EL CLIMA

miércoles, 6 de octubre de 2010

AVERSION











TERAPIA DE AVERSION

La terapia de aversión es un tipo de tratamiento psiquiátrico o psicológico que consiste en exponer al paciente a un estímulo al mismo tiempo que se le hace experimentar alguna forma de sensación desagradable. Con ello se intenta condicionar al paciente para asociar el estimulo con la sensación desagradable y así terminar con un comportamiento indesado. Las sensaciones desagradables utilizadas son diversas, como aplicar sustancias de sabor desagradable en las uñas (para terminar con la costumbre de morderlas), sustancias eméticas en combinación con el alcohol (para evitar su consumo) o la aplicación de electro-choques de distintas intensidades.

El principal uso actualmente de la terapia de aversión en el tratamiento del alcoholismo y la adicción a otras drogas. Esta forma de tratamiento se lleva realizando desde 1932.[1]

La terapia de aversión se basa en cambiar la asociación emocional positiva de la visión, olor o sabor del alcohol u otras drogas por una negativa. Estudios estadísticos realizados, basados en 17 variables, mostraron que la terapia de aversión mejora las tasas de abstinencia a 6 y 12 meses, y que hay menor tasa de abandono de pacientes en contra la opinión médica de la terapia aversión, en comparación con programas sin terapia de aversión.

La sustancia más usada en esta clase de tratamiento del alcoholismo es el disulfiram, cuyos efectos en combinación con la terapia familiar han sido corroborados por los estudios.[2] [3]

A la terapia de aversión tradicional, que emplea aversión química o eléctrica[4] [5] se le añadió otra técnica, la terapia de aversión en la imaginación, introducida por Cautela, una técnica que se conoce como sensibilización conversiva.[6] Sensibilización conversiva es una forma de tratamiento que se ha usado con éxito en el tratamiento del alcoholismo, la ludopatía y la delincuencia juvenil. También puede usarse en el tratamiento del tabaquismo donde ha obtenido resultados favorables en comparación a otras técnicas. Kraft y Kraft (2005) evaluaron la sensibilización convertiva en seis clases de tratamientos: para la onicofagia, consumo de cannabis, comedores compulsivos, tabaquismo, adicción al chocolate y alcoholismo.

El psicólogo Martin E.P. Seligman realizó un polémico informe del uso de la terapia de aversión para tratar de cambiar la orientación sexual de los varones homosexuales.[7] En una serie de experimentos realizados en 1966 el proceso pareció inicialmente funcionar, con un 50% de los hombres sometidos a la terapia que dejaron de poner en práctica sus impulsos homosexuales. Estos resultados llevaron a afirmar a Seligman calificar el estudio como un éxito.[7] Aunque el propio Seligman apuntó que las investigaciones posterior demostraron que la mayoría de los hombres que habían sido sometidos a terapia de aversión y habían dejado de practicar relaciones homosexuales en realidad eran bisexual, y que entre los hombres exclusivamente homosexuales la terapia había sido mucho menos efectiva.[8]

La American Psychiatric Association (Asociación psiquiatrica americana) declaró que la terapia de aversión y otras terapias de conversión usadas para modificar la orientación homosexual usada hasta entonces son prácticas dañinas psicológicamente, no avaladas por estudios científicos contrastados y no eficaces.[9] Desde 2006 el uso de la terapia de aversión se considera una violación de los códigos de conducta profesional del la American Psychological Association y la American Psychiatric Association. El uso de la terapia de aversión contra la homosexualidad es ilegal en algunos países. Actualmente en América y Europa el estandar en psicoterapia respecto a los problemas de aceptación de la homosexualidad es la terapia de afirmación.[10

No hay comentarios:

Publicar un comentario