EL CLIMA

jueves, 11 de mayo de 2017

CARAVANA QUEREMOS CURIOSEAR

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Algunas teologías del Infierno ofrecen detalles gráficos y siniestros (por ejemplo, el Naraka del budismo, uno de los seis reinos del samsara). Las religiones con una historia divina lineal a menudo conciben el Infierno como infinito (por ejemplo, las creencias del cristianismo), en cambio las religiones con una historia cíclica suelen mostrar el Infierno como un período intermediario entre la reencarnación (por ejemplo, el Diyu, reino de los muertos de la mitología china). El castigo en el Infierno habitualmente corresponde a los pecados cometidos en vida. A veces se hacen distinciones específicas, con almas condenadas sufriendo por cada mal cometido (ver como ejemplo el Mito de Er de Platón o el poema de La Divina Comedia de Dante Alighieri), mientras que otras veces el castigo es general, con pecadores siendo relegados a una o más cámaras del Infierno o niveles de sufrimiento (por ejemplo, según Agustín de Hipona los niños no bautizados, aunque privados del Cielo, sufrían menos en el Infierno que los adultos no bautizados). En el islam y el cristianismo, de todas maneras, la fe y el arrepentimiento tienen mayor importancia que las acciones en determinar el destino del alma después de la muerte.

El Infierno es usualmente imaginado como poblado por demonios, quienes atormentan a los condenados. Muchos son gobernados por un rey de la muerte:

Nergal (dios sumerio-babilonio, señor de los muertos)
Iama (dios benigno en el hinduismo)

Satanás (entidad que representa la encarnación suprema del Mal).



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Un atrapasueños o cazador de sueños es un adminículo hecho a mano, cuya base es un aro fabricado tradicionalmente con madera de sauce, con una red en su interior y decorado con diversos objetos (comúnmente plumas). Según la creencia popular, su función consiste en filtrar los sueños de las personas, dejando pasar solo los sueños y visiones positivas; los sueños que no recuerdas son los que bajan lentamente por las plumas. Las pesadillas se quedan atrapadas en la cuenta (piedra) y a la mañana siguiente se queman con la luz del día para que no se cumplan.
Los atrapasueños se originaron en la nación nativa norteamericana de Ojibwa. Tradicionalmente, los Ojibwa construían los atrapasueños atando hebras vegetales teñidas de rojo en el interior de una argolla circular o con forma de lágrima de madera, resultando una red similar a una telaraña. El atrapasueños, colgado sobre la cabecera de la cama, se usaba como hechizo para proteger a los niños de las pesadillas y de las visiones malignas. Los Ojibwa creían que un atrapasueños filtraba los sueños de las personas, de manera que los buenos sueños pasaban por el centro hacia la persona que duerme mientras que los malos eran capturados por la malla y se desvanecían con el primer rayo de luz del amanecer.

Durante el movimiento panindio en la década de los 60 y 70 fueron adoptados por los indígenas norteamericanos de diferentes pueblos e incluso considerados como un símbolo de identificación cultural; sin embargo, otros nativos los consideran objetos chabacanos, fabricados con objetivos comerciales sin consciencia sobre su funcionamiento. Los atrapasueños han llegado a ser objetos populares en todo el mundo.

Josafat es un nombre hebreo, que significa «Yahveh juzga», que puede designar a varios personajes históricos y literarios y un valle en Israel, estos son:

Personajes bíblicos (en la Biblia aparecen hasta seis personajes con este nombre, destacando estos tres):
Josafat, cuarto rey de Judá.
Josafat, hijo de Ajilud, portavoz de David y Salomón.
Josafat, hijo de Paruaj, uno de los doce gobernadores de Salomón, cargo que hereda de su padre.
Santos católicos:
Josafat, legendario príncipe y santo católico de la India que aparece en la leyenda de Barlaam y Josafat.

Una bendición es la expresión de un deseo benigno dirigido hacia una persona o grupo de ellas que, en virtud del poder mágico del lenguaje, se espera que ayude a lograr que ese deseo se cumpla. Gramaticalmente, se trata de oraciones con modalidad desiderativa (lo mismo que su contrario, las maldiciones). Así, son bendiciones típicas Que Dios te guarde o Que te vaya bonito.


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Las bendiciones tienen un papel destacado en las creencias populares de muchos pueblos, así como en sus mitos y leyendas. En especial, tiene gran importancia la bendición que un padre o una madre dirigen a sus hijos. En la Biblia, se cuenta cómo Jacob engaña a su padre ciego, Isaac, para obtener de él la bendición paterna, que Isaac deseaba dar al primogénito, Esaú. La bendición dice así: Dios te dé del rocío del cielo y de lo más preciado de la tierra: trigo y vino en abundancia. Que los pueblos te sirvan, y las naciones se postren ante ti. Sé señor de tus hermanos, y póstrense ante ti los hijos de tu madre. Sean malditos los que te maldigan, y benditos los que te bendigan (Génesis 27:28-29).


Hallamos también bendiciones en la lírica tradicional (como la canción sefardí Buena semana nos dé Dio / alegres y sanos) e incluso en la música pop, con ejemplos como Forever Young de Bob Dylan, bendición dirigida a sus hijos (May you stay forever young), o el canto que cierra A Very Cellular Song, de la Incredible String Band


Alejandro Magno conquistó el Imperio aqueménida en un breve espacio de tiempo y murió joven, dejando un extenso imperio parcialmente helenizado sin un heredero adulto. El imperio se puso bajo la autoridad de un regente en la persona de Pérdicas en 323 a. C., y los territorios fueron divididos entre los generales de Alejandro, quienes se convirtieron en sátrapas por la Partición de Babilonia.


Los generales de Alejandro se enfrentaron por su supremacía sobre partes del Imperio, y Ptolomeo, uno de los generales y sátrapa de Egipto, fue el primer desafío al nuevo gobierno, lo que llevó a la desaparición de Pérdicas. Su rebelión condujo a una nueva partición del imperio en el Pacto de Triparadiso en 320 a. C. Seleuco, que había sido el "comandante en jefe del campamento" de Pérdicas desde 323 a. C., colaboró más tarde en su asesinato, recibiendo Babilonia en 312 a. C., y desde aquel punto continuó ampliando sus dominios sin piedad. Seleuco se estableció en Babilonia ese mismo año, tomándose esa fecha como la de la fundación del Imperio seléucida. Y no solo se hizo con Babilonia, sino también recibió toda la enorme parte oriental del Imperio alejandrino.

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