EL CLIMA

sábado, 13 de mayo de 2017

EN SABADO TAMBIEN APRENDEMOS

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En realidad, no se sabe bien quien fue el inventor original del astrolabio, algunas obras del astrónomo y matemático griego Claudio Ptolomeo, como el Almagesto, ya describen en el siglo II su construcción y fueron utilizadas por otros matemáticos posteriores como Hipatia de Alejandría para mejorar sus cálculos. Se sabe que Hipatia trabajó con su padre, el astrónomo Teón, para hacer correcciones en el Almagesto de Ptolomeo y construir un astrolabio. También sabemos que Hiparco de Nicea ya construía astrolabios antes que Ptolomeo e Hipatia.[cita requerida] El astrolabio más antiguo que se conserva en la actualidad fue construido por el astrónomo persa Nastulus hacia el año 927 y se conserva en el Museo Nacional de Kuwait.  En el siglo VIII ya era ampliamente conocido en el mundo islámico. A Europa llega en el siglo XII a través de la España musulmana.




El zen es una escuela del budismo mahāyāna.
La palabra zen es la abreviación de zenna que es la pronunciación en japonés de la palabra china 禪那 chánnà, que a su vez deriva de la palabra sánscrita ध्यान dhiana, que significa ‘meditación’. Cabe destacar que el maestro japonés Daisetsu Teitaro Suzuki iguala el dhyāna con el zazen1 (en chino 坐禅 zuòchán, ‘meditación sentado’).
Apartándose del conocimiento teórico o intelectual, el zen busca la experiencia de la sabiduría más allá del discurso racional.2 Las enseñanzas de zen incluyen varias fuentes del pensamiento mahāyāna, incluyendo la literatura Prajñá-paramitá como el Prajñāpāramitā-sūtra y las enseñanzas de Yogachara y de la escuela Tathagatagarbha.

El zen emergió desde distintas escuelas budistas y fue registrado primero en China en el siglo VII, luego se dispersó hacia el sur a Vietnam y al este a Corea y Japón. 
En los orígenes del rosario católico se entrelazan tradiciones antiguas de la oración del Oriente y del Occidente cristianos. El rosario tiene sus raíces en el siglo IX, cuando el modo de honrar a María (madre de Jesús) en Oriente comienza a ser conocido en Occidente. Se trata de la repetición de aclamaciones y alabanzas que aparecen en el Evangelio de Lucas (el saludo del ángel Gabriel a María en Lc 1, 26-28; y el saludo de Isabel a María en Lucas 1, 42) hasta conformar el avemaría junto con un rico conjunto de himnos y oraciones propias de las liturgias orientales. Entre las influencias más destacadas se encuentra la traducción al latín del Akáthistos a la madre de Dios, un himno de la liturgia oriental griega de finales del siglo VI que medita sobre el misterio de la maternidad divina de María.
André Duval citó a Thomas Esser, quien refirió la existencia de un manuscrito de 1501 conservado en la biblioteca de Múnich, en el que se indica que el rosario tuvo su origen primero en la Orden de San Benito, y que posteriormente se consolidó por obra de la Orden de los Cartujos, y se expandió por acción de los dominicos. En los monasterios se solían recitar los 150 salmos (el salterio de David, ya recitado por los judíos)
Durante el período Kofun (250 - 530), la clase aristocrática estaba constituida por guerreros a caballo, los cuales eran enterrados junto con sus armas, armaduras, espejos de bronce y joyas en túmulos que generalmente solían tener la forma de un ojo de cerradura. Estos sepulcros eran conocidos como kofun (古墳? lit. «tumba antigua» o «túmulo antiguo»). Era común depositar además estatuillas de barro con formas de sirvientes, animales y soldados. Estas figurillas eran conocidas como haniwa (埴輪?) y con ellas se reemplazaban los sacrificios humanos. Del estudio de los haniwa encontrados, se puede deducir que estos aristócratas son los antepasados directos de los que más adelante serán conocidos como samuráis, término que no fue acuñado oficialmente para referirse a la clase guerrera de élite sino hasta el siglo XII.
Durante este periodo, Japón estuvo íntimamente relacionado con las situaciones bélicas en Corea y China. Durante el año 400, un ejército de infantería acudió en auxilio del reino de Paekche, pero sufrieron una gran derrota a manos de la caballería del reino de Koguryo. Esto les hizo recapacitar seriamente sobre la forma en que desarrollaban sus tácticas de guerra. Aunque en Japón ya se utilizaban los caballos para labores en el campo, el adiestramiento de estos animales para la guerra se intensificó, así como la capacitación de los jinetes. En el año 553, Paekche buscó nuevamente el apoyo de tropas japonesas, pero solicitaron arqueros y caballería, muestra de la importancia que jugaron estos elementos en las guerras de la época.
La creatina fue descubierta en 1832 por el químico francés Michel Eugène Chevreul. En 1847, Lieberg concluyó que su acumulación en el cuerpo está directamente involucrada en la producción de trabajo muscular; la investigación la realizó analizando el contenido de creatina en músculos de zorros salvajes y comparándolos con el contenido de creatina de los zorros domésticos, comprobando que había 10 veces más en los que vivían activos que los que eran poco activos. No se sabe a ciencia cierta, pero quizás fueran los atletas de la Unión Soviética los primeros en emplear la creatina como suplemento en el deporte en la década de 1960. Los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 fueron denominados los "creatine games" ("juegos de la creatina") debido a la gran cantidad de medallas logradas. A pesar de ello, la creatina no figura entre las sustancias prohibidas por el Comité Olímpico Internacional, pero son muchas las voces que ponen en duda su empleo tachándolo de poco ético.
El atascaburras (a veces denominado como ajo mortero o ajo arriero) es un plato castellano típico del invierno albaceteño o la Serranía de Cuenca, preferentemente cuando nieva. Es un plato tradicional de lugares fríos, que se suele comer cuando caen las primeras nieves de invierno; incluso se dice que para que salga bien bueno, debe usarse nieve derretida para cocerlo. Las exquisitas y pequeñas nueces de la sierra se añaden para adornar y completar un plato nutritivo. Dicen los lugareños que como casi todos los platos de campo, es mejor no usar platos y comer directamente del mortero.
Cuentan que sus creadores fueron dos pastores que se quedaron aislados tras una nevada, y que sin otra posibilidad que añadir a un cocido nada más que unas patatas y unas espinas de bacalao, al ver que no era consistente vertieron el aceite de oliva y lo machacaron fuertemente para evitar las durezas de las espinas del bacalao. Tras comerlo dijeron a la comunidad que es una comida que "harta hasta las burras" y se dice que de ahí le viene el nombre. Se saben referencias escritas del plato desde el siglo XVII. Cuando un burro se queda atascado en el barro Manchego (muy arcilloso) al meter y sacar las patas, se produce un sonido muy parecido al que se produce al mezclar en el mortero las patatas, el ajo y el bacalao. De ahí el nombre.

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