencia entusiasmó a otros mercaderes venecianos y genoveses, que se lanzaron a la aventura del comercio con Oriente (principalmente China e India).
En el siglo XV, el comercio entre Europa y Oriente se realizaba recorriendo el Mar Mediterráneo hasta Constantinopla y a partir de allí por tierra. Pero cuando en 1453 el Imperio Turco conquistó estos territorios, impidió el paso de los europeos hacia el continente asiático. La necesidad de encontrar nuevas rutas para llegar a las Indias impulsó entonces a los portugueses y españoles a buscarlas para poder continuar sus actividades comerciales.
Entre los siglos VII y IX, los pueblos árabes de Asia y Medio Oriente se expandieron por el norte de África hasta España y Portugal, abriendo una nueva ruta comercial. Esto benefició a Europa, que empezaba a recibir de Oriente sedas, oro, piedras preciosas, azúcar, especias, y también esclavos.
En el siglo XIII, un comerciante veneciano llamado Marco Polo realizó un viaje por Oriente hasta llegar al Imperio Chino. Esta experiencia entusiasmó a otros mercaderes venecianos y genoveses, que se lanzaron a la aventura del comercio con Oriente (principalmente China e India).
En el siglo XV, el comercio entre Europa y Oriente se realizaba recorriendo el Mar Mediterráneo hasta Constantinopla y a partir de allí por tierra. Pero cuando en 1453 el Imperio Turco conquistó estos territorios, impidió el paso de los europeos hacia el continente asiático. La necesidad de encontrar nuevas rutas para llegar a las Indias impulsó entonces a los portugueses y españoles a buscarlas para poder continuar sus actividades comerciales.
CRISTÓBAL COLÓN
La llegada de Colón a América no fue casualidad, sino consecuencia de los esfuerzos que se estaban haciendo para reorganizar el comercio Europeo con los países de Oriente.
El plan de Colón buscaba en realidad una ruta más corta para llegar a las Indias, tierras de especias (pimienta, nuez moscada, canela, etc.), azúcar y oro. Colón ideó este plan al darse cuenta de que el comercio de las especies había sido el más afectado por los avances turcos en el Mediterráneo oriental durante el siglo XV.
Por otra parte, los españoles querían obtener oro a bajos costos, ya que desde hacia algunos siglos no había oro en Europa, y su valor era extraordinariamente alto, debido precisamente a su escasez.
Las ideas de Colón no encontraron asidero en ninguna de las Cortes en las que se presentó. Incluso en 1485, Colón fue recibido en 2 oportunidades por los Reyes Católicos, pero sin obtener los resultados que esperaba. Recién en 1492, la caída de Granada le facilitó la oportunidad de otra entrevista, e Isabel decidió aceptar el plan colombino porque podría significar la obtención de especias y oro que tanto requería la corona para colocarse económicamente por encima de los demás países.
En contrario a la creencia general, la Corona no aportó un sólo centavo, ni mucho menos la Reina Isabel. Ella sólo dio su aprobación cuando vio que la empresa era respaldada por mercaderes sensatos, pues el mayor aporte económico fue hecho por Luis de Santagel, los hermanos Pinzón, el marino Martín Yanez, y hasta el propio Colón, quien entregó una pequeña parte.
La llegada de Colón a América no fue casualidad, sino consecuencia de los esfuerzos que se estaban haciendo para reorganizar el comercio Europeo con los países de Oriente.
El plan de Colón buscaba en realidad una ruta más corta para llegar a las Indias, tierras de especias (pimienta, nuez moscada, canela, etc.), azúcar y oro. Colón ideó este plan al darse cuenta de que el comercio de las especies había sido el más afectado por los avances turcos en el Mediterráneo oriental durante el siglo XV.
Por otra parte, los españoles querían obtener oro a bajos costos, ya que desde hacia algunos siglos no había oro en Europa, y su valor era extraordinariamente alto, debido precisamente a su escasez.
Las ideas de Colón no encontraron asidero en ninguna de las Cortes en las que se presentó. Incluso en 1485, Colón fue recibido en 2 oportunidades por los Reyes Católicos, pero sin obtener los resultados que esperaba. Recién en 1492, la caída de Granada le facilitó la oportunidad de otra entrevista, e Isabel decidió aceptar el plan colombino porque podría significar la obtención de especias y oro que tanto requería la corona para colocarse económicamente por encima de los demás países.
En contrario a la creencia general, la Corona no aportó un sólo centavo, ni mucho menos la Reina Isabel. Ella sólo dio su aprobación cuando vio que la empresa era respaldada por mercaderes sensatos, pues el mayor aporte económico fue hecho por Luis de Santagel, los hermanos Pinzón, el marino Martín Yanez, y hasta el propio Colón, quien entregó una pequeña parte.
Las Capitulaciones de Santa Fe
Antes de iniciar su viaje, Colón insistió en la firma de un documento que consignara los beneficios que debía recibir si tenía éxito, porque como en Castilla gobernaba la nobleza y él no era noble, de otro modo no podría gobernar ninguna tierra.
Cuando recibió el aval de la reina, quiso que todo lo que pudiera ocurrir quedara escrito, y firmó con los monarcas en la ciudad de Santa Fe las famosas capitulaciones, que establecieron entre otras cosas:
Antes de iniciar su viaje, Colón insistió en la firma de un documento que consignara los beneficios que debía recibir si tenía éxito, porque como en Castilla gobernaba la nobleza y él no era noble, de otro modo no podría gobernar ninguna tierra.
Cuando recibió el aval de la reina, quiso que todo lo que pudiera ocurrir quedara escrito, y firmó con los monarcas en la ciudad de Santa Fe las famosas capitulaciones, que establecieron entre otras cosas:
1.- Los Reyes Católicos nombraban a Cristóbal Colón su Almirante y Virrey perpetuo en todos los mares, islas y toda tierra firme que descubriese.
2.- Para gobernar cada isla, provincia o reino conquistado, los Reyes Católicos elegirían un representante de una terna presentada por él.
3.- El Almirante tendría la décima parte de todas las riquezas o mercancías producidas por las nuevas conquistas.
Todos estos beneficios fueron necesarios para que Colón terminara de decidirse a emprender el viaje hacia el descubrimiento.
EL ENCUENTRO DE DOS MUNDOS
Al recibir Colón el apoyo de los Reyes Católicos comenzaron los preparativos para el primero de sus viajes. Partió el 3 de agosto de 1492 del Puerto de Palos (España) con dos carabelas (la Niña y la Pinta) y una nave (la Santa María). Martín y Vicente Pinzón tomaron el comando de las dos carabelas y Colón dirigió la nave. En total, la tripulación estaba formada por 120 hombres.
Navegaron por la costa africana hasta alcanzar las Islas Canarias, y desde allí partieron hacia el Oeste. El cruce del océano fue una verdadera odisea: la desesperación de no llegar a tierra después de navegar más de dos meses provocó algunos amotinamientos en la tripulación, y debido a la presión Colón les prometió que si en tres días no avistaban tierra firme regresarían a España.
Navegaron por la costa africana hasta alcanzar las Islas Canarias, y desde allí partieron hacia el Oeste. El cruce del océano fue una verdadera odisea: la desesperación de no llegar a tierra después de navegar más de dos meses provocó algunos amotinamientos en la tripulación, y debido a la presión Colón les prometió que si en tres días no avistaban tierra firme regresarían a España.
El Descubrimiento
El 12 de octubre de 1492, el marinero Rodrigo de Triana avistó tierra, y ese mismo día desembarcaron en la isla que los indígenas llamaban Guanahaní y que Colón bautizó como "San Salvador".
Pero en lugar de encontrar, como esperaba, el Reino del Gran Khan descripto por Marco Polo, rico en oro y especias y con una ciudad imperial de príncipes montados sobre elefantes, Colón se encontró con aborígenes desnudos. De todos modos, creyó erróneamente haber llegado a las Indias y fue por eso que llamó indios a sus habitantes.
Colón se puso de inmediato en contacto con los aborígenes de la isla de Guanahaní, de nombre araucanos, y allí sus hombres conocieron las hojas de tabaco que les obsequiaron, y se asombraron porque muchos indígenas llevaban piezas de oro en sus cuerpos, sobre todo en la nariz.
De allí, el navegante siguió viaje hacia Cuba.
El 12 de octubre de 1492, el marinero Rodrigo de Triana avistó tierra, y ese mismo día desembarcaron en la isla que los indígenas llamaban Guanahaní y que Colón bautizó como "San Salvador".
Pero en lugar de encontrar, como esperaba, el Reino del Gran Khan descripto por Marco Polo, rico en oro y especias y con una ciudad imperial de príncipes montados sobre elefantes, Colón se encontró con aborígenes desnudos. De todos modos, creyó erróneamente haber llegado a las Indias y fue por eso que llamó indios a sus habitantes.
Colón se puso de inmediato en contacto con los aborígenes de la isla de Guanahaní, de nombre araucanos, y allí sus hombres conocieron las hojas de tabaco que les obsequiaron, y se asombraron porque muchos indígenas llevaban piezas de oro en sus cuerpos, sobre todo en la nariz.
De allí, el navegante siguió viaje hacia Cuba.
"Colonización"
Después de explorar el archipiélago de las Bahamas y Cuba, descubrió otra isla, a la que bautizó La Española (hoy Haití y República Dominicana).
La idea de Colón era entablar amistad con los caciques que se encontraba, para garantizar el intercambio y crear condiciones que le permitieran luego establecer vínculos de dominación.
Los españoles comprobaron que había en la isla una organización política muy ordenada: estaba dividida en cinco grandes cacicazgos, y el que primero encontraron era el que aparentemente tenía más problemas con el resto. Estaban en los territorios del cacique Guacanagarix, quien parecía ser el más importante. Colón decidió entonces dejar un reducto fortificado con unos cuántos españoles que garantizaran la propiedad de la Corona de Castilla sobre las islas descubiertas.
El cacique Guacanagarix aceptó la alianza con los recién llegados, pensando en la utilidad que le daría en las peleas que tenía con otros caciques cercanos, principalmente con Caonabo, las cuales habían dado lugar a pequeñas guerras.
De todos modos, la alianza convino a Colón más que al cacique, ya que a través de ella obtuvo las informaciones que quería en torno a La Española.
Después de explorar el archipiélago de las Bahamas y Cuba, descubrió otra isla, a la que bautizó La Española (hoy Haití y República Dominicana).
La idea de Colón era entablar amistad con los caciques que se encontraba, para garantizar el intercambio y crear condiciones que le permitieran luego establecer vínculos de dominación.
Los españoles comprobaron que había en la isla una organización política muy ordenada: estaba dividida en cinco grandes cacicazgos, y el que primero encontraron era el que aparentemente tenía más problemas con el resto. Estaban en los territorios del cacique Guacanagarix, quien parecía ser el más importante. Colón decidió entonces dejar un reducto fortificado con unos cuántos españoles que garantizaran la propiedad de la Corona de Castilla sobre las islas descubiertas.
El cacique Guacanagarix aceptó la alianza con los recién llegados, pensando en la utilidad que le daría en las peleas que tenía con otros caciques cercanos, principalmente con Caonabo, las cuales habían dado lugar a pequeñas guerras.
De todos modos, la alianza convino a Colón más que al cacique, ya que a través de ella obtuvo las informaciones que quería en torno a La Española.
El Fuerte Navidad
Aprovechando los restos de la nave Santa María, que había naufragado al estrellarse contra un arrecife, y con la ayuda de los indígenas de Guacanagarix, se construyó el primer asentamiento español en el Nuevo Mundo: un fuerte al que Colón llamó Navidad y que fue hecho de madera y piedra sólidamente trabadas.
Luego de haber sido construida la fortaleza, el Almirante decidió retornar a España, dejando en el lugar a casi 40 hombres armados con provisiones suficientes para que lo esperaran.
El 4 de enero de 1493 Colón regresó a España en la carabela La Niña, con el oro que había adquirido, para dar a los Reyes Católicos una muestra del triunfo obtenido al encontrar, según su apreciación, otra ruta para llegar a las Indias. Antes de partir, dio instrucciones precisas a los que quedaron en el lugar, para que a su regreso hubiesen iniciado el proceso de colonización: mantenerse unidos, al mando de Diego de Arana; respetar a Guacanagarix y a los demás caciques; no capturar indígenas y no dirigirse hacia el interior de la isla.
Pero apenas se marchó Colón, los españoles del fuerte Navidad perdieron la disciplina y se dividieron, principalmente por ambiciones desmedidas que los hicieron rivalizar. En forma desordenada, empezaron a apoderarse de los pocos bienes que estimaban útiles de los pobladores, y a cometer todo tipo de abusos amparados en su superioridad bélica.
Aprovechando los restos de la nave Santa María, que había naufragado al estrellarse contra un arrecife, y con la ayuda de los indígenas de Guacanagarix, se construyó el primer asentamiento español en el Nuevo Mundo: un fuerte al que Colón llamó Navidad y que fue hecho de madera y piedra sólidamente trabadas.
Luego de haber sido construida la fortaleza, el Almirante decidió retornar a España, dejando en el lugar a casi 40 hombres armados con provisiones suficientes para que lo esperaran.
El 4 de enero de 1493 Colón regresó a España en la carabela La Niña, con el oro que había adquirido, para dar a los Reyes Católicos una muestra del triunfo obtenido al encontrar, según su apreciación, otra ruta para llegar a las Indias. Antes de partir, dio instrucciones precisas a los que quedaron en el lugar, para que a su regreso hubiesen iniciado el proceso de colonización: mantenerse unidos, al mando de Diego de Arana; respetar a Guacanagarix y a los demás caciques; no capturar indígenas y no dirigirse hacia el interior de la isla.
Pero apenas se marchó Colón, los españoles del fuerte Navidad perdieron la disciplina y se dividieron, principalmente por ambiciones desmedidas que los hicieron rivalizar. En forma desordenada, empezaron a apoderarse de los pocos bienes que estimaban útiles de los pobladores, y a cometer todo tipo de abusos amparados en su superioridad bélica.
OTROS VIAJES DE COLÓN
Segundo viaje
Con la confianza y la protección de los Reyes Católicos, Colón partió de Cádiz el 25 de septiembre de 1493, con 17 barcos y 1200 hombres. Al cabo de cuarenta días de navegación, descubrió las Antillas y la isla de Puerto Rico. A fines de noviembre llegó a La Española y encontró su fuerte destruido: los 39 hombres habían sido asesinados. Ocurrió que un grupo de ellos decidió abandonar el fuerte y marchar a los "Montes del Cibao" donde se decía que estaban los mejores yacimientos de oro, pero fueron interceptados y aniquilados por las fuerzas de Caonabo, uno de los principales caciques. Alertados por esta presencia inesperada, Caonabo y otros caciques importantes decidieron deshacerse de intrusos tan peligrosos, e incendiaron el fuerte Navidad dando muerte a los últimos españoles que quedaban en su interior.
Al encontrarse con semejante panorama, Colón fundó allí mismo La Isabela, en honor a la reina de España, pero la falta de víveres y las enfermedades hicieron estragos entre sus hombres, por lo que parte de la expedición regresó debilitada y enferma a España, en 12 barcos. En abril de 1494, Colón siguió explorando el Mar de las Antillas con apenas 3 carabelas, y cuando volvió a La Isabela se encontró con que los españoles obligaban a los indios a que les entregaran el oro y se mataban entre sí.
Otra vez la ambición de sus hombres le generaba problemas. En España, muchos criticaban a Colón ante la Corte y lo denunciaban como un pésimo administrador en las nuevas tierras, pero el navegante genovés retornó a España y se defendió ante los Reyes Católicos.
Con la confianza y la protección de los Reyes Católicos, Colón partió de Cádiz el 25 de septiembre de 1493, con 17 barcos y 1200 hombres. Al cabo de cuarenta días de navegación, descubrió las Antillas y la isla de Puerto Rico. A fines de noviembre llegó a La Española y encontró su fuerte destruido: los 39 hombres habían sido asesinados. Ocurrió que un grupo de ellos decidió abandonar el fuerte y marchar a los "Montes del Cibao" donde se decía que estaban los mejores yacimientos de oro, pero fueron interceptados y aniquilados por las fuerzas de Caonabo, uno de los principales caciques. Alertados por esta presencia inesperada, Caonabo y otros caciques importantes decidieron deshacerse de intrusos tan peligrosos, e incendiaron el fuerte Navidad dando muerte a los últimos españoles que quedaban en su interior.
Al encontrarse con semejante panorama, Colón fundó allí mismo La Isabela, en honor a la reina de España, pero la falta de víveres y las enfermedades hicieron estragos entre sus hombres, por lo que parte de la expedición regresó debilitada y enferma a España, en 12 barcos. En abril de 1494, Colón siguió explorando el Mar de las Antillas con apenas 3 carabelas, y cuando volvió a La Isabela se encontró con que los españoles obligaban a los indios a que les entregaran el oro y se mataban entre sí.
Otra vez la ambición de sus hombres le generaba problemas. En España, muchos criticaban a Colón ante la Corte y lo denunciaban como un pésimo administrador en las nuevas tierras, pero el navegante genovés retornó a España y se defendió ante los Reyes Católicos.
Tercer viaje
El 30 de marzo de 1498, Colón partió de Sanlúcar de Barrameda con 6 naves, y el 31 de julio llegó a la isla Trinidad. Luego pasó a las costas de Venezuela, en lo que fue su primer contacto con América continental. Pero pronto volvió a La Española, y se encontró con que los españoles se habían sublevado debido a la fiebre del oro, la inadaptación al clima y la severa disciplina. Colón hizo entonces ahorcar a varios, pero sólo logró aumentar las rebeliones. Francisco de Bobadilla llegó a La Española en el año 1500, enviado por los reyes. Al enterarse de los métodos represivos de Colón, lo hizo arrestar junto con sus hermanos y los envió encadenados a España.
El 30 de marzo de 1498, Colón partió de Sanlúcar de Barrameda con 6 naves, y el 31 de julio llegó a la isla Trinidad. Luego pasó a las costas de Venezuela, en lo que fue su primer contacto con América continental. Pero pronto volvió a La Española, y se encontró con que los españoles se habían sublevado debido a la fiebre del oro, la inadaptación al clima y la severa disciplina. Colón hizo entonces ahorcar a varios, pero sólo logró aumentar las rebeliones. Francisco de Bobadilla llegó a La Española en el año 1500, enviado por los reyes. Al enterarse de los métodos represivos de Colón, lo hizo arrestar junto con sus hermanos y los envió encadenados a España.
Cuarto viaje
En consideración a sus servicios, la Corte retiró los cargos a Colón, quien prácticamente dejó de contar con la confianza y el apoyo de la reina y los cortesanos. El 13 de abril de 1502 partió con 4 carabelas aún con la esperanza de encontrar el Imperio del Gran Khan, pero en cambio recorrió Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá. Violentas tempestades destrozaron sus naves y sólo con los últimos restos consiguió llegar a Jamaica. Allí fue rescatado muy enfermo y en 1504 fue devuelto a España, donde dos años más tarde falleció.
DÍA DE LA RAZA
En consideración a sus servicios, la Corte retiró los cargos a Colón, quien prácticamente dejó de contar con la confianza y el apoyo de la reina y los cortesanos. El 13 de abril de 1502 partió con 4 carabelas aún con la esperanza de encontrar el Imperio del Gran Khan, pero en cambio recorrió Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá. Violentas tempestades destrozaron sus naves y sólo con los últimos restos consiguió llegar a Jamaica. Allí fue rescatado muy enfermo y en 1504 fue devuelto a España, donde dos años más tarde falleció.
DÍA DE LA RAZA
SU ORIGEN E INSTITUCIÓN
Cuando el 12 de octubre de 1492, después de 72 días de navegación, el marinero Rodrigo de Triana divisó tierra, comenzó a producirse un acontecimiento que cambió la concepción que se tenía del planeta, y provocó algo que ni siquiera el mismo Cristóbal Colón había imaginado: la unión de dos mundos que hasta entonces no tenían conocimiento el uno del otro.
El encuentro fue enriquecedor para ambos: por un lado, América recibió un gran legado cultural, político y religioso; por otra parte, Europa conoció nuevos productos y abrió sus puertas a un intercambio amplísimo y muy provechoso.
El 12 de octubre de 1892, al celebrarse el cuarto centenario del encuentro de estas dos culturas, un real decreto de doña María Cristina de Habsburgo, firmado en el Monasterio de la Rábida, expresaba la intención de instituir como Fiesta Nacional el aniversario del día en que Colón y sus carabelas llegaron a América.
Años más tarde, reafirmando este propósito, fue instituido el Día de la Raza, para homenajear y afianzar la unión entre aquellos pueblos o países que tienen en común la lengua, el origen, la cultura o la religión, y que gracias a ello se enriquecen mutuamente.
El encuentro fue enriquecedor para ambos: por un lado, América recibió un gran legado cultural, político y religioso; por otra parte, Europa conoció nuevos productos y abrió sus puertas a un intercambio amplísimo y muy provechoso.
El 12 de octubre de 1892, al celebrarse el cuarto centenario del encuentro de estas dos culturas, un real decreto de doña María Cristina de Habsburgo, firmado en el Monasterio de la Rábida, expresaba la intención de instituir como Fiesta Nacional el aniversario del día en que Colón y sus carabelas llegaron a América.
Años más tarde, reafirmando este propósito, fue instituido el Día de la Raza, para homenajear y afianzar la unión entre aquellos pueblos o países que tienen en común la lengua, el origen, la cultura o la religión, y que gracias a ello se enriquecen mutuamente.
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