EL CLIMA

lunes, 28 de septiembre de 2009

CHELO ADVIERTE


`Cuando salga van a pagar todos los que me mandaron acá´
El "Chelo" del grupo Green dice desde la cárcel que va a accionar legalmente contra jueces y fiscales.


Desde el último abril, Marcelo “Chelo” Torres, creador del grupo bailantero Green, cambió los recitales en los boliches del conurbano bonaerense por las actuaciones en la iglesia evangélica que se encuentra en el interior de la Unidad Nº 25 de Lisandro Olmos en el partido de La Plata. Es que hace cinco meses el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 6 de Morón lo condenó a tres años y ocho meses de prisión, en una pena unificada, por lesiones y abuso de menores. El viernes 18 por la mañana, Semanario llegó hasta el penal para escuchar la versión del bailantero. En medio de un día lluvioso y de mucho frío el “Chelo” salió a nuestro encuentro acompañado por personal del Servicio Penitenciario Bonaerense. Al atravesar la reja saludó y con un gesto nos pidió que lo acompañáramos hasta el SUM (salón de usos múltiples) donde los internos reciben las visitas. En el interior del salón donde el frío se siente con la misma intensidad que en el exterior, Marcelo Torres comienza a contar su verdad. “Esto es un country, acá uno está muy cómodo, ni siquiera parece una cárcel, es más, acá el que no se porta bien se gana el traslado a otro penal”, dice como tratando de explicar que en la Unidad Nº 25, conocida como la cárcel de los evangelistas, se vive un clima más relajado que en el resto de los penales. Pero el caso del “Chelo” no es común al de los otros internos por dos motivos fundamentales que, dentro de un penal, pueden marcar definitivamente la suerte de cualquier recluso. Uno tiene que ver con su popularidad; el hecho de que sea un cantante de cumbia reconocido le juega a favor ya que la admiración que sienten los otros internos por él le facilita mucho al momento de ganarse el respeto del resto del pabellón. El segundo tiene que ver con la carátula de su causa: abuso de menores; se sabe que los que son condenados por violación no son bien vistos dentro de los penales, y su llegada a un pabellón suele ser una de las más traumática. “Tanto en este penal como en el que estuve antes de que me trasladen (Unidad Nº 39 de Ituzaingó) me trataron muy bien porque todo el mundo sabe que yo me estoy comiendo un garrón (que está preso por una causa armada, según su versión). Hay muchos pibes que son fans míos pero además acá la cosa es muy diferente porque no se vive como en el resto de las cárceles. Nosotros no estamos en celdas sino que dormimos en piezas”, detalla.

Causa y causalidad

En el año 2005 el “Chelo" se fue a vivir a la casa de Hilda Ibáñez y sus tres hijas Daniela, Gabriela y Rocío de 16, 14 y 8 respectivamente, pero en noviembre de 2006 abandonó el lugar junto a Gabriela que estaba embarazada de 8 meses. “Yo primero salía con Daniela pero no éramos novios, ella tenía sus historias y yo las mías. Después me puse de novio con Gabriela y nos fuimos de la casa porque la cosa no daba para más”, empieza a explicar y continúa: “Al año de haberme ido me entero que, según mi suegra, la menor le había contado que yo la había violado, pero los médicos no encontraron ningún tipo de rastros de abuso. Después cambió y dijo que la había manoseado, pero nunca se pudo probar nada”. Sin embargo Marcelo Torres tenía una causa anterior por lesiones culposas. “La otra causa fue porque estaba manipulando un arma con un amigo, se escapó un tiro y le dio a él. La justicia actuó de oficio porque ninguno de los dos hicimos la denuncia. La causa quedó abierta y cuando se juntó con ésta, estaba obligado a cumplir ocho meses de prisión, pero esa parte nadie la contó”, dice indignado, dando a entender que existió un complot de los medios para perjudicarlo. Pero lo cierto es que en la vida de los Torres, la violencia siempre fue un factor decisivo, y el último mes de enero su hermano Javier fue detenido por disparar contra vecinos que estaban apedreando su casa de Villa Caraza, del partido de Lanús, porque lo consideraban responsable de la muerte de un joven de 18 años.

Hoy el Chelo transita sus días tocando temas de música evangélica para pasar el tiempo dentro de la cárcel. Antes de terminar la charla tira la última frase:"Cuando salga, todos los que me la hicieron la van a pagar como lo estoy haciendo yo, con la justicia"

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