EL CLIMA

Mostrando entradas con la etiqueta SOLEDAD. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta SOLEDAD. Mostrar todas las entradas

martes, 12 de octubre de 2010

SOBRE LA SOLEDAD








SOLEDAD



Soledad significa aislamiento o confinamiento, falta de contacto con otras personas.

Puede tener origen en diferentes causas, como la propia elección del individuo, una enfermedad contagiosa, hábitos socialmente inaceptados u otras como la situación social o laboral del individuo.

La soledad durante períodos cortos es a veces valorada como un momento en el que trabajar, pensar o descansar sin ser distraído. Puede también buscarse por privacidad. Por otra parte, la soledad durante períodos más largos suele ser vista como desagradable, causando aislamiento y reclusión, resultado de una incapacidad de establecer relaciones con los demás. Sin embargo, para alguna gente no es algo deprimente: los monjes la ven como una forma de iluminación espiritual.

Debe hacerse una distinción entre la soledad física y mental. Un individuo puede buscar soledad física para eliminar distracciones y concentrarse o meditar más fácilmente. Aun así, no es el fin en sí mismo, y una vez se alcanza suficiente capacidad para ignorar las distracciones, la gente se vuelve menos sensible a las mismas y puede mantener la concentración. Alguna gente muy entrenada (p.e. los monjes budistas) pueden alcanzar altos niveles de concentración a pesar de las circunstancias externas. Dicha gente no desea interacción con el mundo físico: su atención es su mundo, al menos ostensiblemente.

Los síntomas de soledad impuesta frecuentemente incluyen ansiedad, alucinaciones, o incluso distorsiones de la percepción y el tiempo. Los jóvenes suelen adaptarse mejor a la soledad que las personas mayores. Estudios en este campo han sido realizados en la Universidad de McGill en Montreal, Canadá

sábado, 20 de marzo de 2010

LA SOLEDAD






SOLEDAD

De acuerdo al Diccionario de la Lengua Española y al Diccionario de Sinónimos y Antónimos de la Universidad de Oviedo, la palabra soledad tiene tres acepciones:
Carencia de compañía.
Lugar desierto o tierra no habitada.
Pesar y melancolía que se sienten por la ausencia, muerte o pérdida de alguna persona o cosa.
Y hay seis sinónimos para la palabra soledad:
Abandono: Acción y efecto de abandonar o abandonarse.
Aislamiento:
1) 1) Separación de una persona, una población o una cosa, dejándolas solas o incomunicadas.
2) 2) Falta de comunicación, desamparo.
3) Acción y efecto de aislar o aislarse.
Alejamiento de un lugar: Acción y efecto de alejar o alejarse.
Melancolía:
1) Tristeza vaga, profunda, sosegada y permanente.
2) Monomanía en que dominan las afecciones morales tristes.
Pena:
1) Castigo de una falta o delito.
2) Cuidado, aflicción grande.
3) Dolor, tormento corporal,
4) Dificultad, trabajo.
Pesar:
1) Sentimiento o dolor interior.
2) Dicho o hecho que causa disgusto.
3) Arrepentimiento de algo que no debió hacerse o decirse.
Antónimos para la palabra soledad, hay dos:
Alegría:
1) Sentimiento grato y vivo, producido por un motivo placentero, que por lo común se manifiesta con signos externos
2) Persona o cosa que causa alegría.
3) Falta de sensatez.
Compañía:
1) Unión y cercanía entre personas y cosas o estado en el que se encuentran juntas.
2) Persona o personas que acompañan a otra u otras.
3) Sociedad o reunión de varias personas unidas para un mismo fin, generalmente industrial o comercial.
La soledad es un tema recurrente en las manifestaciones culturales, formando parte importante de la experiencia humana. Ha sido un tema de interés psicológico desde la década del '50; desde 1980 comenzó a ser un tema de investigación empírica, motivado por la creación de escalas de medición de la soledad válidas, entre las que se destaca la Escala de Soledad UCLA, creada por Rusell en 1980.
La soledad ha sido relacionada con temas tan importantes como trastornos psiquiátricos, entre los cuales están la depresión, ansiedad, alcoholismo y suicidio. También se relaciona con variables cognitivas, entre las más cuales se pueden mencionar “estilo atribucional”, “auto-conciencia”, “expectativas”; asimismo, se encuentran vinculados a la soledad las “habilidades sociales”, como la “auto-revelación”, “atención personal” y “hostilidad”, entre otras.
Young definió a la soledad como la ausencia o percepción de ausencia de relaciones sociales satisfactorias. Page manifiesta que esta definición enfatiza la importancia de la cognición, emoción y conducta, considerando que la emoción y conducta de los solitarios son comúnmente una función de sus pensamientos y atribuciones, los que se deben comprender para entender su com
Peplau & Perlman definen a la soledad como una respuesta a la discrepancia entre las relaciones interpersonales deseadas y las existentes. Estos autores también señalan características esenciales de la soledad, que son:
Es el resultado de deficiencias en las relaciones sociales.
Representa una experiencia subjetiva (que no necesariamente es sinónimo de aislamiento social, ya que uno puede estar solo sin sentirse solitario o sentirse solo cuando uno está en grupo)
Es desagradable y emocionalmente angustiante.
En otras investigaciones, Peplau & Perlman, concluyen que las características que la mayoría de las investigaciones atribuyen a la soledad son:
A) La soledad es una experiencia aversiva, similar a otros estados afectivos negativos tales como depresión o ansiedad.
B) La soledad refleja una percepción subjetiva del individuo, de deficiencia en su red de relaciones sociales. Esta deficiencia puede ser cuantitativa (sin muchos amigos) o cualitativa (falta de intimidad con otras personas).
La definición usada en la escala de soledad desarrollada por la UCLA, enfatiza componentes cognitivos y emotivos.El aspecto cognitivo es la conclusión personal de que él o ella tienen menos relaciones interpersonales o que las que tienen son menos recientes de lo deseado, y el componente emocional es el tono negativo asociado a esta conclusión, que puede ir desde una incomodidad al sufrimiento intenso.
El concepto de soledad se ha distinguido de otros parecidos como falta de compañía, aislamiento, ser único y distinto (Williams citado en Page, 1991; Koenig Isaacs y Schwartz, 1994); de constructos psicológicos como introversión y / o depresión (Solano et al, 1982) y de constructos psicológicos como alienación (el paciente se siente extraño así mismo) o anomia (incapacidad para reconocer o nombrar objetos) (Solano et al, 1982).
Weiss en 1973 propuso una tipología para la soledad. El plantea que existen dos tipos distintos de soledad: la soledad emocional y la soledad social. La primera consiste en la falta de una relación intensa o relativamente perdurable con otra persona (por ejemplo, en personas recientemente divorciadas o viudas, etc.), estas relaciones pueden ser de tipo romántico o relaciones personales que generen sentimientos de afecto y seguridad. La soledad social involucra la no-pertenencia a un grupo o red social, y pueden tratarse de un grupo de amigos que participen juntos en actividades sociales o de cualquier grupo que proporcione un sentido de pertenencia, basado en el compartir preocupaciones, trabajo y otra actividad .

domingo, 28 de febrero de 2010

AY esa soledad




















La soledad y la desolación


"Nos han enseñado a tener miedo a la libertad; miedo a tomar decisiones, miedo a la soledad. El miedo a la soledad es un gran impedimento en la construcción de la autonomía, porque desde muy pequeñas y toda la vida se nos ha formado en el sentimiento de orfandad; porque se nos ha hecho profundamente dependientes de los demás y se nos ha hecho sentir que la soledad es negativa, alrededor de la cual hay toda clase de mitos. Esta construcción se refuerza con expresiones como las siguientes ¿te vas a quedar solita?, ¿ Por qué tan solitas muchachas?- hasta cuando vamos muchas mujeres juntas-.
La construcción de la relación entre los géneros tiene muchas implicaciones y una de ellas es que las mujeres no estamos hechas para estar solas de los hombres, sino que el sosiego de las mujeres depende de la presencia de los hombres, aún cuando sea como recuerdo.
Esa capacidad construida en las mujeres de crearnos fetiches, guardando recuerdos materiales de los hombres para no sentirnos solas, es parte de lo que tiene que desmontarse. Una clave para hacer este proceso es diferenciar entre soledad y desolación. Estar desoladas es el resultado de sentir una pérdida irreparable. Y en el caso de muchas mujeres, la desolación sobreviene cada vez que nos quedamos solas, cuando alguien no llegó, o cuando llegó más tarde. Podemos sentir la desolación a cada instante.
Otro componente de la desolación y que es parte de la cultura de género de las mujeres es la educación fantástica par la esperanza. A la desolación la acompaña la esperanza: la esperanza de encontrar a alguien que nos quite el sentimiento de desolación.
La soledad puede definirse como el tiempo, el espacio, el estado donde no hay otros que actúan como intermediarios con nosotras mismas. La soledad es un espacio necesario para ejercer los derechos autónomos de la persona y para tener experiencias en las que no participan de manera directa otras personas.
Para enfrentar el miedo a la soledad tenemos que reparar la desolación en las mujeres y la única reparación posible es poner nuestro yo en el centro y convertir la soledad en un estado de bienestar de la persona. Para construir la autonomía necesitamos soledad y requerimos eliminar en la práctica concreta, los múltiples mecanismos que tenemos las mujeres para no estar solas. Demanda mucha disciplina no salir corriendo a ver a la amiga en el momento que nos quedamos solas. La necesidad de contacto personal en estado de dependencia vital es una necesidad de apego. En el caso de las mujeres, para establecer una conexión de fusión con los otros, necesitamos entrar en contacto real, material, simbólico, visual, auditivo o de cualquier otro tipo.
La autonomía pasa por cortar esos cordones umbilicales y para lograrlo se requiere desarrollar la disciplina de no levantar el teléfono cuando se tiene angustia, miedo o una gran alegría porque no se sabe qué hacer con esos sentimientos, porque nos han enseñado que vivir la alegría es contársela a alguien, antes que gozarla. Para las mujeres, el placer existe sólo cuando es compartido porque el yo no legitima la experiencia; porque el yo no existe.
Es por todo esto que necesitamos hacer un conjunto de cambios prácticos en la vida cotidiana. Construimos autonomía cuando dejamos de mantener vínculos de fusión con los otros; cuando la soledad es ese espacio donde pueden pasarnos cosas tan interesantes que nos ponen a pensar. Pensar en soledad es una actividad intelectual distinta que pensar frente a otros.
Uno de los procesos más interesantes del pensamiento es hacer conexiones; conectar lo fragmentario y esto no es posible hacerlo si no es en soledad. Otra cosa que se hace en soledad y que funda la modernidad, es dudar. Cuando pensamos frente a los otros el pensamiento está comprometido con la defensa de nuestras ideas, cuando lo hacemos en soledad, podemos dudar.
Si no dudamos no podemos ser autónomas porque lo que tenemos es pensamiento dogmático. Para ser autónomas necesitamos desarrollar pensamiento crítico, abierto, flexible, en movimiento, que no aspira a construir verdades y esto significa hacer una revolución intelectual en las mujeres.
No hay autonomía sin revolucionar la manera de pensar y el contenido de los pensamientos. Si nos quedamos solas únicamente para pensar en los otros, haremos lo que sabemos hacer muy bien: evocar, rememorar, entrar en estados de nostalgia. El gran cineasta soviético Andrei Tarkovski, en su película "Nostalgia" habla del dolor de lo perdido, de lo pasado, aquello que ya no se tiene. Las mujeres somos expertas en nostalgia y como parte de la cultura romántica se vuelve un atributo del género de las mujeres.
El recordar es una experiencia de la vida, el problema es cuando en soledad usamos ese espacio para traer a los otros a nuestro presente, a nuestro centro, nostálgicamente. Se trata entonces de hacer de la soledad un espacio de desarrollo del pensamiento propio, de la afectividad, del erotismo y sexualidad propias.
En la subjetividad de las mujeres, la omnipotencia, la impotencia y el miedo actúan como diques que impiden desarrollar la autonomía, subjetiva y prácticamente. La autonomía requiere convertir la soledad en un estado placentero, de goce, de creatividad, con posiblidad de pensamiento, de duda, de meditación, de reflexión. Se trata de hacer de la soledad un espacio donde es posible romper el diálogo subjetivo interior con los otros y en el que realizamos fantasías de autonomía, de protagonismo pero de una gran dependencia y donde se dice todo lo que no se hace en la realidad, porque es un diálogo discursivo.
Necesitamos romper ese diálogo interior porque se vuelve sustitutivo de la acción ; porque es una fuga donde no hay realización vicaria de la persona porque lo que hace en la fantasía no lo hace en la práctica, y la persona queda contenta pensando que ya resolvió todo, pero no tiene los recursos reales, ni los desarrolla para salir de la vida subjetiva intrapsíquica al mundo de las relaciones sociales, que es donde se vive la autonomía.
Tenemos que deshacer el monólogo interior. Tenemos que dejar de funcionar con fantasías del tipo: "le digo, me dice, le hago". Se trata más bien de pensar "aquí estoy, qué pienso, qué quiero, hacia dónde, cómo, cuándo y por qué" que son preguntas vitales de la existencia.
La soledad es un recurso metodológico imprescindible para construir la autonomía. Sin soledad no sólo nos quedaremos en la precocidad sino que no desarrollamos las habilidades del yo. La soledad puede ser vivida como metodología, como proceso de vida. Tener momentos temporales de soledad en la vida cotidiana, momentos de aislamiento en relación con otras personas es fundamental. y se requiere disciplina para aislarse sistemáticamente en un proceso de búsqueda del estado de soledad.
Mirada como un estado del ser - la soledad ontológica - la soledad es un hecho presente en nuestra vida desde que nacemos. En el hecho de nacer hay un proceso de autonomía que al mismo tiempo, de inmediato se constituye en un proceso de dependencia. Es posible comprender entonces, que la construcción de género en la mujeres anula algo que al nacer es parte del proceso de vivir. Al crecer en dependencia, por ese proceso de orfandad que se construye en las mujeres, se nos crea una necesidad irremediable de apego a los otros.
El trato social en la vida cotidiana de las mujeres está construido para impedir la soledad. El trato que ideológicamente se da a la soledad y la construcción de género anulan la experiencia positiva de la soledad como parte de la experiencia humana de las mujeres. Convertirnos en sujetas significa asumir que de veras estamos solas: solas en la vida, solas en la existencia. Y asumir esto significa dejar de exigir a los demás que sean nuestros acompañantes en la existencia; dejar de conminar a los demás para que estén y vivan con nosotras.
Una demanda típicamente femenina es que nos "acompañen" pero es un pedido de acompañamiento de alguien que es débil, infantil, carenciada, incapaz de asumir su soledad. En la construcción de la autonomía se trata de reconocer que estamos solas y de construir la separación y distancia entre el yo y los otros."

lunes, 5 de octubre de 2009

ACERCA DE LA SOLEDAD













La soledad es un tema del cual a muy pocas mujeres nos gusta hablar. Ya sea por tener pocas cosas atractivas que contar o porque simplemente nuestra vida se ha estancado y no hemos conseguido lo que algún día soñamos. Más aún si llegamos a cierta edad y no tenemos a alguien de nuestro lado con quien compartir cosas. Precisamente a esta soledad hago referencia, al hecho de encontrarnos en cierto momento de nuestras vidas solas sentimentalmente, a los sentimientos que fluyen con tanta facilidad por el hecho de no tener nuestro corazón palpitando por alguien.
¿ Has sentido la soledad en tu vida? Muchas dirán que sí y ¿quién no la ha sentido?. Es algo inevitable. Estoy segura de que es ineludible sentirse sólo en algún momento y que debemos aprender a controlar ese sentimiento. Solo depende de nosotras mismas si este estado emocional se convierte en amigo o enemigo de nuestro diario vivir. Las mujeres somos muy dadas a girar la vida en torno a los hombres, a pensar que la solución la encontramos cuando llega el “príncipe azul”. Chicas, no necesariamente el tener la figura de novio significa compañía, quizás es una idea equivocada el creer que el estar en pareja nos hace inmunes a la soledad y que ya nunca más estaremos solas. Para empezar he escuchado a muchas amigas casadas quejándose por su soledad, ¿no les parece increíble?. Es en este punto cuando aterrizo y llego a la conclusión que un hombre no me garantiza no sentirme sola como tampoco me ofrece la felicidad absoluta. ¿Estás en una relación y aún así te sientes sola? Muchas mujeres convierten la soledad en un callejón sin salida, en un panorama oscuro en donde no tiene cabida la alegría y por el contrario la amargura, el desanimo, el desinterés personal parecieran ser su prioridad. Para ellas soledad es su peor enemiga y viven renegando a diario. Sus frases más famosas son:
  • “ No amiga gracias, yo de violín jamás”
  • “Yo sola no salgo ni a la esquina”
  • “Hace siglos no salgo a rumbear, ¿pero con quién?.
  • “Para quién me arreglo, no tengo a nadie a quién mostrarle ”

¿Acaso eres una de ella? Si te sientes identificada no importa, al contrario, estarás dando tu primer paso para dejar atrás el síndrome de FOSI (flaca, ojerosa y sin ilusiones). El reconocer nuestros errores es la única forma de quitarnos la venda y ver con claridad el por qué existen las cosas a nuestro alrededor. Te puedo asegurar que nada es en vano y que todo tiene un lado positivo. Igual que las pilas, no funcionarían si toda su carga fuese negativa. Necesariamente debe tener su lado positivo. Con la soledad de no tener pareja pasa lo mismo, si no existiera no tendríamos tiempo para los padres, los hermanos y para disfrutar más a los amigos, para consentir nuestro cuerpo, para encontrarnos con nuestro yo interior. Mira a tu alrededor lo que tienes y lo que te falta por hacer, y encontrarás que si puedes ser feliz estando sola, serás feliz con alguien. Seguramente algunas de estas recomendaciones te ayudarán a controlar las crisis de la soledad:

  1. Tener en cuenta que nuestra situación no es permanente y se puede cambiar
  2. Nunca encerrarse o aislarse del resto del mundo
  3. Procurar aceptarse a uno mismo
  4. No exigirnos demasiado
  5. Admitir que nos sentimos solos, expresarlo, nunca sufrir en silencio
  6. Dedicar tiempo a cuidarse, hacer ejercicio, dieta, mascarillas etc.
  7. Recuperar amigos que hás descuidado
  8. Hacer planes con tus amigas
  9. Desarrollar tu creatividad, aprender alguna actividad.
  10. No intentar ahogar nuestras penas en el alcohol, esto lo que hace es aumentarlas
  11. Cree en ti misma, y en los demás. Claro no esta demás ser precavido.

Si logras superar tus crisis y hacer de soledad tu aliada, estarás a un paso de encontrar el equilibrio emocional ¿cómo ves la soledad en tu vida?