EL CLIMA

viernes, 22 de enero de 2010

RELACIONES







Peleas habituales. Dificultades sexuales. Rutina y aburrimiento. Relaciones tóxicas. Expectativas diferentes. Conflictos domésticos. Ante estas realidades el día a día de muchas parejas suele oscilar entre el cielo y el abismo, entre avances, retrocesos, contradicciones y claroscuros, que les confunden y les dificultan ver su situación y tomar decisiones.
Hay que decidir qué hacer, y además ¡cuánto antes!. Pero las cosas no suelen estar muy claras. ¿Cuáles son los problemas de fondo que nos afectan? ¿La solución pasa por seguir adelante y corregir el rumbo o no queda más remedio que seguir cada uno su propio camino?.
La salida depende de cada situación. Una de las tácticas más eficaces para aclararse y salir de la disyuntiva consiste en analizar cuidadosamente la realidad que vive aquí y ahora la pareja, en lugar de la que le gustaría tener o la que tuvo alguna vez, señala la experta en conflictos y conciliación, Carmen Retuerce.
Hay que comprobar si la relación significa lo mismo para los dos; puede que para uno la pareja equivalga a estabilidad y comprensión, mientras que para el otro la pareja sea sinónimo de pasión, aventura, vivir al día.
Si no hay intereses u objetivos que se puedan compartir habría que plantearse seguir juntos. Es el caso de los noviazgo eternos, en los que la expectativa de uno de consolidar la relación casándose o viviendo juntos choca con la falta de compromiso del otro.
En cambio, cuestiones como los problemas de comunicación, las desavenencias sexuales, la falta de estímulos y la rutina, con las que tropiezan todas las parejas, pueden resolverse sobre la marcha, sin llegar a la ruptura, según Retuerce.
No obstante, a veces es útil tomar distancia de la situación y mantener una separación temporal para darse un tiempo para pensar si se quiere o nó continuar con la relación y ver las cosas con perspectiva para aclararse y decidir.
Si después de analizar la situación uno de los miembros de la pareja, constata que está con una persona tóxica, hay que abandonar la relación sin mayor pérdida de tiempo que resultará cada vez más perjudicial.
Una persona tóxica es toda aquella que quiere poseer nuestro amor en exclusiva, nos infecta con su negatividad, nos aflige con su actitud o no nos deja crecer, o quien no se muestra contento con nuestros éxitos, pone barreras a nuestros esfuerzos para ser feliz o que como norma habitual, trata de vencernos, disgustarnos, dañarnos o desanimarnos.
De todos modos según Retuerce- antes de dejar el vínculo, hay intentar solucionar los problemas, de lo cual puede salir reforzada la relación.
Si los problemas de pareja se deben a la rutina y aburrimiento, hay que tener presente que después del estado de gracia inicial, o enamoramiento, que dura de 5 meses a 2 años, suelen aparecer la rutina y el tedio. Darse mutuamente pequeñas sorpresas y seguir descubriendo las facetas del otro, pueden ser buenos remedios para la apatía y el desgano.

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