EL CLIMA

martes, 9 de marzo de 2010

MUJERES CON OFICIO DE HOMBRES













MUJERES CON OFICIOS DE HOMBRES


Empujadas por el desempleo o simplemente deseosas de competir en todos los terrenos, cada vez son más las mujeres que desarrollan tareas y oficios que tradicionalmente estaban reservados a los hombres.

Así, no es raro ver hoy en Buenos Aires mujeres que combinan el lápiz labial con el volante o la pala. Al frente de un colectivo o de un taxi, o atendiendo en una estación de servicio, muchas ocupaciones dejaron de ser puestos vedados para el género femenino.

En algunos casos son lugares buscados y en otros, muchas veces la crisis económica obliga a dejar los prejuicios de lado. "Este es un trabajo totalmente masculino. Levantar capots, medir el aceite... pero es un trabajo y es divertido", reconoció Pilar, una joven de 24 años que atiende en una estación de servicio situada en la avenida Figueroa Alcorta y Echeverría.

Lo que no resulta novedoso, se sabe, es que los que tienen algo para vender asocien su oferta a la figura femenina. Son cada vez más numerosas las empresas que, marketing o campañas de promoción mediante, generan espacios para exhibir caras bonitas y atraer clientes en épocas de vacas flacas.

Con una prenda entera de lycra brillante y adherente, pelo largo y ojos maquillados, una joven rubia le abre la puerta a un hombre que va a cargar combustible en una estación de servicio situada en la avenida 25 de Mayo al 1500, en San Martín. Así funciona en la publicidad y, por eso, nada mejor que llevarlo a la realidad.

"Casi todos los clientes son hombres y ellos están contentos", aseguró Silvina, una de las cuatro playeras de la EG3 de San Martín, mientras ordenaba una fila de cinco autos - todos conducidos por hombres- que aguardaba sobre la calle. Mientras las chicas lucían su uniforme verde flúo, una estación de otra empresa, a 50 metros, permanecía casi desolada: todos sus empleados, hombres y mujeres, vestían pantalón y camisa amplios.

"Antes había señores con panza. Ahora es toda gente joven y mujeres, lo que era casi imposible de ver unos años atrás", evaluó Pilar.

Con la misma estrategia, en las calles del microcentro porteño, las playas de estacionamiento lucen chicas jóvenes con pantalones ajustados y coloridos. "Así logramos que los autos paren, después hay que convencerlos", admitió Julieta, con calzas negras y remerita blanca al cuerpo.

Jocketas, pilotos y árbitros de fútbol que superaron las reticencias iniciales y lograron instalarse en el universo de los deportes masculinos. Lustrabotas, colectiveras, guardas de tren y taxistas, que encontraron una salida laboral en oficios que eran, hasta no hace mucho, privativos de los hombres.

Primero llegaron las meseras, en bares y boliches, y ahora, casi todos los restaurantes de Buenos Aires, en todas las categorías, cambiaron el moño de los uniformes tradicionales por las minifaldas. "Este era un trabajo masculino de hecho, porque tradicionalmente siempre hubo mozos, pero no por lo que hay para hacer", definió Carina, moza en un restaurante de Puerto Madero.

"Hay gente que desconfía de dejar su perro al cuidado de una mujer. Creen que se me van a escapar", se ríe Lucila Noca, que desde hace tres meses pasea cinco perros en el barrio de Palermo.

Según los últimos datos disponibles del Indec, desde la década del 70 se duplicó la cantidad de mujeres que trabajan fuera de su hogar, y hoy alcanza al 50%. Este crecimiento llevó, en parte, a que los rubros en que incursionan sean más diversos.

La incorporación de las mujeres al mercado laboral se hizo notable y los empresarios lo tomaron en cuenta, no sólo por una cuestión de imagen.

Así, la empresa de limpieza Cliba incorporó, a partir de 1999, a 12 mujeres para su servicio de barrido de calles, en la peatonal céntrica de la ciudad de Córdoba. "El mundo cambia y esto es parte de ello", señaló Mónica Ayerbe, una de las barrenderas cordobesas.

Barrer y limpiar

El plan funcionó y ahora Buenos Aires también tiene sus barrenderas: desde el 1º de febrero último, 18 mujeres tienen a su cargo la limpieza de las peatonales Florida y Lavalle, en el microcentro porteño.

Aunque muchas mujeres exhiben con orgullo haber logrado hacerse un lugar entre los hombres, las cifras muestran que todavía queda mucho por recorrer.

Los datos aportados por la Dirección Nacional de la Mujer y la Secretaría de Empleo de la Nación indican que no sólo ha aumentado el número de mujeres que trabajan, sino que la cantidad de jefas de hogar se ha disparado y hoy alcanza al 30% de las mujeres argentinas.

Esto se vio reflejado durante el año último, cuando un total de 160.000 mujeres accedió a los planes Trabajar y a los programas de empleo transitorio de la Secretaría de Empleo de la Nación, y participaron en obras de infraestructura sanitaria, en la reparación de caminos y rutas y en la construcción de viviendas.

Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), las mujeres lograron insertarse en el mercado y hoy representan el 40% de la fuerza de trabajo. Sin embargo, no sólo su tasa de desempleo es superior a la de los hombres, sino que el 60% trabaja en sectores de bajos salarios.

Perspectivas

Felicitas Rodríguez, titular de la Dirección Nacional de la Mujer, consideró que "aunque la mujer ha iniciado un proceso de inserción en el mercado laboral, se encuentra con muchas dificultades: al machismo de la sociedad y la carga extra de las tareas domésticas, que complica la disponibilidad horaria, se les suman las mayores cargas de pobreza que sufre en la actualidad", señaló.

Es que la pauperización femenina en los últimos años es una realidad: el 70 % de los pobres de la Argentina son mujeres.

Aunque los cargos directivos son todavía lugares de difícil acceso para ellas, se estima que en pocos años los profesionales serán en su mayoría mujeres.

"Las mujeres mejor educadas rara vez consiguen romper el llamado techo de cristal, que les impide alcanzar puestos de máximo nivel directivo y profesional. Pero cada vez son más las mejor educadas y las que crean sus propias empresas", sostiene una nueva propuesta de la OIT titulada "Un trabajo decente para las mujeres".

De acuerdo con los datos aportados por el último censo de estudiantes, las mujeres representan el 60% de los estudiantes de la UBA: son el 80% en la carrera de psicología y el 72% en las facultades de Farmacia y Bioquímica, y en Medicina.

En otras profesiones, los datos de los últimos años hacen prever una nivelación entre hombres y mujeres.

"El cupo femenino ya es una realidad en la Cámara de Diputados, donde casi el 30% son mujeres y fue aprobado en Senadores, donde el 50% de las bancas será para ellas a partir de las próximas elecciones", sostuvo Felicitas Rodríguez.

Algunas estructuras empezaron a romperse y todo se hace más flexible. Cada vez más los hombres aceptan que una mujer les revise el auto o les lustre los zapatos, e incluso que sea su jefa.

Así, desde diciembre de 2000, el Ejército Argentino cuenta con mujeres en el escalafón de comando: son 13 subtenientes que en 32 años podrán llegar a ser generales.


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