Las plantas fabrican su propio alimento
Las plantas, como los animales, necesitan alimentarse y respirar para crecer y sobrevivir.
La respiración de las plantas es como la de los animales: toman del aire oxígeno y expulsan el gas dióxido de carbono.
La alimentación de las plantas es muy diferente de la de los animales. Las plantas son autótrofas, es decir, no necesitan buscar su alimento como hacen los animales, sino que lo fabrican ellas mismas. Para ello necesitan aire, agua, algunas sustancias, que hay en el suelo y la luz del Sol.
La alimentación de las plantas comprende tres fases: la absorción de agua por la raíz, la fabricación de la savia elaborada y el reparto de la savia elaborada por toda la planta. Estas tres fases del proceso se producen constantemente.
Las plantas absorben el agua del suelo a través de la raíz. Disueltas en el agua que toma la raíz, entran también en la planta otras sustancias que estaban en el suelo. Estas sustancias se llaman sales minerales, y son muy importantes para la alimentación de las plantas.
La mezcla del agua con las sales minerales se llama savia bruta. Para que la planta pueda fabricar su alimento, la savia bruta tiene que llegar a las hojas. El transporte de la savia bruta hasta las hoja se realiza por el tallo, á través de unos tubos muy finos llamados vasos leñosos.
En las hojas se fabrica la savia elaborada
Al llegar a las hojas, la savia bruta se mezcla con el dióxido de carbono que las hojas toman del aire.
En el interior de las hojas, la mezcla de savia bruta y dióxido de carbono sufre muchos cambios y se convierte en savia elaborada.
La savia elaborada es el alimento de la planta.
Para que las plantas transformen la savia bruta en savia elaborada es imprescindible la luz del Sol.
Este proceso de elaboración de alimentos a partir de la savia bruta, por medio de la luz, se llama fotosíntesis. Como producto de la fotosíntesis, las plantas desprenden oxígeno.
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