La realeza europea tiembla. Cuando el panorama de las siempre tumultuosas relaciones amorosas de quienes conducen el minúsculo principado de Mónaco parecían haberse estabilizado, todo parece haber vuelto a empezar. Esta vez no se trata ni de Charlotte, Andrea ni Pierre Casiraghi; ni de Stephanie, para quien la edad nunca fue una traba a la hora de generar escándalos; ni de Alberto II, que sigue sin casarse con Charlene Wittstock y –al cierre de esta edición– no sumaba ningún otro hijo extramatrimonial. Esta vez el foco de todos los rumores vuelve a ser Carolina. Según la prensa europea, el matrimonio de una década de la bella primogénita de los príncipes Rainiero y Grace con el alemán Ernst von Hannover (55) está al borde del final. Las señales son, para la prensa de corazón, muchas y clarísimas. La primera: duermen en camas separadas. Aunque difícil de comprobar para cualquier ciudadano común, aseguran los medios que esto se viene dando hace tiempo. El dato quizá más definitivo es que Carolina (52) habría abandonado a principios de septiembre su residencia en Fontainebleu, en el sur de París, para regresar al principado con Alexandra von Hannover, la única hija (10) de este matrimonio. Ernst no iba con ellas. La segunda es una pregunta (que tiene, para muchos, una respuesta obvia): ¿por qué alguien que vive en Francia cambiaría el colegio francés de su hija por otro, a varios kilómetros de distancia, en Mónaco? La tercera: desde hace tiempo ya que no se los ve en ningún evento juntos. La última aparición de la pareja fue, precisan, en junio pasado, en la gala de un evento deportivo, esos que tanto cautivan a los monegascos.
En lo que va de este año, la agenda de la pareja nunca ha coincidido; ni siquiera a principios de septiembre cuando, en Mónaco, se llevó a cabo una ceremonia oficial. Paris Match ha puntualizado que el verano pasado, mientras los días de ella discurrían entre su yate, Pacha III, y su residencia de Saint-Remy-de-Provence; él estuvo en Trípoli, en los festejos por el aniversario de la llegada al poder de Muammar al Gaddafi. Y hasta se animaron a hablar de una tercera en discordia: la revista publicó fotos de Ernst junto a la iraní Mariam Sachs, educada en París, casada desde hace 24 años con Rolf Sachs, hijo del playboy Günter Sachs, madrina de Alexandra e íntima amiga de la pareja las pistas parecen ser más. El matrimonio tampoco fue junto al tradicional Baile de la Cruz Roja. En vista de estas pruebas, la llamada prensa del corazón ha determinado que Carolina y Ernst no están pasando una crisis, de esas comunes y corrientes que atraviesan todas las familias: están separándose, un hecho que haría levantar de la tumba al pobre príncipe Rainiero, que ya lleva cuatro años muerto y que nada bien la pasó en vida con los amoríos de sus hijos. Recientemente, Point de vue, la revista francesa que se especializa en temas de realeza, se animó a ir más allá, al afirmar que la pareja está en las puertas de los juzgados. “Parece el final”, sentenció Point de vue. Los rumores fueron tan fuertes que obligaron al principado a emitir declaraciones al respecto. “Esas informaciones son totalmente inexactas y carentes de fundamento. En general, la prensa está publicando muchas mentiras sobre la princesa”, dijo el servicio de prensa del Palacio. El portavoz no se explayó más que eso. Y, como era de esperar, evitó hacer comentarios sobre la vida de Carolina que nunca fue lo suficientemente privada como Rainiero y Grace hubieran querido.
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