EL CLIMA

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viernes, 5 de diciembre de 2014

Solidaridad a la francesa



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http://creativecommons.org/licenses/by-nc/4.0/deed.es_ES


Un grupo de parlamentarios franceses ha presentado una propuesta legislativa para que los supermercados y grandes superficies donen a los bancos de alimentos y organizaciones benéficas aquellos alimentos que están próximos a caducar pero que todavía se pueden comer. En el texto de la propuesta se especifica que los supermercados con 1.000 metros cuadrados de superficie deberán donar los productos alimenticios próximos a caducar y no se podrán poner a la venta a un precio rebajado, como hacen algunos centros hasta la fecha.

La donación de alimentos por ley en Francia podría ser una realidad, aunque dado el número de parlamentarios que solicitan esta medida (60), posiblemente se desestime. Los diputados consideran que a pesar de que existe un pacto nacional para reducir el desperdicio de alimentos, es una medida insuficiente y se siguen tirando a la basura grandes cantidades de comida que puede ser consumida. ¿Por qué los diputados se dirigen principalmente a las grandes superficies? Porque consideran que son los que acumulan mayor cantidad de alimentos y los que disponen de la logística adecuada para poder repartir esos alimentos próximos a caducar, algo que sería mucho más complicado para los pequeños comerciantes.


jueves, 29 de noviembre de 2012

¿Sabias que en francia hay una ciudad llamada picardia?





Picardía (en francés: Picardie) es una región de Francia, ubicada al norte del país.
Picardía limita con las regiones francesas del Norte-Paso de Calais, Champaña-Ardenas, Isla de Francia y Alta Normandía. Al noreste limita con Bélgica. Está ocupada, en gran parte, por la llanura picarda de terrenos cretáceos muy nivelados, con un aspecto uniforme y en los que las escasas elevaciones no superan los 200 m únicamente los valles actuales, producto de una erosión reciente, representan un elemento diferente del paisaje con un aspecto de largo corredor rellenado por una espesa capa de turba.
Consta de 3 departamentos:
Aisne (02)
Oise (60)
Somme (80)
Tiene una población de 1.875.000 habitantes.
Amiens es la ciudad principal. El 25 de marzo de 1802 se firmó en esta ciudad el tratado de paz conocido como Tratado de Amiens por el que se puso fin a la guerra entre Gran Bretaña y Francia más sus aliados. El tratado dejó sin solucionar cuestiones muy importantes, por lo que la paz duró tan sólo un año.

martes, 29 de mayo de 2012

NOTRE DAME





La Catedral de Notre-Dame de París (Cathédrale Notre-Dame), situada en IV distrito, es una de las catedrales francesas más antiguas de estilo gótico. Se empezó a construir en el año 1163 y se terminó en el año 1345. Dedicada a María, Madre de Jesucristo (de ahí el nombre Notre-Dame, Nuestra Señora), se sitúa en la pequeña Isla de la Cité en París, Francia, que está rodeada por las aguas del río Sena.
La catedral surge íntimamente ligada a la idea del esplendor gótico, a efecto claro de las necesidades y aspiraciones de la sociedad de la época, a un nuevo enfoque de la catedral como edificio de contacto y ascenso espiritual. La arquitectura gótica es un instrumento poderoso en el seno de una sociedad que ve, en el inicio del siglo XI, transformarse la vida urbana a un ritmo acelerado. La ciudad resurge con una extrema importancia en el campo político, en el campo económico (espejo de las crecientes relaciones comerciales), ascendiendo también, por su lado, la burguesía adinerada y la influencia del clero urbano. El resultado de esto es una sustitución también de las necesidades de construcción religiosa fuera de las ciudades, en las comunidades monárquicas rurales, por el nuevo símbolo de la prosperidad urbana, la catedral gótica. Y como repuesta a la búsqueda de una nueva dignidad creciente en el seno de Francia, surge la Catedral de Notre-Dame de París.
Destaca particularmente su magnífico órgano Cavaille-Coll, siendo la plaza de organista titular de Nôtre-Dame uno de los más altos honores a los que puede aspirar un organista. Esta plaza fue ocupada por el genial organista y compositor francés Louis Vierne entre los años 1900 y 1937, época que se recuerda como la del mayor esplendor de la catedral como centro artístico y musical.Pese a la poca calidad constructiva del subsuelo, esta ubicación posee un sólido historial dedicado al culto religioso. Los celtas habían celebrado aquí sus ceremonias donde, más tarde, los romanos erigirían un templo de devoción al dios Júpiter. También en este local existió la primera iglesia cristiana en París, la Basílica de Saint-Etienne, proyectada por Childeberto I alrededor del 528 d. C. En sustitución de esta obra surge una iglesia románica que permanecerá hasta 1163, cuando comienza la construcción de la catedral actual.
Ya en 1160, y en resultado del ascenso centralizador de París, el Obispo Maurice de Sully considera la presente iglesia (de San Esteban) poco digna de los nuevos valores y la manda demoler. El gótico inicial, con sus innovaciones técnicas que permiten formas hasta entonces imposibles, es la respuesta a la demanda de un nuevo concepto de prestigio en el dominio citadino. Durante el reinado de Luis VII, y bajo su apoyo, este proyecto es bendecido financieramente por todas las clases sociales con interés en la creación del símbolo de su nuevo poder. Así, y teniendo en cuenta la grandeza del proyecto, el programa siguió velozmente y sin interrupciones que pudieran ocurrir por falta de medios económicos (algo común, en la época, en construcciones de gran envergadura). La construcción se inicia en 1163 reflejando algunos trazos conductores de la abadía de Saint Denis, subsistiendo aún dudas en cuanto a la identidad de quien habría «colocado» la primera piedra, el Obispo Maurice de Sully o el Papa Alejandro III. A lo largo del proceso (la construcción, incluyendo modificaciones, duró hasta mediados del siglo XIV) fueron varios los arquitectos que participaron en el proyecto, esclareciendo este factor las diferencias estilísticas presentes en el edificio.


Vista desde el este.
En 1182 el coro ya prestaba servicios religiosos y, durante la transición entre los siglos, está la nave terminada. Al inicio del siglo XIII arrancan las obras de la fachada oeste con sus dos torres, extendiéndose a mediados del mismo siglo. Los brazos del transepto (de orientación norte-sur) son trabajados de 1250 a 1267 con supervisión de Jean de Chelles y Pierre de Montreuil. Simultáneamente se levantan otras catedrales a su alrededor en un estilo más avanzado dentro del gótico; la Catedral de Chartres, la Catedral de Reims y la Catedral de Amiens.
La catedral fue restaurada por Eugène Viollet-le-Duc y Jean-Baptiste-Antoine Lassus (1846), aunque Lassus muere y Viollet toma el mando. Entre las modificaciones que se hicieron están: la inserción de gabletes en las ventanas, el rosetón sur es inventado por él, cambia la piedra de los arbotantes por piedra nueva, reconstruye todas las capillas interiores y altares, en la fachada, coloca estatuas nuevas en la Galería de los Reyes y como faltan algunas cabezas en estatuas las copia de catedrales cercanas (incluso hay algunas que son retrato de Viollet) de igual manera, al haber una fascinación hacia lo gótico (a pesar de que antes era profundamente despreciado y su nombre surgir de manera despectiva) en el siglo XIX (neogótico) se le añaden a la catedral numerosas gárgolas que se encuentran más a la vista del espectador pues las originales se encuentran en los puntos más altos de la misma donde el acceso visual es prácticamente imposible. Además de todo esto planeó un aislamiento de la catedral derribando todos los edificios de los alrededores.

Funciones de la catedral

La catedral fue, a finales del siglo XVII, durante el reinado de Luis XIV, escenario de alteraciones sustanciales principalmente en la zona este, en la que túmulos y vidrieras fueron destruidas para ser sustituidas por elementos más al gusto del estilo artístico de la época, el Barroco. Así, entre 1630 y 1707, el gremio de orfebres de París encargó un cuadro al año, a artistas como Laurent de La Hyre y Sébastien Bourdon. Se reunieron 77 pinturas de gran formato, que luego se dispersaron. En fecha más reciente, regresó al templo una docena de dichas obras.
En 1793, durante la Revolución francesa, más elementos de la catedral fueron destruidos y muchos de sus tesoros robados, acabando el espacio en sí por servir de almacén para alimentos.
En 1804 Napoleón Bonaparte se corona a sí mismo emperador en la catedral.
Con el florecer de la época romántica, la catedral se ve con otros ojos y la filosofía se vuelca hacia el pasado, enalteciendo y mistificando en un aura poética y etérea la historia de otras épocas y su expresión artística. Bajo esta nueva luz del pensamiento se inicia un programa de restauración de la catedral en 1844, liderado por los arquitectos Eugène Viollet-le-Duc y Jean-Baptiste-Antoine Lassus, que se extendió por veintitrés años.


Interior de la catedral.
En 1871, con el corto ascenso de la Comuna de París, la catedral se vuelve nuevamente telón de fondo a las turbulencias sociales, durante las cuales se cree haber sido casi incendiada. En 1965, como consecuencia de excavaciones para la construcción de un parking subterráneo en la plaza de la catedral, fueron descubiertas catacumbas que revelaron ruinas romanas, de la catedral merovingia del siglo VI y de habitaciones medievales. Ya más próximo a la actualidad, en 1991, fue iniciado otro proyecto de restauración y mantenimiento de la catedral que fue previsto para que durase diez años.

La literatura y la fama

Durante el espíritu del Romanticismo, Víctor Hugo, escribió, en 1831, el romance Nuestra Señora de París. Situando los acontecimientos en la catedral durante la Edad Media, la historia trata de Quasimodo, que se enamora de una gitana de nombre Esmeralda. La ilustración poética del monumento abre puertas a un nuevo deseo de conocimiento de la arquitectura del pasado y, principalmente, de la Catedral de Notre-Dame de París.
Y la catedral no era sólo su compañera, era el universo; mejor dicho, era la Naturaleza en sí misma. Él nunca soñó que había otros setos que las vidrieras en continua floración; otra sombra que la del follaje de piedra siempre en ciernes, lleno de pájaros en los matorrales de los capiteles sajones; otras montañas que las colosales torres de la iglesia; u otros océanos que París rugiendo bajo sus pies.
Víctor Hugo, Nuestra Señora de París, 1831.

jueves, 5 de enero de 2012

HUMOR GRAFICO FRANCES





IMAGEANDART

El humor gráfico francés está enraizado con el de los grandes autores clásicos, como François Rabelais (1483-1553), estudiante errático, monje franciscano y benedictino, después médico y creador de Gargantúa y Pantagruel.

Por supuesto, tiené otro gran padre literario: Moliere, el autor de clásicos del teatro como El avaro, El enfermo imaginario y Tartufo. En el campo del arte visual, ellos fueron acompañados por pintores y grabadores como Honore Daumier (1808-1879) o Grandville (1803-1843), en los que lo humorístico tuvo un espacio privilegiado. Por su enorme producción y su originalidad, el humor francés es inevitable en cualquier reseña. Puede ir desde lo amargo y lo violento -como en las imaginerías populares y las feroces sátiras de las caricaturas en tiempo de la Revolución Francesa- hasta el refinamiento de los contemporáneos, como el alsaciano T. Ungerer, Roland Topor, Sine o Claude Serre; llegando a la sutileza de un André François o a la ternura de un Sempé. Los grabados de la imaginería popular empezaron a circular a mediados del siglo XV por medio de los comerciantes viajeros. Tenía una gran difusión, igual que la venta de almanaques y canards, rudimentarios ancestros de las revistas de hoy, destinados a informar con ácida gracia los sucesos políticos del momento.

En esos canards comenzaron a publicarse las primeras imágenes satíricas (anónimas, la mayoría de las veces) del Mundo al Revés. De ellas a la caricatura revolucionaria (y contrarevolucionaria) había un corto paso. En el curso de sólo tres años (1789-1792) se puede contar aún con más de 600 de estos grabados. Había que reír, reír de los monjes, de Ios aristócratas, del rey derrocado transformado en cerdo.

Papeles invertidos en los popularísímos panfletos de la serie del Mundo al Revés. Además de sables, arcabuces y guillotinas, los que hicieron la Revolución echaron mano de otra arma mortífera: la sátira. En tres años clave -de 1789 a 1792- miles de caricaturas y chistes gráficos vieron la luz.

Los blancos preferidos eran, por cierto, el rey, la nobleza y el clero, pero también había contraataques de la aristocracia.

Además de herir, los dibujos tenían, en ocasiones, enorme calidad y un estilo sorpresivamente actual.

Todas estas caricaturas, hechas con un estilo alegórico y grotesco, ofrecían un comentario inmediato caliente y definitivamente revolucionario. Había que reír, reírse mucho de los enemigos y un poco también de uno mismo. "Yo creo en la alegría que, lejos de molestar las operaciones que deben asegurar nuestra libertad, servirá, por el contrario, para mantener cada uno sus deberes, servirá para desatar intrigas, para prevenir las pretensiones de orgullosos y, sobre todo, para castigar a los malos ciudadanos, mostrando de una manera irónica su torpedad y su bajeza", decía un panfleto ilustrado de enero de 1790.Este humor francés hecho de observación y fantasía Va a encontrar en el excelente Grandville (Jean-Ignace Isidore Gerard) a un exponente superlativo. Nacido el 15 de septiembre de 1803, Grandville publicó las Cuatro estaciones de la vida humana, seguidas por Viaje a la eternidad y La metamoifosis del día, grandes clásicos del humor que tuvieron un éxito enorme y que siempre incluían, entre líneas, castigos morales para los capitostes de la época. En esos grabados-, cada personaje tenía la cabeza o la vestimenta del animal que llevaba dentro. En 1830, Grandville fundó, junto con Pilliphon, la revista satírica Chiavari, y colaboró en otras de las muchas de su tiempo: La Silhouette, La Caricature, L'Album Cosmopolite, La Illustration y el Paris Comiqúe. En 1848 apareció la Revue Comique, fundada por Felix Tournachon, más conocido por su seudónimo: Nadar. Gran caricaturista, escritor, pionero de la aeronáutica. Sin duda es en la historia de la fotografía donde ha quedado su nombre de forma más particular. Nadar publicó una obra maestra del humor gráfico: La vida pública y privada de Mossieu Reac.

Poco después, Cristophe (GeorgesColomb, 1856-1915) publica La familia Fenouillar, una de las primeras historietas cómicas del mundo, al mismo tiempo que un compatriota suyo, Lumiere, presentaba el cinematógrafo.

Enseguida, otro hito el extraordinario dibujante J. P. Pinchon daba vida a un simpático personaje de la Bretaña folklórica, que todavía goza de buena salud: Becassine. En 1903 comienza a salir el Canard Sauvage, de Edmond Chatenay, que marcará el paso de los caricaturistas de la belle époque. En sus páginas estarán artistas de la talla de Steilen, Kupka, Valloton, Caran D'Ache, Pissarro, y se podrá disfrutar de las crónicas de Alfred Jarry (Ubú Rey), Tristan Bemard, Octave Miraveau y Charles Louis Phillipe.
Mas adelante,en L'Epatant debutaron los mitológicos Pieds Nikeles, mezcla de Raymond Queneau y Louis Ferdinand Celine, dieron paso a cada vez más renombrados humoristas, cómo Marcel Aimé, René Clair y Jacques Tati. En los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, revistas serias -como Paris Match o Le Nouvel Observateur- comenzaron a dar espacio a los más notables humoristas gráficos de la época: Chaval y Jean Maurice Bosc.


viernes, 27 de agosto de 2010

LA MARSELLESA

























LA MARSELLESA

La Marsellesa (en francés, La Marseillaise) es el himno nacional de Francia, oficialmente desde el 14 de julio de 1795. Fue escrito en 1792 por Rouget de Lisle. Fue prohibido durante el Imperio y la Restauración. Vuelve a ser el himno nacional desde la III República. Durante 1940-1945 fue nuevamente prohibido, y su canto era considerado como un elemento de resistencia a la ocupación alemana y al gobierno colaboracionista de Vichy.

El 20 de abril de 1792 se proclamó en París la declaración de guerra contra Austria. Cuando el alcalde de Estrasburgo, supo la noticia, invitó a cenar a su casa a un grupo de oficiales, en la noche del 24 del mismo mes. En este grupo de oficiales se encontraba Claude-Joseph Rouget de Lisle, capitán de ingenieros de la guarnición de Estrasburgo. En esa reunión, el alcalde le pidió que creara un himno patriótico para el acontecimiento que celebraban. Rouget de Lisle compuso dicho himno y le dio el título de Chant de guerre pour l'armée du Rhin (Canto de guerra para el ejército del Rin) y se lo dedicó al Mariscal Luckner[1]

El 22 de junio, un futuro general del ejército de Egipto llamado François Mireur, apenas titulado de la facultad de medicina de Montpellier, se encontraba en Marsella encargado de preparar la marcha de los voluntarios de Montpellier y de Marsella. Había oído el himno en Montpellier durante funerales oficiales y lo presentó a su gente con el título de Chant de guerre aux armées des frontières (Canto de guerra para los ejércitos de las fronteras). La tropa de los obligados lo aprendió y lo usaron como canción de marcha. Y así entraron en París el 30 de julio de 1792, entonando marcialmente el himno compuesto tres meses atrás por Rouget de Lisle. Los parisinos los acogieron con gran entusiasmo y bautizaron el cántico como La Marsellesa.

Durante la Primera República, la Marsellesa fue un himno muy popular entre soldados y civiles. En el tiempo de los dos Imperios, la Restauración y la Segunda República, fue ligeramente olvidado. En la Tercera República recuperó el protagonismo y fue interpretado por las bandas militares en todos los actos oficiales. En el siglo XX, el Gobierno de la Francia liberada le otorgó una especial importancia junto con el himno oficioso llamado "Le Chant des Partisans".

Hasta que finalmente en la Constitución del 4 de octubre de 1958, fue instituida la Marsellesa como himno nacional.

La Marsellesa exaltaba desde sus comienzos el ánimo patriótico, hasta tal punto que Napoleón Bonaparte dijo en una ocasión: «Esta música nos ahorrará muchos cañones».

El 24 de enero de 2003, se aprobó la Ley de Programación para la Seguridad Interior (Lopsi), propuesta por Nicolas Sarkozy, que creaba el delito de ultraje a la bandera y al himno nacional franceses, sancionándolos con penas de hasta seis meses de prisión y 7.500 euros de multa. Algunas asociaciones y ciudadanos protestaron, considerando esta ley un atentado a la libertad de expresión. El Consejo Constitucional de Francia limitó las posibilidades de aplicación de la ley, los actos dentro de un círculo privado, y los actos realizados en manifestaciones no organizadas por las autoridades públicas o no reglamentadas por ellas.

Debido al alto desconocimiento del himno entre muchos jóvenes franceses, la ley Fillon para la reforma de la educación adoptada en marzo de 2005, incluye la obligación del aprendizaje de la Marsellesa en la educación infantil y primaria.