EL CLIMA
jueves, 17 de julio de 2014
¿Sabias que a las estrellas de mar, se les llama asteroideos?
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Los asteroideos(Asteroidea) o estrellas de mar son una clase del filoEchinodermata(equinodermos) de simetría pentarradial, cuerpo aplanado formado por un disco pentagonal con cinco brazos o más. 2 El nombre "estrella de mar" se refiere esencialmente a los miembros de la clase Asteroidea. Sin embargo, en su uso común el nombre es a veces incorrectamente aplicado a los ofiuroideos. La clase Asteroidea se compone de cerca de 1800 especiesexistentes que se distribuyen en todos los océanos del mundo, incluyendo elAtlántico, Pacífico, Índico,Ártico y Antártico. Estrellas de mar se producen en un amplio rango de profundidad, desde la zona intermarealhasta la abisal a profundidades superiores a 6000 m.
Las estrellas de mar forman uno de los grupos de animales marinos más conocidos del fondo marino. Por lo general tienen un disco central y cinco brazos, aunque algunas especies pueden tener muchos brazos más. La superficie aboral o superior puede ser lisa, granular o espinosa, y está cubierta con placas superpuestas. Muchas especies son de colores brillantes en varios tonos de rojo o naranja, mientras que otros son de color azul, gris, o marrón. Tienen pies ambulacrales operados por un sistema hidráulico y una boca en el centro de la superficie oral o inferior. Se alimentan de forma oportunista, depredando sobre todo a invertebrados bentónicos. Varias especies tienen un comportamiento de alimentación especial, incluyendoalimentación por suspensión y adaptaciones para alimentarse de presas específicas. Tienen ciclos de vida complejos y pueden reproducirse tanto sexual como asexualmente. La mayoría tiene la capacidad de regenerar brazos dañados o perdidos. Tienen varias funciones importantes en laecología y la biología. Especies como Pisaster ochraceus llegaron a ser ampliamente conocidas como ejemplos del concepto de las especies clavesen la ecología. La especie tropical Acanthaster planci es un depredador voraz de coral a lo largo de la región del Indo-Pacífico. Otra especies de estrellas de mar, como los miembros de la familia Asterinidae, se utilizan con frecuencia en la biología del desarrollo.
sábado, 23 de junio de 2012
ANEMONAS DE MAR

Las anémonas de mar o actinias (Actiniaria) son un orden de antozoos hexacorales. Son animales sésiles que se fijan al substrato marino, ya sea la arena del fondo o en el caso de las actinias, las rocas. Llegan a medir desde 1.5 cm hasta 2 m de alto.1 Estos pólipos, parecen más bien una colorida planta que un animal propiamente dicho. Hay más de 800 especies
Por ser anthozoa ( etimológicamente, animales flor), se les llama anémonas de mar por su parecido con cierta flor, la anemone. Mientras que su otro nombre, actiniaria, radiadas proviene del griego ακτἰς- aktís, rayo, por su simetría no bilateral, como la de los vertebrados.
Su cuerpo es cílindrico, su extremo basal siendo un disco plano que funciona como pie, el disco pedal y su extremo apical siendo el disco oral, el cual tiene la boca en el centro, y alrededor tentácilos compuestos de cnidocitos, células urticantes provistas de neurotoxinas paralizantes en respuesta al contacto, para evadir enemigos o permitirle ingerir presas más fácilmente hacia la cavidad gastrovascular. Aunque hay ciertos animales inmunes, como el pez payaso.
Utilizan los tentáculos urticantes para capturar pequeños animales que nadan por las inmediaciones. Viven en zonas costeras normalmente expuestas a mareas bajas, pero son especialistas en sobrevivir fuera del agua. Repliegan sus tentáculos y llenan sus cavidades de agua, lo que impide que se sequen cuando quedan expuestas al aire. Se las encuentra en el océano Atlántico y en el mar Mediterráneo.
Las anémonas esticodactilíneas contienen algas simbióticas y se alimentan tanto de los productos de las algas y de las presas que capturan con sus tentáculos, como del alimento que les traen expresamente los peces anémonas. Las especies más populares están dentro de los géneros Radianthus, con largos tentáculos, o Stoichacis y Discosoma, con tentáculos mucho menores, lo que les da cierto aspecto de toalla.
Las anémonas se reproducen por bipartición, por gemación de jóvenes o por reproducción sexual, método que en muchas especies acaba con la incubación de los jóvenes en la cavidad central y su posterior expulsión a su alrededor.El comercio de especies marinas ornamentales, es decir, la extracción de estos organismos de su hábitat para destinarlos a adornar acuarios de gente con escasa conciencia ecológica, se ha expandido notablemente en las últimas décadas, involucrando numerosos países a nivel mundial. A comienzos de los años 1980 el valor estimado de las importaciones de peces e invertebrados marinos se ubicó entre 24–40 millones de dólares por año.3 Actualmente se estima que las importaciones de estos organismos alcanzan un monto de entre 200 a 330 millones de dólares anualmente,4 siendo los Estados Unidos responsables del 80% de las importaciones.5 A pesar de los avances y la expansión de la aguacultura, basada en la captura y cría de las larvas, la mayor parte de los "ornamentos marinos" son recolectados y capturados de la naturaleza, como adultos o juveniles.6 Las anémonas son suceptibles de ser víctimas de la sobreexplotación debido a su larga vida, tasas de crecimiento relativamente lentas, y bajas tasas de reproduccion, en comparación a sus peces residentes, los cuales también se ven afectados debido al hecho de que ellos dependen de determinadas especies de anémonas para su superviviencia. Investigaciones recientes demuestran que la pesca para fines ornamentales impacta significativamente las poblaciones de anémonas y del anemonefish, reduciendo drasticamente las densidades poblacionales de estas especies en áreas de explotación,7 y podría también impactar negativamente a otros muchos organismos que conviven en estrecha relación con ellas, alterando la estructura y la composición de estos ecosistemas y disminuyendo la biodiversidad.
miércoles, 27 de abril de 2011
EN EL FONDO HAY VIDA
FONDO DEL MAR VIDA
Casi el 70% de la superficie del planeta está cubierta por agua, y sin embargo nuestro conocimiento de los grandes fondos marinos por debajo de los 2.000 metros de profundidad es menor del que disponemos sobre la Luna, y la superficie observada es menor a la explorada en Marte.
La profundidades oceánicas son un lugar donde, a diferencia de lo que ocurre en tierra firme, cada día se siguen descubriendo especies nuevas, desde tiburones hasta microbios. Para llamar la atención sobre la riqueza de la biodiversidad marina, la Fundación BBVA ha organizado unos debates sobre este tema, en los que participan algunos de los mayores especialistas del tema. Las jornadas están centradas en los desafíos científicos y tecnológicos planteados por la exploración de las fosas abisales, "un lugar donde viven unas 275.000 especies de organismos marinos", según señaló Philippe Bouchet, profesor del Museo de Historia Natural de Francia. La vida en las grandes profundidades marinas —que representan el 90% del volumen del océano— no se descubrió hasta mediados del siglo XIX, y se observó directamente por primera vez en 1949. Un desconocimiento motivado sobre todo por la dificultad técnica de acceder a un lugar donde no hay luz y la presión es enorme. Sin embargo, estas son zonas que se han revelado como unas de las más ricas del planeta. "Sólo el plancton es el sistema biológico más grande de la Tierra, mucho más importante que la jungla amazónica, con un tamaño 300 veces mayor y donde habitan muchos más organismos de los que lo hacen 'en seco'. "Si el Amazonas fuera el pulmón izquierdo de la Tierra —el más pequeño—, el océano sería el derecho", remarcó el doctor George A. Boxhall, investigador del Museo de Historia Natural de Londres. Las mayores oportunidades para el descubrimiento de nuevas formas de vida se encuentran en hábitats remotos o extremos, como fosas oceánicas, cuevas submarinas, ambientes hipersalinos y anóxicos, fuentes hidrotermales e incluso en esqueletos de ballenas, donde se han encontrado, por ejemplo, unos gusanos marinos ('Osedax') de hasta metro y medio de largo que no tienen ni boca ni estómago, y se alimentan, como los encontrados en las fuentes hidrotermales, de bacterias. Esos sitios serán los que centren la atención de los científicos especializados en la investigación marina, unos lugares 'calientes' que deben reunir dos condiciones para atraer a los expertos: "que existan nuevas especies, y ser hábitats en peligro por la acción del hombre", según Bouchet. Los ecosistemas marinos que corren más peligro son los arrecifes de coral, los bosques manglares y las praderas de angiopermas. En ese fondo abisal, que se extiende desde los 200 metros de profundidad del talud continental hasta las llanuras abisales a entre 4.000 y 6.000 metros, es donde investigadores como la española Eva Ramírez han encontrado ecosistemas muy particulares, capaces de sobrevivir en ausencia de luz, a muchísima presión y en aguas cuyas temperaturas son extremadamente bajas. El problema de este tipo de investigaciones radica en las dificultades técnicas necesarias para llegar hasta el fondo marino. En España no hay ningún robot sumarino de exploración científica, pero no es lo único necesario. A la larguísima 'lista de la compra' se suman cartografías de alta resolución del fondo submarino, instrumentos hidroacústicos, cámaras isotérmicas, etc. Todo ello para investigar unos recursos biológicos de gran importancia para sectores como la industria, las farmacéuticas o la biología molecular. Según Carlos Duarte, profesor del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados, la exploración de los fondos marinos es vital "no sólo para encontrar nuevas especies, sino también porque ahí hemos podido observar nuevos procesos por los que funciona la vida". Una exploración que, según los científicos, llega "con dos décadas" de retraso. "Es cierto que antes no éramos capaces de descender tan abajo, porque no teníamos la tecnología adecuada para hacerlo, pero 40 años después de que el hombre haya puesto un pie en la luna, sólo hemos sido capaces de mandar un brazo robot al fondo marino, ni siquiera lo hemos podido pisar", señaló Duarte. Para este científico, el objetivo de la investigación en el siglo XXI debe estar no en planetas lejanos, como Marte o Venus, "porque el retorno investigador" es muy pequeño, sino en los fondos abisales. "Además, esta exploración es tanto o más excitante que la del espacio, y los desarrollos de biotecnología obtenidos a partir de moléculas y bacterias encontradas en el agua ya están en la mesa de laboratorios farmacéuticos", apuntó. De hecho, un equipo de científicos franceses ha presentado en el marco de las jornadas el descubrimiento de una molécula extraída de las algas pardas capaz de estimular el sistema inmunológico de las plantas. Y otras muchas aplicaciones de estos diminutos seres vivos oceánicos ya están en marcha. "El único obstáculo es nuestra imaginación. Todo lo que pensemos que se puede solucionar con la ayuda de estas nuevas molécuclas y bacterias lo podremos hacer. Sólo hay que seguir investigando ahí abajo", remarcó Duarte.
martes, 25 de enero de 2011
MAR DE LAS PAMPAS
