ANARQUIA
La anarquía, del griego ἀναρχία, anarchía (de ἄναρχος, ánarchos, 'sin dirigente')[1] es la ausencia de Estado o poder público,[2] o la situación política en la que ningún individuo ejerce coacción (poder público o gobierno obligatorio) sobre otros. Desde el punto de vista del anarquismo, la anarquía es aquella forma de agrupación social consistente en la asociación voluntaria y el pacto voluntario[3] -sin coacción-[4] entre personas, y en el rechazo a toda organización y pacto obligatorio, como por ejemplo, cualquier Estado.[5] [6]
Las connotaciones de la palabra varían drásticamente según se considere esta situación: para los anarquistas, la anarquía es la máxima expresión del orden político,[4] un orden libre y deseable; para sus críticos, se trata de un caos a evitar.
Es un sinónimo de acracia. A diferencia de la autarquía, un principio ético y moral filosófico, la anarquía se refiere a una filosofía práctica u orden político.
Cronológicamente, algunas de las anarquías que se han dado a lo largo de la historia:
- Mancomunidad Islandesa,[7]
- Irlanda celta,[cita requerida]
- De existencia discutida,[8] la comunidad de Libertatia. En el marco de una utopía pirata, y en el contexto de la piratería de los siglos XVII y XVIII.
- Quilombo de los Palmares, Brasil siglos XVI y XVII,[9] [10] [11]
- La Whiteway Colony, en el Reino Unido.[12]
- Como resultado de la revolución majnovista de corte anarcocomunista, existió entre enero de 1919 y agosto de 1921 el "Territorio Libre" o "Majnovia" o la "Ucrania anarquista",[13] [14]
- Provincia Libre de Shinmin, Corea, (1929 - 1931),[15
- Anarquía significa sociedad organizada sin autoridad, entendiéndose por autoridad la facultad de imponer la propia voluntad, y no ya el hecho inevitable y benéfico de que quien mejor entienda y sepa hacer una cosa consiga con más facilidad hacer que se acepte su opinión, y sirva de guía, en esa cosa determinada, a aquellos que son menos capaces que él. Para nosotros, la autoridad no sólo no es necesaria para la organización social, sino que, además, vive de ella como parásito, impide su evolución y desarrolla sus ventajas en provecho casi exclusivo de una determinada clase que explota y oprime las demás. Mientras en una colectividad haya armonía de intereses, mientras nadie quiera o disponga de medios para explotar a los demás, no habrá huellas de autoridad; cuando sobrevienen las luchas intestinas y la colectividad se divide en vencedores y vencidos, entonces aparece la autoridad que, por supuesto, queda en manos de los más fuertes y sirve para confirmar, perpetuar y engrandecer su victoria.
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